martes, 24 de enero de 2017

Historia - Imperios

Imperio español - compañias privilegiadas

La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas1 fue una sociedad mercantil legalmente constituida el 25 de septiembre de 17282 en virtud de una Real cédula del rey Felipe V2concedida a comerciantes vascos, principalmente de la provincia de Guipúzcoa, y que operó en Venezuela3 desde 1730 hasta 1785, teniendo gran influencia en el desarrollo económico, social y político de la colonia.
El contrato contemplaba que la empresa fuese la única autorizada tanto a la importación y comercialización de toda clase de mercancías europeas en la provincia de Venezuela como a la fijación de precios y compra de los bienes producidos en Venezuela y su comercialización en España. Luego de abastecida la provincia de Venezuela, la compañía podía comerciar con las provincias de CumanáMargarita y Trinidad. Estaba facultada para llegar indistintamente a los puertos de La Guaira o Puerto Cabello, pero en España debía partir de San Sebastián (capital de Guipúzcoa) y de regreso atracar en Cádiz.
La antigua sede de la Compañía en Venezuela, un hermoso edificio con techo a dos aguas con un pequeño patio interno, típico ejemplo arquitectónico del País Vasco, es en la actualidad un museo. Se encuentra en el puerto venezolano de La Guaira, cercano a Caracas. Afortunadamente, esta reliquia histórica no resultó deteriorada durante las inundaciones ocurridas en el Estado Vargas en diciembre de 1999.

Origen

Acción de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, Madrid, 1 de junio de 1752.
A comienzos del siglo XVIII, existieron algunas compañías que intervinieron en el comercio de las colonias españolas, como fue el caso de la Real Compañía de Guinea, empresa comercial de origen francés que vendía esclavos; y la Compañía del Asiento inglés, que igualmente debía encargarse del abastecimiento de esclavos.
Estas empresas aprovecharon el asiento de negros para realizar contrabando de esclavos africanos y mercancías, lo cual perjudicó en gran medida los intereses económicos del gobierno metropolitano y del rey de España.
Ejemplo de este contrabando es el realizado por los holandeses con relación al tabaco procedente de Barinas. Dicho tabaco se enviaba en jarras de porcelana azul de Delft (Holanda) a través de barcos que remontaban el Orinoco y el Apure hasta la propia provincia de Barinas, mientras que el comercio (legal) del tabaco con España se realizaba mediante recuas de mulas a través de los Andes venezolanos hasta el puerto de Gibraltar, en el sur del Lago de Maracaibo.
El contrabando neerlandés llegó a superar el comercio colonial del tabaco con España, por lo que la Corona española construyó dos fuertes junto al Orinoco para combatirlo, ya en el siglo XVIII. Las jarras neerlandesas de tabaco con las que se comercializaba en Europa llevaban la inscripción Farinas, lo cual identificaba claramente a Barinas como el origen del producto ya que venía a ser una deformación fonética de Varinas (y tanto en neerlandés como en alemán la letra "V" tiene el sonido de la "F" castellano).

Actuación de la Compañía Guipuzcoana

Theobroma cacao, planta cuyo comercio monopolizó la Compañía Guipuzcoana.
Las operaciones de la Guipuzcoana se iniciaron a mediados de 1730, fecha en que llegaron a La Guaira los dos primeros barcos de la Compañía. Los resultados de su actividad fueron plenamente satisfactorios, y puede decirse que los comerciantes lograron los objetivos que se habían propuesto al constituir la compañía:
  • Primero: aseguraron el comercio exclusivo con la Provincia de Venezuela, que antes beneficiaba a otros grupos, principalmente a comerciantes ingleses y holandeses.
  • Segundo: aseguraron el envío de frutos a España, regularizando y aumentando los embarques de cacao (véaseHistoria del chocolate en España), tabaco y añil, principalmente, y de esta manera pudieron rebajar los precios de dichos frutos en la Península.
  • Tercero: consiguieron frenar y disminuir el contrabando, persiguiendo y hostigando a los comerciantes extranjeros que venían ejerciendo ilegalmente actividades comerciales en perjuicio de la Corona.
  • Cuarto: influyó decisivamente en la política interna de la Provincia de Venezuela, a través de los gobernadores de origen vasco que dirigieron la provincia y la Capitanía General de Venezuela después de su creación en 1777.
  • Quinto: los navíos de la Compañía Guipuzcoana fueron los responsables de la introducción de las ideas del Enciclopedismo y de la Ilustración en Venezuela, como señala Ramón de Basterra en su obra Los navíos de la Ilustración (1925). Así pues, no es casualidad que las ideas republicanas de Montesquieu (la división de los poderes, el estado de derecho, etc.) y de otros filósofos y pensadores europeos, encontraran pronta difusión en Venezuela, donde las familias terratenientes caraqueñas conocían y discutían estas ideas (que durante bastante tiempo estuvieron vetadas en la propia España) lo cual fue el origen, a su vez, de los ideales de independencia americanos. Y tampoco es casualidad que estos ideales surgieran originalmente en Caracas, antes que en otras partes de Hispanoamérica, por el mismo motivo. La frase del Himno Nacional "seguid el ejemplo que Caracas dio" hace referencia a este hecho.
  • Sexto: la Compañía Guipuzcoana también promovió y tomó parte activa en la exploración del territorio venezolano (por ejemplo, con la expedición de límites en la cuenca del Orinoco en 1750 comandada por José de Iturriaga y Aguirre).

Atribuciones de la Compañía Guipuzcoana

Se estableció que la Compañía Guipuzcoana podía despachar dos barcos anualmente, cargados de todo tipo de mercancías y equipados para la guerra. En Venezuela podían llegar indistintamente a La Guaira o Puerto Cabello y de allí comerciar con el resto de la Provincia. Dentro de las misiones que se asignaron a la Guipuzcoana, la que más le interesó a España fue la relativa a la vigilancia del litoral; para ello debían mantener uno o dos barcos artillados en Venezuela con el fin de evitar la entrada de los contrabandistas holandeses, ingleses o franceses, y en caso de ser apresados, sus capitanes recibieron patentes de corso, esto es, podían disponer de las mercancías confiscadas y venderlas como si fueran traídas de España. En estas actividades se distinguieron Blas de LezoJosé de Iturriaga y Gabriel de Zuloaga. El Rey se reservó el derecho de hacer concesiones semejantes a otras corporaciones, pero esta cláusula sólo fue empleada como una amenaza para obligar a la compañía a cumplir con puntualidad sus compromisos, siendo derogada en 1732 aunque en forma condicionada, y definitivamente eliminada por real cédula de 1742.
A la compañía se debió la colonización de Cumaná y varios ensayos pesqueros. Los vascos establecidos en Venezuela prosiguieron la colonización principalmente en los valles de Aragua, en las llanuras de Cojedes, Portuguesa, Guayana y costas de Caracas. Introdujeron, entre otras cosas, el añil de tinte, el algodón y la caña de azúcar. La declaración de libre comercio de 1778 refrendada por el rey Carlos III en el marco de la reformas borbónicas y el acoso inglés determinaron su cierre en 1785. El vínculo entre Venezuela y Pasaia-San Sebastián se mantuvo hasta finales del siglo XVIII.

Reacción desfavorable de la Provincia de Caracas ante la compañía Guipuzcoana

Tabaco (Nicotiana tabacum), planta cuyo comercio también monopolizó la Compañía Guipuzcoana.
La Compañía Guipuzcoana obtuvo un trato preferencial, pues Felipe V, para evitar la resistencia que sus gobernadores y oficiales reales habían presentado a las compañías anteriormente fundadas, la puso bajo su protección y despachó instrucciones a todos los funcionarios de las Indias para que no entorpecieran sus labores, sino que, por el contrario, le ofrecieran toda clase de facilidades. Por último, el Gobernador de la provincia de Caracas fue nombrado Juez Conservador de la Compañía. De esta manera fue consagrado el carácter oficial de la empresa, en cuyas manos quedó el control económico de la provincia. La llegada de la Compañía causó una reacción desfavorable, ya que para tal decisión no se había tomado en cuenta al cabildo local.
Además, las acciones de la Compañía encontraron oposición en los hacendados y pequeños propietarios venezolanos, quienes consideraban que la Guipuzcoana lesionaba sus intereses.
La mayoría de los productores y comerciantes coloniales tenían las siguientes razones para oponerse a la Compañía Guipuzcoana:
  • Interrumpía el desarrollo y el control de sus actividades económicas.
  • Atacaba directamente los intereses de los hacendados al tratar de impedir el contrabando.
  • Intentaba apoderarse del comercio entre Venezuela y México, controlado por los productores de cacao.
  • Bajaba los precios de los productos venezolanos.
  • No pagaba sus compras con dinero, sino con mercancía a precios inflados.
  • Usaba métodos arbitrarios en la adquisición de productos venezolanos y en la distribución de mercancías europeas.
  • Desplazaba del comercio a todos los mercaderes, inclusive a los de Cádiz.
  • Quiso controlar el comercio de esclavos.
  • No mantenía abastecida a la provincia, lo cual perjudicaba hasta el comercio al detal.

Movimientos contra la Real Compañía Guipuzcoana

Las acciones de la Real Compañía Guipuzcoana fueron rechazadas no sólo por los contrabandistas, sino por toda la provincia de Venezuela.
Este malestar se manifestó a través de protestas y conspiraciones como las del zambo Andresote (1730–33), apoyado por hacendados y comerciantes de los valles de Yaracuy y por contrabandistas holandeses; el llamado Motín de San Felipe (1741), que recibió apoyo del Cabildo, terratenientes, comerciantes y "gente del pueblo", y el movimiento de Juan Francisco de León (1749) apoyado por mestizos, mulatos y negros libres y sustentado con armas por los hacendados de Barlovento. Estos movimientos no tenían la intención de romper lazos políticos con la Corona, pero sí querían debilitar el control excesivo de la Compañía Guipuzcoana.
La revuelta de Juan Francisco de León despertó cierta desconfianza hacia la compañía de parte de la Corona, no sólo por este hecho sino porque no le rendía cuenta de sus operaciones y desde 1741 había suspendido la entrega de dividendos, por lo cual los accionistas estaban descontentos. Se acusaba a los directores de hacer negocios personales. La Corona ordenó la convocatoria de una Junta General que se reunió en la Sala del Consulado de San Sebastián, dictándose un reglamento que estableció severas medidas sobre los llamados «gastos secretos», pues había la sospecha, expresada en el proyecto original de ese documento, acerca de «honorarios» que la compañía le daba al obispo y al gobernador de Caracas. Manuel de las Casas, representante de la Corona en el Consejo de la Compañía expresó: «Su Majestad no está ignorante de esto desde que durante siglos pasados ha visto que quienes van a América con un sueldo que apenas cubre sus necesidades, vuelven con dos, cuatro y ochocientos mil pesos fuertes. Esto es conocido y no le veo remedio».
La asamblea de la compañía en Caracas optó por enviar a José de Iturriaga a España para defender a la Guipuzcoana, ocasión en la que redactó un Manifiesto que buscaba desvirtuar ante la Corte española los cargos que se le hacían desde Venezuela. Dicho Manifiesto pretendía probar los beneficios traídos por la Guipuzcoana y, al mismo tiempo, la ilegalidad de la rebelión de Juan Francisco de León que se acababa de producir contra ella.4
Carlos III firma el Decreto de libre comercio con América en 1778, por Pedro Pablo Montaña (siglo XVIII).
En la última rebelión (1750) de León lanzó un manifiesto en el que pedía la libertad del mercado del cacao, de navegación y de comercio con otros países. En 1752 fue apresado finalmente por el teniente general Felipe Ricardos mientras que entre los detenidos, el isleño Andrés Rodríguez Betancourt fue pasado por las armas, y el mulato Juan Muchingo y el zambo Raimundo Romero ahorcados. El 28 de marzo de 1752 es enviado como prisionero junto a sus hijos y otros alzados a la prisión del Arsenal de la Carraca en Cádiz; allí Juan Francisco de León contrajo viruela y murió el 2 de agosto de 1752. De esta manera terminó este movimiento que mantuvo durante más de dos años agitada la provincia de Caracas, y aunque los rebeldes fracasaron en sus propósitos, el conflicto de intereses entre las partes tuvo importantes consecuencias:
  • Las autoridades acogieron las acusaciones formuladas contra la Guipuzcoana durante la revuelta, y tomaron medidas para corregirlas.
  • Se creó una junta de precios, formada por el gobernador, un representante del Cabildo y otro de la Compañía, para fijar los precios del cacao y otros rubros.
  • Se aseguró a los hacendados y cosecheros un sexto de la capacidad de los barcos de la compañía para que remitieran por su cuenta frutos a España.
  • Se garantizó a los cosecheros y mercaderes criollos el derecho de seguir comerciando con México y se le negó a la Compañía participar en este comercio.
  • Después de la revuelta mejoraron los precios, del cacao y la compañía incremento sus exportaciones a España.
  • Se permitió a los hacendados y mercaderes criollos adquirir acciones de la Compañía, y de esa manera, tener participación en los beneficios de la empresa.
No hay duda de que esta última consecuencia fue la más importante. Los nobles criollos, que habían luchado contra la Compañía y habían apoyado e incitado a León en su revuelta, eran ahora los que obtenían los beneficios de aquel movimiento. Teniendo de su parte a los nobles terratenientes que ahora eran accionistas suyos, la Guipuzcoana no tuvo ya más problemas serios. Esto explica, en cierto modo, la tranquilidad y la paz en que opera la Compañía en los siguientes treinta y cinco años de permanencia en Venezuela hasta que fue declarada extinta en 1785 como consecuencia de la aplicación de las reformas borbónicas que permitían el librecambio comercial entre España e Hispanoamérica tal como lo preconizaba Juan Francisco de León. Al flexibilizar el monopolio existente se abrió al comercio 13 puertos de España con 27 de Indias.







Juan Francisco de León (El HierroCanarias19 de marzo de 1699 - San Fernando (Cádiz)2 de agosto de 1752) fue un comerciante canario que tuvo una destacada actuación en la historia colonial venezolana, al liderar una revolución popular en contra del monopolio comercial que tenía la Real Compañía Guipuzcoana en la Provincia de Venezuela a mediados del siglo XVIII.

Reseña biográfica

Juan Francisco de León nació en la isla de El Hierro, la más sur occidental de las Islas Canarias, en el seno de una familia numerosa. Emigró a Venezuela en la primera mitad del siglo XVIII fijando su residencia en Caracas, en la zona de la plaza La Candelaria, donde vivió con su esposa Lucía García y tuvo una descendencia de 14 hijos,1 dedicándose a la agricultura del cacao. Fundó la población de Panaquire2el 4 de marzo de 1734, en la región de Barlovento, en la provincia de Caracas. En 1744, el gobernador lo nombra comisario de la jurisdicción real del valle de Panaquire con las funciones de levantar sumarios, prender personas y juzgar las causas civiles y criminales contra cualquier individuo. Este nombramiento lo lleva a residenciarse en forma permanente en el valle y le permite el descubrimiento de nuevas tierras hacia la zona de El Guapo.
La posición monopólica de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas y los bajos precios que ésta impuso al cacao cultivado por los agricultores de Panaquire hizo florecer el contrabando, avalado por de León, como método para mejorar los ingresos y la calidad de vida de sus habitantes. Enterado de esta situación, el nuevo gobernador de la provincia, Luis Francisco de Castellanos (1747-1749), por sugerencia del propulsor de la Real Compañía Guipuzcoana Juan Manuel Goyzueta, designa el 7 de marzo de 1749 a Don Martín de Echeverría con el título de cabo de guerra y teniente de justicia de Panaquire. Buscando la aniquilación del contrabando de cacao, dicha designación desplaza a de León de su cargo, pero profundizando una desigualdad social existente en las colonias españolas de la época: canarios, pardos y mulatos eran relegados al último estrato social, en beneficio de vascos y castellanos.
Molesto por el nombramiento de un vasco como reemplazante suyo y temeroso de perder la relativa prosperidad que el contrabando traía a la región, Juan Francisco de León promueve un levantamiento en 1748 contra los intereses y el dominio monopolístico de la Real Compañía Guipuzcoana en cuanto al comercio del cacao, apoyado por la población barloventeña, compuesta mayoritariamente de esclavos, zambos, pardos y canarios, habiendo adquirido algunas armas y municiones a comerciantes holandeses de Curazao, naturalmente a través del contrabando de cacao. En Panaquire lanzó un manifiesto exigiendo al Rey la liquidación de la Compañía Guipuzcoana y termina diciendo que ... en toda la provincia no ha de quedar de esta raza persona alguna. Secundado por la población, encabezó una marcha sobre Caracas, donde obtuvo el apoyo del Cabildo provocando la huida de Echeverría. El gobernador Castellanos prometió enviar las quejas a España, pero la Compañía no se disolvió. León volvió a marchar sobre Caracas en 1750 y lanzó un manifiesto en el que pedía la libertad del mercado del cacao, de navegación y de comercio con otros países. En 1752 fue apresado finalmente por el teniente general Felipe Ricardos mientras que entre los detenidos, el isleño Andrés Rodríguez Betancourt fue pasado por las armas, y el mulato Juan Muchingo y el zambo Raimundo Romero ahorcados. El 28 de marzo de 1752 es enviado como prisionero junto a sus hijos y otros alzados a la prisión del Arsenal de la Carraca en Cádiz; allí Juan Francisco de León contrajo viruela y murió el 2 de agosto de 1752.3
Declarado traidor por Felipe Ricardos, el 25 de septiembre de 1753 su casa en La Candelaria fue arrasada y sembrada con sal, para que ni la hierba creciese y, sobre sus ruinas, se colocó un padrón de ignominia que rezaba así:
«Esta es la justicia del Rey Nuestro Señor mandada hacer por el Excelentísimo Señor Don FPE RICARDOS. TTE. GENERAL DE LOS EJERCITOS de su majestad su Govr y CAPNA General de esta provincia de Caracas – con Juan Francisco de León, amo de esta casa, por pertinaz, rebelde y traidor a la Real Corona y por ello reo. Que se derribe y siembre de sal por perpetua memoria de su infamia.»4
En cierto modo, su sacrificio no fue en vano y los hacendados criollos obtienen algunas prerrogativas comerciales que explican el clima de tranquilidad y paz en que opera la Compañía Guipuzcoana en los siguientes treinta y cinco años de permanencia en Venezuela hasta que fue declarada extinta en 1785 como consecuencia de la aplicación de las reformas borbónicas de 1778 que permitían el librecambio comercial entre España e Hispanoamérica tal como lo preconizaba Juan Francisco de León. Sin embargo, se mantuvo el nefasto padrón en La Candelaria, que no fue demolido sino luego de declarada la independencia de España en 1811, siendo posteriormente sus terrenos devueltos a los descendientes y su memoria exaltada, en homenaje a su lucha reivindicatoria por una sociedad más justa. Aunque su movimiento no fue de carácter independentista ni contrario a la autoridad del Rey de España, el fuerte componente social que tuvo lo convierte en un hito importante dentro de los antecedentes que posteriormente llevarían a la independencia de las colonias españolas en América. En la actualidad una placa ubicada al frente de lo que era su casa, honra su memoria en Caracas.

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