viernes, 24 de febrero de 2017

Cuadros por estilo

cuadros del Barroco

Este retrato de Felipe IV, conocido como Felipe IV de castaño y plata, es un cuadro de Velázquez. Actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres (Reino Unido), donde se exhibe con el título de Philip IV of Spain in Brown and Silver. Es popularmente llamado Silver Philip (Felipe de Plata).
Es un retrato que presenta al rey Felipe IV de cuerpo entero y de tamaño natural. A diferencia de otros retratos de Felipe IV, en que aparece vestido de negro, en este viste un rico traje bordado «en castaño y plata» que le da el título. Los bordados de plata están pintados con pequeños y rápidos empastes. Es un ropaje de esplendor inusual, lo que parece indicar que está conmemorando algún acontecimiento particular. Además, luce el collar de la Orden del Toisón de Oro, colgando de una cadena de oro.
Este es uno de los retratos que Velázquez hizo del rey Felipe IV de España. La datación no es segura. La página web de la National Gallery indica hacia 1631-1632; la referencia Carrassat habla de 1635. En cualquier caso, se trata de un retrato posterior al primer viaje de Velázquez a Italia y en él se ve que el modelado es más suave y se adopta un colorido más propio de la escuela veneciana. Es el principal retrato del rey de la época.
El retrato se hallaba en la Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial a principios del siglo XIX. Saqueado en la invasión napoleónica. En 1810 fue regalado por José Bonaparte al general francés Dessolles. Tras su muerte, su hija lo vendió al coleccionista británico William Beckford, a su fallecimiento pasó a su yerno, el X duque de Hamilton, y finalmente la National Gallery lo adquirió en 1882.









El llamado Felipe IV en Fraga es un retrato de más de medio cuerpo de dicho rey pintado por Velázquez en tres sesiones en junio de 1644 en la ciudad de Fraga, a la que se había trasladado la corte con motivo de la «jornada de Aragón» de ese año y que concluyó con la recuperación de Lérida, ocupada por el ejército francés a raíz de la sublevación de Cataluña. Regalado por Felipe V a su hijo, el futuro duque de Parma, el cuadro salió de España con este en 1748.1 Ingresó en 1911 en la Colección Frick de Nueva York, actualmente abierta como museo público.
Se trata casi con seguridad del retrato que Antonio Palomino dice que Velázquez pintó del rey de tamaño natural «de la forma que entró en Lérida, empuñando el militar bastón, y vestido de felpa carmesí, con tan lindo aire, tanta gracia, y majestad, que parecía otro vivo Philipo».2
Las circunstancias en que se realizó se conocen por las cuentas de gastos, incluyendo los gastos de albañilería ocasionados por la apertura de dos ventanas en la sala donde debía posar el rey y las reparaciones hechas en el recinto habilitado como estudio del pintor, que se hallaba en estado ruinoso. Velázquez trabajó al mismo tiempo en un retrato del enano llamado El Primo que se envió a Madrid en junio, pero que según parece ha de tratarse de un retrato de ese bufón distinto del conservado en el Museo del Prado.
Antes de concluir el mes de julio el retrato del rey estaba terminado y se envió a la reina Isabel de Borbón, que a petición de la colonia catalana en la corte ordenó su exposición en público.3 José Pellicer en sus Avisos históricos informaba el 16 de agosto de 1644 que el cuadro en el que estaba retratado el rey «de la misma forma que está en campaña», vestido de rojo y plata, se había expuesto en la iglesia de San Martín, «debajo de un dosel bordado de oro, donde concurrió mucho pueblo a verlo y de él se hacen ya copias».4
Jonathan Brown sugiere que Velázquez pudo inspirarse para su composición, por lo demás rigurosamente sobria, en el retrato del Cardenal-Infante Fernando de Austria de Anton van Dyck (Museo del Prado), que se encontraba en Madrid desde 1636, pero Velázquez hizo un ejercicio de virtuosismo en las bordaduras plateadas sobre la felpa rosada así como en los destellos de la tela sedosa de las mangas, pintados sin duda a distancia, con numerosas pinceladas gruesas y empastadas en aparente desorden y en abierto contraste con el acabado suave del rostro.
De las copias conocidas la más estimable se encuentra en el Dulwich College de Londres, considerada antiguamente como la versión original del cuadro pintado por Velázquez hasta que en 1911 Aureliano Beruete se la atribuyó a Juan Bautista Martínez del Mazo, al asignar definitivamente a Velázquez la versión conservada en Nueva York.










El retrato de Felipe IV, a caballo lo pintó Velázquez hacia 1635.1 Se conserva en el Museo del Prado de Madrid (España) desde la creación de la pinacoteca en 1819.
Felipe IV fue hijo de Felipe III y Margarita de Austria, nació en 1605 y murió en 1665.

Historia del cuadro

Velázquez había recibido el encargo de pintar una serie de cinco retratos ecuestres de la familia real que se destinarían al Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro de Madrid (antiguo Museo del Ejército). Allí se colgaron los cuadros de Felipe III a caballo y de su esposa La reina Margarita de Austria a caballo, el de Felipe IV a caballo y de su esposa La reina Isabel de Francia a caballo y el del hijo de ambos El príncipe Baltasar Carlos a caballo que al ser de un tamaño menor que los de sus padres se situó entre ellos sobre una de las puertas del salón.
De todos aquellos cuadros, las obras más afortunadas en cuanto a ejecución fueron la de El príncipe Baltasar Carlos a caballo y la obra de esta página.

Descripción del cuadro

La figura del rey está representada de perfil en este caso. El monarca viste una media armadura de acero pavonado (tratamiento que se da al acero para protegerlo y embellecerle), con adornos y puntas de oro, greguescos noguerados, botas de ante, banda de color carmín con las puntas flotando al viento; en su mano derecha porta la bengala de general y con la izquierda sujeta las riendas del corcel. La actitud del jinete es natural y apuesta, con gran prestancia, sentado en una silla de montar con rica guarnición, al estilo de la monta española, en una postura de nobleza.
El caballo es un trotón castaño, cuadralbo, con largas crines y cola. Los caballos que pinta Velázquez en estos cuadros de retratos son una mezcla del caballo frisón, fogoso y con brío y el caballo resistente y con pesadez de formas. Como en el retrato del príncipe Baltasar Carlos, le presenta aquí en corveta.
La figura del rey está colocada en una altura, para poder así pintar la perspectiva del paisaje, tan común en estas obras de Velázquez. A la izquierda ha pintado el tronco de un roble, árbol que era muy común en aquellos entornos, y en la lejanía y en profundidad, un panorama que Velázquez conoce bien: el bosque de El Pardo de Madrid y más allá, la sierra de Guadarrama. No falta tampoco en esta pintura el cielo velazqueño que ocupa casi la mitad del lienzo, con el azul característico y los grises.
Este retrato que Velázquez hizo al rey Felipe IV es el que sirvió como modelo para el escultor toscano Pietro Tacca cuando realizó la estatua ecuestre del rey entre los años 1634 y 1640. La estatua estuvo casi siempre en el Palacio del Buen Retiro de Madrid, pero en 1843, al configurar la nueva Plaza de Oriente, se trasladó allí para situarla en lo alto de un nuevo monumento en su centro.

Términos

  • Greguescos: son los calzones anchos y con pliegues. En Valencia se llaman zaragüelles y forman parte del traje regional.
  • Noguerado es el color que se parece al de la madera de nogal.
  • Frisón: se llaman así los caballos procedentes de la provincia de los Países Bajos llamada Frisia. Tienen los pies muy anchos y fuertes.
  • Cuatralbo: se dice de un caballo cuando tiene sus 4 patas manchadas de blanco.
  • Corveta: es un término que se usa en equitación. Es el movimiento que se enseña a los caballos de manera que puedan andar en dos patas.


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