El Convento de San Francisco de Asís, es un edificio religioso de arquitectura barroca situado en la plaza homónima en La Habana Vieja. Su construcción comenzó en el año 1548 y duró hasta 1591, aunque se inauguró en 1575, se terminó completamente casi de 200 años después, con una serie de reformas estructurales ocurridas desde 1731 hasta 1738. La fachada se encuentra en la Calle Oficios donde se observan tres estatuas de piedra que representan a la Inmaculada Concepción, San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán.1
Estructura
El edificio está compuesto por tres amplias naves, que son sostenidas por doce columnas representando a los doce apóstoles, de la iglesia católica. Cuenta con una torre de 48 varas de altura, que en la época colonial fue la estructura más alta de la ciudad por varias centurias. La torre estaba coronada por una imagen de San Francisco de Asís, en piedra, cuya cabeza fue arrancada por el viento durante el huracán de 1846. Desde 1608 existía, contigua a la iglesia, una capilla de la Orden Tercera de San Francisco, donde se rendia tributo a la imagen del Cristo de la Vera Cruz, que era sacada en procesión por las calles habaneras el Viernes Santo, en la actualidad en este recinto se encuentra una sala de concierto, especialmente dedicada a la música de cámara. En la parte trasera se ha construido recientemente un jardín en honor a Madre Teresa de Calcuta.2
Historia
Su construcción se debe a la comunidad de frailes fransiscanos que se asentó en la zona occidental de la bahía. La iglesia sirvió de cementerio a la mayor parte de la nobleza colonial de los siglos XVII y XVIII. Entre los que se pueden contar obispos, condes, capitanes generales, e incluso la virreina del Perú, la marquesa de Monte Claro. Los monjes fransiscanos lo utilizaron como escuela de bachillerato por siglos, se daban clases de Gramática, Filosofía, Teología y Matemática.2 El gobierno colonial español se adueña en 1841 de los bienes de las comunidades religiosas y los frailes se trasladan a la iglesia de San Agustín, relativamente cercana al convento. Luego de esto se destina el convento como almacén y oficina de el Archivo General y la aduana de La Habana.1
Luego de la independencia, en 1907, se destina a la Dirección General de Correos y Telégrafos. En 1916 se transforma nuevamente para acoger la Dirección General de Comunicaciones, que luego se convertiría en ministerio. En 1941 y en 1944 se le hicieron restauraciones, una de ellas por el arquitecto Julio Alemany. En 1957 se trasladó el Ministerio de Comunicaciones al nuevo edificio que ocupa actualmente en la Plaza de la Revolución José Martí.2
Al triunfar la Revolución, se le da la categoría de museo de Historia Colonial y se le incorporan muchos objetos históricos de carácter religioso a su colección. Después de la declaración de la zona antigua de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad, se ubicó en la Basílica Menor del convento, luego de restauraciones, una sala de música sacra y de cámara.
El Cristo de La Habana es una colosal escultura que representa a El Sagrado Corazón de Jesús, obra de la escultora cubana Jilma Madera. La estatua fue hecha de mármol de Carrara, el mismo que se utilizó en los monumentos del Cementerio de Colón de La Habana. La imagen tiene unos 20 metros de altura y reposa sobre una base de 3 metros en la que su creadora enterró diversos objetos de la época. Su peso aproximado es de unas 320 toneladas. La estatua está compuesta por 67 piezas que fueron traídas desde Italia, ya que fue esculpido en Roma y allí bendecido por el Papa Pío XII.
La imagen, situada en el poblado de Casa Blanca, en el municipio de Regla, se emplazó en la colina de La Cabaña el 24 de diciembre, Nochebuena, de 1958. Tan sólo quince días después de su inauguración, el 8 de enero de 1959, Fidel Castro entró en La Habana después de derrocar al gobierno de Fulgencio Batista mediante la Revolución cubana.
La imagen ha sido alcanzada por rayos tres veces —en los años 1961, 1962 y 1986— antes de que se fuese ubicado un pararrayos.1
Esta imagen fue bendecida por el Cardenal Arteaga, el 25 de diciembre de 1958, contra su voluntad, debido a las malas relaciones que tenía el prelado con el dictador Fulgencio Batista, el cual pretendía ganar apoyo popular con la instauración de tan bella escultura. Luego de 1959 fue casi cubierta, exprofeso, con árboles y no era visitable, por estar dentro de una zona militar. La libertad religiosa de los años 90 y el turismo revocaron esta decisión y en la Semana Santa de 1996 se realizó un viacrucis y un acto de desagravio por unos jóvenes católicos habaneros.
La escultura se encuentra a 51 metros sobre el nivel del mar, lo que permite a los habaneros ver la escultura desde muchos puntos de la ciudad; la figura de Cristo esta de pie con una mano en alto, bendiciendo, y la otra en el pecho mirando hacia la ciudad, a esta obra se le dejaron los ojos vacíos para que diera la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar que fuese observado. Desde el emplazamiento del Cristo de la Habana se aprecia una vista de toda la ciudad de La Habana.
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