Reptiles.
1. Organización. Los reptiles tienen una tal semejanza con los anfibios (compárese un lagarto con una salamandra), que durante mucho tiempo estuvieron unidos a una misma Clase. Difieren, no obstante, a primera vista, por la naturaleza de los tegumentos y también por el desarrollo del embrión: los reptiles son Amniotas.
Figura 274. Esqueleto de cocodrilo según Claus. D, región dorsal. L, región lumbar. S, región sacra. Ri, costilla. Sc, escápula. H, húmero. R, radio. U, cúbito (ulna). Sta, esternon abdominal. Fe, fémur. T, tibia. F, peroné (fíbula). J, isquio. C, 1ª vertebra caudal.
LA FORMA típica del cuerpo de los reptiles (Fig. 274) es la lacertiforme. Las patas son muy cortas y débiles (a veces faltan), por lo que el animal apoya en tierra la parte ventral del cuerpo y camina reptando por ondulaciones laterales. La cola es muy gruesa y desempeña un importante papel en ese modo de locomoción, por lo cual está muy musculada. La cabeza está separada del tronco por un cuello bien desarrollado, al revés que en los anfibios.
LOS TEGUMENTOS son muy característicos. La epidermis diferencia una espesa capa córnea que protege el animal contra la desecación. Localmente los espesamientos son más considerables y originan las escamas, placas y escudos córneos tan característicos de estos animales. Es curioso el hecho de que en algunas culebras la renovación de la capa córnea tiene lugar de una vez. Se dice entonces que el animal <>.
Como se ve, las escamas de los reptiles no tienen nada que con la de los peces. Estas son de naturaleza ósea, de origen dérmico, y están cubiertas por la epidermis. Aquellas son de origen epidérmico, de naturaleza córnea y de posición superficial.
EL ESQUELETO ofrece perfeccionamientos sobre el de los anfibios. Por ejemplo, la columna vertebral se diferencia ya en las mismas regiones que se distinguen en el hombre, apareciendo en la región cervical incluso las vértebras atlas y axis para facilitar los movimientos de la cabeza (Fig. 274). Es notable, desde el punto de vista anatómico comparado, la existencia sobre el esternón, entre las dos clavículas, de un hueso llamado episternón o interclavícula.
LOS ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS apenas difieren de los de los anfibios. En lo referente a los ojos (fig. 275) merece mención el hecho de que el párpado inferior, grande y muy movible, es a veces translúcido y aun transparente, pudiéndose soldar entonces al superior. En este caso parece que el animal carece de párpados. Tal ocurre en las culebras, cuya fijeza de mirada no se debe a otra cosa.
APARATO CIRCULATORIO. El corazón consta, en los cocodrilos (fig. 276 A) de dos aurículas y de dos ventrículos. La aorta dorsal o descendente se origina a expensas de dos cayados aórticos, uno derecho, que sale del ventrículo izquierdo y lleva sangre arterial, y otro izquierdo, que sale del ventrículo derecho y lleva sangre venosa.
Figura 275. A, ojo de lagarto. B, ojo de culebra. h, córnea. l, párpado superior. l´, parpado inferior. Según Boas.
En la aorta se mezclan las dos clases de sangre, pero predomina enormemente la arterial a causa de que la mayor aorta de la sangre venosa se dirige a los pulmones. Además, del cayado aórtico venoso parte un vaso (m) que conduce a las vísceras casi toda la sangre que circula por él. En los demás reptiles (fig. 238, d) el tabique interventricular es incompleto. Sin embargo, por un mecanismo especial, la sangre arterial y la venosa que a él afluyen de las aurículas apenas se mezclan.
Figura 276. Esquemas del corazón y sistema arterial del cocodrilo (A), ave (B) y mamífero (C). a, aurícula derecha. a', ídem izquierda. v, v', los respectivos ventrículos. ao, aorta. 1,2,4, primero, segundo y cuarto arcos aórticos del lado izquierdo. 1',2',4', los correspondientes del derecho. 1,1', son las carotidas. 2,2', los cayados aórticos. 4,4', las arterias pulmonares. De Boas.
El aparato circulatorio de los reptiles, al igual que el de los anfibios, deriva de los peces (fig. 238). Las caróticas proceden del primer arco aórtico; los cayados aórticos del segundo; las arterias pulmonares, del cuarto; el tercero desaparece por completo.
Sobre el APARATO GÉNITOURINARIO Y LA REPRODUCCIÓN véanse las generalidades de los vertebrados. Añadiremos aquí que los huevos de los reptiles son grandes y van provistos de cáscara. Como los de las aves, y que en un buen número de culebras y en algunos lagartos se incuban en el interior de la hembra, como ocurre en la víbora y en el lagarto llamado Lacerta vivípara.
2. Biología.- Los reptiles son animales carnívoros, en su mayor parte terrestres; un respetable número de ellos lleva vida semianfibia; algunos viven incluso en el agua. Abundan en los trópicos, escasean en los países templados y faltan del todo en los fríos. En la Era secundaria de la historia de la Tierra abundaron extraordinariamente y fueron muy polimorfos.
3. Clasificación:
Orden 1.º Plagiotremas.- Comprende los lagartos y culebras. El orificio cloacal es una raja u ojal transverso (fig. 277). Los dientes no están implantados en alvéolos. Se dividen en dos subórdenes, que algunos autores separan en Órdenes independientes.
Figura 277. Parte pelviana de un lagarto mostrando la hendidura cloacal transversal (a). Según Hertwig.
Suborden 1. º Saurios. (Lagartos).- En general tetrápodos: con párpados libres; con oído medio y tímpano; con boca no dilatable, y con esternón (fig. 278).
Los más importantes son:
1. º Los lagartos (Lacerta viridis) y lagartijas (L. muraris), de lengua larga y bífida.
Figura 278. Tres especies de lagarto del género Lygosoma mostrando la atrofia de las extremidades, según Boulenger.
2º Los camaleones (fig. 279), animales arborícolas de cola prensil, provistos de larga lengua mazuda y protráctil, en cuya saliva quedan pegados los insectos de que se alimentan. Su color puede variar gracias a que los cromatóforos de su piel están dotados de movimientos propios.
3 º La salamanquesa (Platydactylus mauritanicus), que trepa por la paredes gracias a sus dedos adhesivos para cazar insectos.
4 º Las iguanas, de escamas finísimas y formas y colores vistosísimos. Son exclusivos de la América tropical. La iguana delicatissima es comestible.
5 º LOS ANGUIDOS, notables por la tendencia a la atrofia de las extremidades. Se conocen formas tetrápodas; una forma tetrápoda casi sin dedos; formas sin patas anteriores y con patas posteriores rudimentarias, y finalmente, una especie totalmente ápoda y por tanto de aspecto serpentiforme. Esta es europea (Anguis fragilis, lución o serpiente de vidrio); las demás son exóticas. La tendencia a la atrofia de las patas se manifiestan también en otras muchas familias de Saurios: véase la figura 278.
6 º Parecida a la serpiente de vidrio es la culebrita ciega la (Blanus cinereus), que hace vida subterránea y parece una lombriz de tierra, pues carece de patas y de escamas. Los ojos son pequeños y degenerados, estando cubiertos por los párpados. Su longitud alcanza unos 15 centímetros. Parienta suya la Amphisbaena fuliginosa, de América del Sur, representa en la fig. 378, que puede llegar a 60 cm.
Figura 279. Camaleones. Arriba, el macho, dispuesto a capturar un insecto; abajo, la hembra. Según Hesse-Doflein, en Goldchmidt.
Suborden 2.º Ofidios. (Serpientes). - Difieren de los saurios por carecer de patas; por la soldadura de los párpados; por la falta de oído medio y de tímpano; por la gran movilidad de las mandíbulas, y por la falta de esternón. Estos dos últimos caracteres prestan a la boca y permiten a las culebras injerir grandes presas.
Figura 280. El coral venenoso o boicoral (Elaps corallinus), serpiente americana de hermosos color y mordedura venenosisima.
En esta operación, trabajosísima para un animal ápodo, desempeñan un importante papel los dientes. Las culebras no mastican; sus dientes son ganchudos y están dirigidos hacia atrás (fig. 281), permitiendo la entrada de la presa, pero no su salida. La deglución de presas enteras, a veces considerablemente más gruesas que la propia serpiente, está facilitada por la secreción de abundante saliva lubricante y por el trabajo previo de darle forma de huso, que realiza el animal arrollándose alrededor de ella.
Además de los dientes normales, algunas serpientes llevan en la parte anterior de la mandíbula superior un par de grandes dientes venenosos (fig. 281, t), caracterizados por un acanalamiento longitudinal en el que se vierte la secreción de una glándula venenosa muy desarrollada (k).
Las serpientes más notables son: 1. º Las COLÚBRIDAS, a las que pertenecen la mayoría de nuestras culebras, que son inofensivas.
Figura 281. Cabeza de serpiente. k, glandula venenosa. t, diente venenoso. l, orificio del tubo respiratorio. De Boas.
Figura 282. I, región anal de la serpiente pitón (Python) mostrando los rudimentos de las patas posteriores, representadas por sendas garras (B). A, ano. II, esqueleto de la misma con los rudimentos de las extremidades pelvianas. kr, garrras. Según Romanes en Plate.
2 º Las serpientes gigantes: boa (Boa constrictor), de América del Sur (6 metros), y pitones, de Asia y África (10 metros), que carecen de dientes venosos y son temibles porque pueden ahogar al hombre o a grandes animales. Estas serpientes son interesantes por poseer rudimentos de patas posteriores (fig. 282) y ser, por tanto, intermedias entre los Saurios y los Ofidios. 3 º La cobra o serpiente de anteojos, de la India, y el áspid de Cleopatra, de África, que poseen dientes venenosos y originan multitud de victimas. y 4. º La víbora (Vipera latastei), llamada así por ser vivíparas, y la serpiente de cascabel (Crotalus horridus), de América, cuyo nombre proviene del ruido como de crótalos o castañuelas que realiza con los anillos córneos del extremo de la cola. Ambas son también muy venenosas.
Orden 2. º Rincocéfalos.- Se ha formado este orden con el Sphenodon punctatus, animal de aspecto de lagarto que vive en algunas islitas situadas cerca de Nueva Zelanda. Es un reptil que posee cuerda dorsal persistente y algunos otros rasgos propios de los reptiles de la Era secundaria. Por esta razón se ha dicho de él que es un <>.
Orden 3. º Quelonios (tortugas).- Cuatro caracteres distinguen a estos animales (fig. 283) de los anteriores: a) su cuerpo ancho y corto ; b) sus mandíbulas desprovistas de dientes y cubiertas de un pico córneo; c) el tener el tronco protegido por un caparazón, bajo cuyos bordes pueden retraer la cabeza, las extremidades y la cola, y d) la hendidura cloacal longitudinal.
Figura 283. Tortuga terrestre gigante, de las islas Galápagos (Testudo vicina). Fot. Samborn, en Cockerell.
El caparazón se compone de dos partes, una ventral o peto, y otra dorsal o espaldar, unidas por los flancos. Ambas partes son dobles; hay un caparazón exterior formado de placas córneas y otro interno, óseo.
La mayoría de las tortugas son tropicales. Unas son terrestres (fig. 283) como la tortuga común; otras son marinas, como el carey, que produce la concha, y la tortuga comestible, que puede llegar a pesar 500 Kg. La mayoría son anfibias, de agua dulce o de pantano (galápagos).
Orden 4. º Cocodrilianos.- Aun cuando los cocodrilos (fig. 284) se parecen exteriormente mucho a los lagartos, difieren de ellos anatómicamente y se parecen en cambio a las tortugas por su orificio cloacal longitudinal y la presencia de placas óseas dérmicas que recuerdan el caparazón de los quelonios. Por otra parte, los cocodrilos ofrecen indudables rasgos de superioridad orgánica sobre los demás reptiles, lo que les aproxima en cierto modo a las aves y mamíferos. Así: sus dientes están implantados en alvéolos de los huesos maxilares, el corazón posee cuatro cavidades, y en la boca aparece la bóveda palatina que hace que los orificios nasales internos (coanas) se abran en la faringe y no en la boca, como ocurre en los demás reptiles y en los anfibios. Este carácter es ventajosísimo, pues permite a estos animales respirar teniendo la boca ocupada por el alimento. Los cocodrilos son feroces y grandes reptiles (hasta 10 metros) de los países cálidos, que viven en los ríos y en tierra. Se distinguen tres géneros: Caimanes, con morro corto, americanos; Cocodrilos, con morro largo, de África (fig. 284), y Gaviales, con morro larguísimo, de la India.
Figura 284. Cocodrilo del Senegal. Fot. Samborn, en Cockerell.
Reptiles fósiles.- Los reptiles actuales son poco numerosos y variados. En la Era secundaria, durante la cual los mamíferos y las aves empezaban, eran los reptiles tan numerosos y variados como hoy día lo son los mamíferos. Algunos alcanzaban tallas colosales (hasta 30 metros). En el mar vivían los ICTIOSAUROS (fig. 285), muy semejantes a los delfines y tiburones, y los PLESIOSAUROS, de largo cuello y cierto parecido con las focas (fig. 286).
Figura 285. Ichthyosaurus, reptil nadador fósil de la era secundaria (a 1/20 del tamaño natural). Obsérvese el parecido con el delfín, figura 340, y con un tiburón, fig. 262.
Figura 286. Plesiosaurus, reptil nadador de la era secundaria. Obsérvese la adaptación de las extremidades a la natación.
Figura 287. Reconstrucción del Brachiosaurus, según Abel. Este gigantesco Dinosaurio tenía los húmeros de 2,10 metros de longitud mientras el Diplodocus los tenía de 0,95 metros tan sólo.
Figura 288. Iguanodon, reptil saltador de la era secundaria, de 10 m. de altura.
LOS PTEROSAUROS estaban adaptados al vuelo, a la manera de los murciélagos, es decir, por desarrollo de una membrana dérmica entre los brazos y los costados (fig. 289). En tierra vivieron los DINOSAUROS, que eran muy variados, aunque casi todos tenían el cuello, la cola y las patas largos. Entre ellos merecen mención el Gigantosaurus (22 metros de longitud), el Brachiosaurus (fig. 287), el Diplodocus (22 metros) y el Iguanodon (10 metros) (fig. 288.). Este último tenía las patas de delante muy cortas y caminaba sobre las posteriores y la cola, a la manera de los canguros. Los otros tenían las cuatro patas aproximadamente iguales.
Figura 289. Reconstrucción de un reptil volador de la era secundaria (Rhamphorhynchus gemmingi), según v. Stromer. Obsérvese que la membrana del ala está sostenida por el enorme dedo anular.
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