jueves, 21 de abril de 2016

BANCO DE IMÁGENES EN ANATOMÍA

Pólipo adenomiomatoso  
el cuerpo uterino 
o adenomyoma


Pregunta GF-39. Adenomiomatoso pólipo o cuerpo uterino adenomyoma. Gran pólipos en la cavidad endometrial, montado en la pared. El diagnóstico se hace histológicamente adenomyoma el encuentro de dos componentes: el músculo liso y glándulas endometriales. 



Los tumores adenomatoides (TA) son lesiones neoplásicas benignas, poco frecuentes, de origen mesotelial. Este término fue utilizado por primera vez en 1945 por Golden y Ash (1). Se trata de tumores que suelen ser únicos, afectando mayoritaria-mente al aparato reproductor femenino, y principalmente al útero durante la edad reproductiva (2-4). También pueden encontrarse en el aparato genital masculino (5), glándula suprarrenal, linfonodos, mediastino, corazón, páncreas y pleura (6-9).
El origen mesotelial de esta neoplasia se basa en estudios inmunohistoquímicos y reportes ul-traestructurales que confirman esta teoría (10,11). Estos tumores generalmente se encuentran de manera incidental en h i st erecto mías realizadas por otras causas, habitualmente leiomiomas (12). Sin embargo, dependiendo de su localización, pueden causar sintomatología ginecológica, como dolor e infertilidad (13,14).
Macroscópicamente se presentan como formaciones nodulares bien delimitadas, de aspecto arremolinado, consistencia firme y de tamaño variable, habitualmente asociados a leiomiomas uterinos (14,15).
Histológicamente se describen cuatro patrones: angiomatoide, adenoide, sólido y quístico (16,17). El angiomatoide se caracteriza por formación de espacios pseudovasculares revestidos por células planas o cúbicas bajas, sin elementos sanguíneos en sus lúmenes, y con descamación luminal aislada de células de aspecto mesotelial (Figura 1 A). El adenoide se caracteriza por un aspecto glandular con células cúbicas altas (Figura 1B). El sólido está formado por cordones celulares epitelioides sin patrón especial (Figura 1C). El quístico es de ubicación habitualmente subseroso, como su nombre lo indica está constituido por formación quística uni o multilocular revestida por células cúbicas o planas de origen mesotelial.

Con el objetivo de describir las características histopatológicas e inmunohistoquímicas de los TA y su diagnóstico diferencial, presentamos y analizamos una serie de 32 casos.
PACIENTES Y MÉTODO
Se analizaron en forma retrospectiva y descriptiva 32 casos incluidos en los archivos del Servicio de Anatomía Patológica de Clínica Las Condes, entre noviembre de 1999 y noviembre de 2008. En todos los casos el diagnóstico de TA se había realizado a través del aspecto morfológico de las muestras y/o estudio inmunohistoquímico.
El promedio de edad de las pacientes fue de 43 años (rango: 29 a 57 años) con una mediana de 44 años. Se revisaron los antecedentes clínicos de cada paciente.
Con respecto a las muestras, el análisis macroscópico incluyó características como el tamaño de las lesiones, su localización, la superficie de corte y color. Se revisaron las láminas histológicas y se determinó el patrón característico correspondiente a cada caso. Para el estudio inmunohistoquímico se seleccionaron áreas representativas, confeccionándose microarreglos tisulares con el manual TMA kit (3D HISTECH), cuando la cantidad de tejido remanente en las inclusiones de parafina así lo permitió.
Para realizar el diagnostico inmunohistoquímico de lesiones de origen mesotelial, se requiere demostrar la presencia de al menos 2 o 3 de los siguientes anticuerpos específicos, entre otros: citoqueratina AE1/AE3, citoqueratina 5/6, calrretinina, D2-40 y vimentina. Además, este diagnóstico exige que se encuentren negativos para el antígeno carcinoembrionario (CEA) y CD31 (18). Adicionalmente se evaluó la actividad proliferativa de la lesión con el uso del antígeno de proliferación Ki-67.
RESULTADOS
El diagnóstico de TA fue realizado en 21 piezas obtenidas a través de histerectomía (65,6%), de las cuales 13 incluyeron uno o ambos anexos. En las 11 pacientes restantes, el diagnóstico se realizó en muestras obtenidas a través de supuestas miometomías (34,7%). El diagnóstico clínico presuntivo, en la solicitud de biopsia, fue mayoritariamente de miomas (68,8%), seguido de miomas más adenomiosis (12,5%) (Tabla I). En 14 pacientes el tumor adenomatoide fue diagnosticado como lesión única nodular (43,8%) y en 18 casos junto a leiomiomas (56,2%).

Las lesiones se ubicaron predominantemente a nivel subseroso en 14 casos (43.8%), subseroso e intramural en 9 casos (28,1%), intramural en 6 casos (18,8%), y no fue posible evaluar su ubicación en 3 casos (9,3%).
Las lesiones se presentaron como nodulares sólidas en 29 casos (91%), nodular mixoides en 1 caso (3%), en forma difusa en 1 caso (3%) y no evaluable en 1 caso, correspondiente a una supuesta miomectomía (3%).
En casos de TA como única lesión nodular, el tamaño promedio fue de 2,6 cm de diámetro (rango: 0,8 y 4,5 cm), con una mediana de 2 cm. En los casos de lesiones asociadas a leiomiomas, el tamaño promedio fue 1,2 cm (rango: 0,5 y 2 cm), con una mediana de 1 cm. La diferencia de tamaño entre los TA que se presentaron como lesión nodular única y los asociados a leiomiomas, fue significativa (T Student, p=0,004). El número promedio de leiomiomas en casos combinados con TA (18 casos) fue de 4,3 (rango: 1 y 10), con mediana de 3.
El patrón histológico más frecuente fue el an-giomatoide (81,3%), seguido del adenoide (9,4%). El resto de los casos correspondió a asociación de patrones. No se encontraron como patrones únicos el tipo sólido ni quístico (Tabla II).
En el estudio histológico de piezas de histerectomía con o sin anexectomía, se encontraron otros hallazgos patológicos, entre los que se registró: pólipo endometrial adenomiomatoso en 1 caso, pólipo endometrial hiperplásico sin atipias en 1 caso, endometriosis tubo-ovárica en 4 casos y teratoma quístico ovárico maduro en 1 caso. No se encontraron lesiones neoplásicas malignas.

El estudio inmunohistoquímico por TMA fue realizado en 21 casos. En los 11 casos restantes no fue posible, debido a lo escaso de la muestra remanente en las inclusiones de parafina. Sin embargo, al momento del diagnóstico en 3 de ellos se les realizó un examen inmunohistoquímico parcial, que fue suficiente para confirmar el diagnóstico con este método.
La distribución de tinciones inmunohistoquicas demostró positividad intensa difusa en todos los casos estudiados para calrretinina, D2-40, vimentina y citoqueratina AE1/AE3 (Figura 2). Solo 2 lesiones (6,3%) fueron positivas para citoqueratina 5/6, y ningún caso se tiñó con CD31 ni CEA (Tabla III) (Figura 3). Se incluyó un caso de angioma uterino como control para tinción positiva de CD31 (Figura 3). La tinción con antígeno de proliferación Ki-67 fue positiva en el 100% de los casos estudiados con índice inferior al 1% en todos ellos.





El seguimiento promedio de estas pacientes fue de 65 meses (rango: 10 a 118 meses), con mediana de 74 meses. No se han registrado recidivas hasta el cierre del seguimiento.









endometriosis interna o adenomiosis

  
 

 
atróficas endometrio (las mujeres después de la menopausia)
adenomiosis

 
Lam. A. 311. endometriosis interna o adenomiosis.    Presencia en el espesor del miometrio de nidos de endometrio, hechos de glándulas y estroma. La interfaz endomiometrial es generalmente bien demarcada. Sin embargo, 15 a 20% del útero, el tejido endometrial se extiende a través de las vigas miometrio. Se habla de la endometriosis interna o adenomiosis cuando nidos del estroma endometrial con o sin glándulas están situadas 2 - 3 mm por debajo de la interfaz o más profundo. La causa es desconocida. nidos ectópicos pueden causar un engrosamiento de la pared uterina y siendo ya visible para el ojo desnudo como pequeños quistes. Durante el ciclo menstrual, la adenomiosis se comporta como el endometrio en sí sometidos a la degeneración y sangrado. Clínicamente puede manifestarse como la menorragia (sangrado menstrual abundante), calambres, dolor pélvico y la dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales), especialmente en el período premenstrual.


La adenomiosis o endometriosis interna ocurre cuando el tejido que recubre el interior del útero penetra el miometrio o capa muscular de este órgano.
 
Durante la menstruación, el tejido asentado dentro del miometrio se hincha y sangra del mismo modo que el revestimiento del útero. Esto provoca que la sangre se acumule dentro del músculo uterino, donde puede formar tumores benignos conocidos como adenomiomas.
 
La adenomiosis afecta al 1 por ciento de las mujeres, en particular cuando son mayores de 40 años y han tenido más de un parto.
 
Es importante señalar que la adenomiosis no es lo mismo que la endometriosis, sin embargo, en más de 10 por ciento de las ocasiones aparece acompañada por esta enfermedad.
 
Aunque algunos casos de adenomiosis no afectan la fertilidad, esta condición puede interferir en el transporte de los espermatozoides u obstaculizar el proceso de implantación del embrión.
 
 

¿Qué es la adenomiosis?

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Principales síntomas de la adenomiosis
 
Aunque la adenomiosis puede no presentar síntomas, generalmente se manifiesta a través de:
 
  • Menorragia o periodos menstruales demasiado abundantes o prolongados
  • Dismenorrea o periodos menstruales dolorosos
  • Dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales
  • Metrorragia o sangrado no relacionado con la menstruación
  • Anemia provocada por el sangrado abundante
  • Dolor en la espalda baja
  • Infertilidad
 
La intensidad de los síntomas está relacionada con el grado de penetración del tejido en la pared uterina.
endometriosis
Causas de la adenomiosis
 
Aunque no se conoce la causa específica de la adenomiosis, su crecimiento se asocia con la actividad hormonal de los ovarios y en particular con la producción de estrógeno.
 
Las mujeres mayores de 40 años que han tenido más de un parto son más propensas a desarrollar adenomiosis, en particular si se han sometido a una cesárea o alguna otra cirugía uterina.
 
¿Cómo se diagnostica la adenomiosis?
 
Además del análisis de los antecedentes médicos de la paciente, los procedimientos para diagnosticar laadenomiosis incluyen:
 
  • Un examen pélvico que puede revelar un útero dos o tres veces mayor a su tamaño normal, así como la presencia de un adenomioma.
  • Una ecografía transvaginal o ultrasonido vaginal ginecológico durante el que el médico introduce una sonda en la vagina de la mujer con el fin de examinar su útero. El ultrasonido transvaginal es sencillo e indoloro y generalmente permite establecer un diagnóstico claro, sin embargo, en algunos casos se pueden requerir pruebas adicionales.
  • Una resonancia magnética puede ser útil cuando el ultrasonido no arroja resultados definitivos
 
Debido a que condiciones como la endometriosis, la miomatosis uterina y los pólipos uterinos pueden confundirse con la adenomiosis, es importante que las pruebas sean interpretadas por un especialista experimentado, quien obtendrá el máximo de información de cada procedimiento.
Tratamiento para la adenomiosis
 
El tratamiento de la adenomiosis depende de la sintomatología y del deseo de embarazo que tenga la mujer. Si la paciente no quiere tener más hijos, las hemorragias se tratan en primer lugar con métodos farmacológicos del tipo de gestágenos orales o intrauterinos o agonistas de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH). A menudo se prefiere el tratamiento con levonorgestrel intrauterino a los gestágenos orales, debido a su mayor eficacia y a que sus efectos secundarios son menos importantes, lo que hace que el cumplimiento sea mejor. Si este método fracasa, está indicado el tratamiento quirúrgico, con reducción endometrial si la adenomiosis es superficial o con histerectomía si es profunda. Los dolores relacionados con los adenomiomas pueden tratarse con cirugía electiva (resección, radiofrecuencia) precedida o no de un tratamiento con agonistas de la GnRH. Si la paciente quiere tener hijos, el tratamiento será medico en el caso de la adenomiosis difusa (gestágenos intrauterinos) o quirúrgico si es focal (resección).
 
Si existe una endometriosis externa asociada es preferible recurrir a los agonistas de la GnRH. No se han establecido recomendaciones concretas para las mujeres estériles con adenomiosis que necesitan recurrir a la fecundación asistida.

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