La psoriasis comienza en el sistema inmunológico, concretamente en los linfocitos T. Estas células se activan de forma indebida y originan diferentes respuestas celulares, como la proliferación y dilatación de los vasos sanguíneos.
En el resto de las personas el recambio celular de la epidermis ocurre dura 30 días. Sin embargo, en los pacientes psoriásicos, dura cuatro días. Este hecho provoca que se acumulen en la superficie originando placas de piel gruesa, descamada y rojiza que producen picor o dolor.
Causas
Aunque se desconoce el origen concreto de la enfermedad, sí se sabe que es una enfermedadgenética. De hecho, se ha localizado el gen cuya alteración influye en la aparición de la patología.
También se sabe que es una enfermedad hereditaria. Si uno de los dos padres es psoriásico, uno de cada ocho hijos puede sufrirla; si son los dos progenitores los afectados, la probabilidad asciende a uno de cada cuatro. Sin embargo, no por el hecho de ser psoriásico, los hijos van a serlo. Además puede ocurrir que se herede la alteración genética, pero no se desarrolle la enfermedad, porque también intervienen factores exógenos (externos) en su aparición.
Dentro de los factores exógenos que pueden desencadenarla destacan:
- Infecciones crónicas.
- Estrés nervioso.
- Obesidad.
- Consumo de alcohol.
- Enfermedades como la artritis reumatoide.
- Cambios hormonales.
- Traumatismos (heridas, golpes, quemaduras solares, etc.).
Síntomas
La psoriasis puede manifestarse de forma lenta o aparecer de forma repentina. Además, los síntomas pueden desaparecer durante un periodo de tiempo y volver a aparecer.
Las manifestaciones más habituales son lesiones cutáneas en forma de placas cuyo tamaño puede variar y que se caracterizan estar enrojecidas y recubiertas por escamas blanquecinas de forma y tamaño diferentes, algunas pueden tener el tamaño de la uña del dedo meñique, pero otras pueden extenderse hasta cubrir grandes superficies del cuerpo, adoptando una forma de anillo o espiral.
Las ubicaciones más frecuentes son los codos, las rodillas, el cuero cabelludo, la espalda y las nalgas.
La descamación puede ser confundida con caspa grave, pero las placas características de la psoriasis, que mezclan áreas escamosas con otras completamente normales, la distinguen de la caspa. La psoriasis también puede aparecer alrededor y debajo de las uñas, que aumentan de grosor y se deforman. Las cejas, las axilas, el ombligo y las ingles también pueden resultar afectados. Otros síntomas menos frecuentes son:
- Dolor.
- Lesiones genitales en los hombres.
- Modificaciones en las uñas que van desde el color (tonalidades entre el amarillo y el marrón), grosor (más gruesas y el desprendimiento y separación de la piel).
- Caspa.
Prevención
En la actualidad no se conoce ningún método que ayude a prevenir la aparición de esta patología.
Los especialistas aconsejan mantener la piel humectada y limpia, así como evitar los desencadenantes específicos.
Tipos
Existen muchos tipos de psoriasis, aunque los especialistas prefieren hablar de distintas formas de presentación de la enfermedad. Se puede clasificar según su gravedad, su forma y el patrón de las escamas.
Según gravedad
- Psoriasis leve: Cubre un 2 por ciento o menos de la piel del cuerpo. Suelen ser placas aisladas localizadas en rodillas, codos, cuero cabelludo, manos y pies. El tratamiento es de uso tópico (cremas, lociones, champús).
- Psoriasis moderada: Cubre entre el 2 y el 10 por ciento de la superficie corporal. Puede aparecer en brazos, piernas, tronco, cuero cabelludo y otras áreas. El tratamiento que reciben los pacientes es de uso tópico y fototerapia. En algunos casos puede incluir también terapia farmacológica.
- Psoriasis grave: Cubre más del 10 por ciento de la piel del cuerpo. Suele tratarse con fototerapia y medicaciones orales.
Según la forma y patrón de las escamas
- Psoriasis en placas: Conocida como ‘psoriasis vulgaris’. Esta es la forma más típica de la enfermedad (un 80 por ciento de los casos se corresponden con este tipo). Las escamas que forman la cúspide de la placa se componen de células muertas, que se desprenden de las placas. Otros síntomas también incluyen dolor y picor en la piel, así como resquebrajamientos.
- Psoriasis en guttata o gotular: Este tipo se manifiesta como pequeñas gotas rojizas en la piel que aparecen en el tronco y las extremidades y a veces en el cuero cabelludo. Sin embargo, estas lesiones no son tan gruesas como las de la psoriasis en placas. Puede estar causada por algún tipo de infección y suele aparecer durante la infancia.
- Psoriasis inversa (en pliegues): Aparece en axilas, ingles, bajo las mamas y en los pliegues de genitales y nalgas. Este suele manifestarse en pieles lisas y secas, en forma de enrojecimiento e inflamación, pero no de escamas. La psoriasis inversa es especialmente propensa a la irritación por el roce y el sudor, por eso las personas obesas tienen más problemas.
- Psoriasis eritrodérmica: Es un tipo inflamatorio de psoriasis poco frecuente que suele afectar a la mayor parte del cuerpo. Se caracteriza por un enrojecimiento de la piel muy acusado y agresivo. Dentro de este grupo se encuentra la forma seca y la húmeda o edematosa (más grave).
- Psoriasis pustular generalizada: También llamada psoriasis pustular de Von Zumbusch. Es muy poco común y se manifiesta con grandes áreas de la piel enrojecidas, que duelen y producen pústulas. Cuando estas pústulas se secan vuelven a aparecer de forma cíclica.
- Psoriasis pustular localizada: Cuando las pústulas sólo aparecen en manos y pies.
- Acropustulosis: En este tipo, las lesiones de la piel se localizan en las puntas de los dedos y a veces en los pies. Se caracterizan porque pueden ser dolorosas e incapacitantes, llegando a producir deformidad en las uñas y en los casos más graves, cambios en los huesos de la cara.
Artritis psoriásica
La artritis psoriásica es una forma de inflamación crónica de las articulaciones que afecta entre al 10 y el 30 por ciento de los pacientes con psoriasis. Esta patología, caracterizada por la rojez, dolor e hinchazón de las articulaciones, puede aparecer en cualquier momento, aunque suele desencadenarse entre los 30 y los 50 años.
Las zonas que se ven afectadas son principalmente los dedos de las manos y los pies, la columna lumbar y sacra, las rodillas y las muñecas.
En la artritis psoriásica juega un papel muy importante el diagnóstico precoz, ya que si no se trata con rapidez puede provocar daños irreversibles en las articulaciones.
Los brotes de psoriasis pueden desaparecer y volver a manifestarse al cabo de mucho tiempo.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se hace mediante la observación del área donde aparecen las descamaciones y las lesiones cutáneas. A medida que la psoriasis avanza, los médicos pueden reconocer fácilmente su patrón de descamación característico, por lo que, en general, no hace falta hacer pruebas diagnósticas.
En algunas ocasiones los especialistas realizan una biopsia de la piel para confirmar el diagnóstico y descartar otras patologías que puedan compartir el aspecto y los síntomas.
Tratamientos
El tratamiento de la psoriasis depende de cada paciente y del tipo de la enfermedad que tenga. A pesar de que no existe cura para esta enfermedad, sí se puede mantener totalmente controlada y en algunos casos los síntomas (inflamación, enrojecimiento, descamación y picor) no tienen por qué volver a aparecer. Los diferentes tratamientos que se aplican son:
Sustancias de uso tópico
El tratamiento de inicio para la mayoría de los psoriásicos suelen ser cremas, lociones, limpiadores y pomadas aplicadas en las zonas.
Fototerapia
En general, el sol es beneficioso para este tipo de pacientes. Algunos pueden necesitar un refuerzo específico con luz ultravioleta artificial (rayos UVB) o una combinación de luz ultravioleta y medicaciones, denominada PUVA (psoraleno junto con la exposición a luz ultravioleta UVA), también conocida comofotoquimioterapia. Se toma el medicamento por vía oral o inyectado para potenciar los efectos de los UVA.
Fármacos sistémicos:
Normalmente de tipo oral, aunque también pueden necesitar inyectables.
Medicación de uso tópico (cremas y lociones):
- Esteroides: Entre los más comunes para la psoriasis leve y moderada. Son medicamentos que imitan la acción de ciertas hormonas que produce de forma natural el organismo.
- Alquitranes: Las preparaciones basadas en alquitranes se han empleado durante siglos para tratar la psoriasis. Una de sus principales desventajas es el olor desagradable que desprenden.
- Calcipotriol: es una forma sintética de la vitamina D, que se emplea en el tratamiento de la psoriasis leve o moderada. No actúa de forma rápida, pero a largo plazo es eficaz para controlar la psoriasis. No se recomienda aplicar en la zona de la cara, donde puede causar irritación.
- Retinoides: Derivados de la vitamina A. Suelen emplearse combinados con esteroides.
- Antralina: Es eficaz en la psoriasis leve o moderada y no plantea efectos secundarios a largo plazo, pero puede ser irritante para la piel.
- Ácido salicílico: El ácido salicílico se utiliza como tratamiento complementario. Se emplea para eliminar las escamas de las placas de psoriasis y dejar preparada la piel para la aplicación de medicamentos de uso tópico.
Medicación sistémica
- Metotrexato: El metotrexato limpia de forma espectacular la psoriasis. Entre sus efectos secundarios se encuentran las náuseas, fatiga, pérdida del apetito y llagas en la boca.
- Retinoides orales (iostretinoina): Son eficaces en algunos casos de psoriasis, pero trabajan mejor en combinación con otros medicamentos. Son seguros en el tratamiento a largo plazo.
- Ciclosporina: Controla el sistema inmunológico. Se emplea sólo si el resto de opciones han fallado. Es eficaz y de rápido efecto, pero puede causar hipertensión y dañar la función renal. No puede mantenerse esta medicación durante más de un año.
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