Instrumentos de cuerda frotada
El alma es una parte importante en los instrumentos de cuerda frotada y pulsada.
En los instrumentos de arco (violín, viola, cello, contrabajo, viola da gamba, etc.) es una varilla cilíndrica de madera que se coloca de forma perpendicular a las tapas del instrumento, por el interior y por debajo del puente, y que soporta el peso de la presión de las cuerdas tensadas.
En la guitarra, laúdes etc., es usada para estabilizar y ajustar el mástil. Se trata de una barra de metal que atraviesa el mástil a lo largo, hasta el clavijero, donde puede ser ajustada con una llave. La primera patente es de Tim McHugh, un empleado de la compañía Gibson, en 1921.
Uso
Cuando el alma está floja el mástil se dobla ligeramente debido a la tensión de las cuerdas. Mientras tanto, cuando está tenso el mástil se endereza resistiendo la tensión de las cuerdas. Como las cuerdas de la guitarra vibran con un movimiento elíptico, lo mejor es que el mástil tenga una ligera curvatura, permitiendo así que cada cuerda pueda vibrar y moverse libremente, sin golpear contra el diapasón.
Los instrumentos con cuerdas de acero, que provocan una gran tensión, necesitan el alma. Si no la tienen, el mástil de madera se ira combando progresivamente debido a la alta tensión. Los instrumentos con cuerdas de nylon, que no provocan una gran tensión, no necesitan alma.
Construcción y funcionamiento
El alma está hecha normalmente de acero, aunque materiales como el grafito y otros son también usados.
El alma puede ajustarse para compensar cambios de expansión o contracción en el mástil debido a cambios de humedad o temperatura, o para compensar cambios en la tensión de las cuerdas.
Normalmente el alma de una guitarra nueva está ajustado por el fabricante, y no es aconsejable que lo ajuste un principiante, pues el mástil podría dañarse fácilmente y sin reparación posible. Los luthieres o guitarristas más experimentados pueden ajustarlo si fuera necesario. Girando la llave de ajuste del alma en el sentido de las agujas del reloj se enderezará, contrarestando la tensión de las cuerdas y enderezando el mástil, o creando un arco convexo. Girándola en el sentido contrario se aflojará, provocando que la tensión de las cuerdas curve el mástil creando un arco concavo.
Algunas guitarras (especialmente las Rickenbackers) vienen con doble alma, que es más estable y no se ve afectada por los cambios climáticos, pero también son más difíciles de ajustar y por lo tanto se debe acudir a un profesional.
Aunque no son muy comunes existen guitarras para zurdos con el alma hecha para que haya que girarla en sentido contrario al normal.
Localización y ajuste
La tensión del alma se ajusta usando una llave Allen. Dependiendo del modelo de guitarra se ajustará en:
- En las Fender antiguas con mástil estilo bolt on (y nuevas ediciones de modelos antiguos) en el fondo del mástil. El ajuste del alma se puede hacer con un destornillador tipo Phillips y antes se necesita quitar la tapa que lo resguarda.
- En los modelos más recientes de Fender se ajusta desde detrás del clavijero, está al descuebierto y se suele usar una llave Allen de 3 mm.
- En los modelos de eléctricas set-neck se hará bajo una placa tras el clavijero. Las guitarras Gibson y Epiphone tienen el alma cubierta por una placa con forma de campana en la que se ve la marca. Con la mayoría de las Gibson se usa una llave Allen de 8 ó 6 mm.
- En las guitarras acústicas está en el interior del cuerpo de la guitarra, accesible a través de la boca, o también sepuede encontrar en el clavijero. las Martin's usan una llave Allen de 5 mm y las Gibson las mismas que con las guitarras eléctricas.
En otros instrumentos de cuerda se trata de una varilla transversal de madera que une las dos tapas de la caja de resonancia por su parte media, y sirve para que estos entren en resonancia con las cuerdas.
El arco es un accesorio utilizado para tocar instrumentos de cuerda frotada —como el violín, el violonchelo, la viola o el contrabajo— que permite que vibren sus cuerdas.
Fabricación y materiales
El arco consta de una cinta, hecha con crines de caballo o cerdas, y de una vara estrecha, de curva suave, normalmente de madera de pernambuco (recientemente se construyen arcos de materiales compuestos, como la fibra de vidrio y la fibra de carbono) que permite, por medio de un tornillo que se aprieta o afloja, asegurar la tensión de las crines, las cuales frotan las cuerdas del instrumento para producir el sonido.
La sección en donde se encuentra el tornillo se llama nuez, que es un elemento que permite sujetar las cerdas para que mantengan su tensión, y también sirve para apoyar los dedos del ejecutante. Las otras partes del arco son la punta (terminada con un adorno de hueso o plástico) y la vara principal, que puede ser adornada en su extremo inferior, cerca de la nuez, por un entorchado en plata, níquel, seda o plástico. Las crines o cerdas deben ser impregnadas con resina, con pez o con colofonia, para asegurar el agarre a las cuerdas del instrumento.
Dependiendo del luthier y del instrumento para el que vaya dirigido el arco, el número de cerdas varía, habiendo normalmente entre 150 y 250 cerdas. También varía la forma de la vara del arco en redonda o hexagonal. El arco ha sufrido grandes transformaciones a través de la historia. Su forma y diseño actual fue consolidada por el gran arquetero francés François Xavier Tourte, a finales del siglo XVIII.
Las longitudes de los arcos son, aproximadamente:
- violín: 74 cm
- viola: 75 cm
- violonchelo: 72 cm
- contrabajo: 70 cm
En los instrumentos de cuerda no siempre es necesario tocar con el arco, aunque con éste existen muchísimas técnicas. En una partitura, arco o coll’arco (con el arco) indica al intérprete el fin de una parte en pizzicato.
En otro tiempo se creía que no podía conseguirse una buena ejecución sino con un arco muy tirante y para obtener esta tirantez imaginaron darle la forma de un segmento de círculo del cual los crines eran la cuerda. Esta construcción del arco producía efectos poco variados en el instrumento, pero cuando más adelante se quiso que salieran sonidos más blandos y dulces se valieron de un arco más flexible, dando a la varilla una forma casi recta y encorvándola un poco en su parte superior, en la forma que tiene hoy día, modificando la tensión del arco por medio de un tornillo, según la calidad de la música que se ha de ejecutar.1
Tipos de arco
Existen arcos ligeramente diferentes, que varían en peso y longitud, utilizados para violín, viola, violonchelo y contrabajo. Se trata generalmente de variaciones sobre el mismo diseño básico.
Sin embargo, en el caso del contrabajo, hay dos formas distintas de uso habitual. El "arco francés" se construye con la misma filosofía que los demás instrumentos de la familia orquestal de cuerdas. Se agarra de la misma forma que el violonchelo, con la palma hacia dentro y el pulgar a la izquierda.
El «arco alemán» o «mayordomo» es más amplio que el anterior y se agarra con la palma hacia afuera y el pulgar a la derecha, sin apretar. Es el más viejo en su diseño y proviene de la viola contrabajo.
El arco francés suele ser el elegido por los solistas al encontrarle una gama dinámica más amplia y tener un mejor control. Se hizo popular en el siglo XIX por adoptarlo el virtuoso Giovanni Bottesini.
Se pueden encontrar ambos tipos de arcos en cualquier orquesta, pues depende de las preferencias individuales de cada contrabajista.
Uso del arco
El arco ejerce sobre el arte de los instrumentos con que se toca una acción más importante de lo que generalmente se cree y en especial en el violín en el cual se necesita más tacto que en ninguno de los demás de su familia. El manejo del arco influye en dar a los sonidos más fuerza o dulzura o más dureza o blandura.1
La experiencia ha demostrado que no pueden ponerse en armonía los movimientos del arco y los de los dedos sino debilitando todo cuanto se pueda la acción del brazo que dirige el arco de modo que la muñeca obre con libertad. Vistos los movimientos de un violinista hábil, nada parece más fácil que esta independencia de la muñeca, pero para adquirirla se necesitan muchos años de estudio. No consiste aun todo en esto, el tirar y empujar el arco es susceptible de una infinidad de combinaciones que también ofrece sus dificultades. Algunas veces se ligan muchos sonidos con un mismo golpe de arco, y esto exige mucha economía en desplegar el brazo. Otras veces se hacen todas las notas con un movimiento rápido por un número de golpes de arco, igual al de las notas lo cual exige una perfecta simultaneidad entre los movimientos de los dedos de la mano izquierda, y los del brazo derecho. Hay otras combinaciones que ofrecen una serie de sonidos ligados y desligados alternativamente y en fin hay sucesiones de notas que se pican con un movimiento rápido con una sola arqueada, ya sea tirando, ya sea empujando el arco: este último paso, que se llama staccato exige una habilidad particular.1
Por medio de este arco flexible y ligero en la mano de un artista hábil se hacen producir efectos de muchas especies.
- Como las cuerdas tienen una tensión muy enérgica cerca del puentecillo el arco no puede ponerlas en vibración sino con mucha dificultad resultando unos sonidos algo nasales y semejantes a los de una gaita zamorana.
- Si el arco se aparta un poco de esta posición, las cuerdas dan un sonido voluminoso aunque poco agradable y aun algo duro pero sin embargo se saca partido en los pasos desligados que piden fuerza.
- Cuanto más se acerca el arco hacia el mango es más blanda la calidad del sonido y a medida que se va apartando del puentecillo el artista disminuye la fuerza de presión sobre las cuerdas.
- Modifica también la calidad de los sonidos la mayor o menor inclinación que se da a la varilla del arco.
De estos hechos y otros muchos que se han ido observando sucesivamente, resulta la inagotable variedad de efectos que los grandes artistas saben sacar del violín.
Partes del arco.
- La vara. La parte de madera del arco. Un buen arco es tradicionalmente de madera pernambuco, aunque también puede fabricarse en fibra de carbono o fibra de vidrio. Puede ser de sección octogonal o redonda, lo cual no es indicativo de que sea mejor o peor. Sin embargo los octogonales pueden parecer más rígidos, a menudo son ligeramente más caros que sus homólogos redondos (por que da más trabajo hacerlos) y algunos violinistas los prefieren por que los sienten más estables. Sin embargo es una cuestión de apreciación personal.
- La nuez. Pieza móvil en la base del arco. Al moverse tensa y destensa las cerdas. Suelen tener una parte metálica en la base, más una anilla también metálica en la parte delantera por donde se introducen las cerdas. La nuez se mueve girando el tornillo.
- Tornillo. La pieza en el extremo del arco cuyo movimiento giratorio permite tensar el arco.
- El cuero. Ayuda a apoyar correctamente los dedos sobre el arco, al tiempo que protege la madera.
- El entorchado es un alambre metálico enrrollado junto al cuero con la finalidad también de proteger a la madera del desgaste por rozamiento de los dedos.
- Las cerdas. Un arco tiene unas ciento cincuenta cerdas de cola de caballo (o material sintético en los más baratos), que se sujetan por un lado a la punta del arco y por el otro a la nuez. Una vez tensas, las cerdas del arco necesitan ser frotadas con resina especial de violín (colofonia más otros posibles componentes), que deposita sobre ellas una capa de polvo que es el que permite el agarre con las cuerdas y las hace vibrar.
Tensión del arco.
Por si alguno aún no lo sabe: el arco ha de ser tensado antes de tocar. Para ello se gira el tornillo en la dirección de las agujas del reloj hasta el punto óptimo, entre las cerdas y el centro de la vara quede un espacio de al menos 6 mm., aunque depende también de las preferencias del violinista, del arco, del carácter de la música que se va a tocar…
Al terminar de tocar es conveniente aflojar un poco las cerdas para que no sufran tensión durante mucho tiempo y duren más.
Evolución del arco
Alguna vez me he preguntado: ¿como eran los arcos fabricados por Guarneri o Stradivari,? mis conocimientos al respecto son bastante escasos, así que sobre este tema de momento os tendréis que conformar con el gráfico adjunto, que muestra la evolución de su forma antes de su diseño actual.
Una forma y un diseño que fueron definidos y establecidos hasta hoy por el gran arquetero francés François Xavier Tourte, a finales del siglo XVIII.
Cómo debe ser un buen arco
Peso
Un arco normal pesa entre 55 y 65 gramos. Arcos pesados pueden dar un sonido más lleno al pegarse mejor a la cuerda mientras que los ligeros pueden ganar en los pasajes de virtuosismo y rapidez, pero pueden perder sonoridad y plenitud en notas tenidas. Lo fundamental es la sensación al empuñarlo. El peso ideal oscilaría entre los 60 y 62 gramos aunque también hay buenos arcos más ligeros. Un peso mayor refuerza el volumen pero puede ser más difícil para golpes de arco rápidos. Un arco demasiado ligero puede dificultar hacer vibrar las cuerdas.
Equilibrio
Un buen arco ha de ser equilibrado, lo que no significa obligatoriamente que tenga que ser más ligero. Sostener el arco en 45º puede ser una buena manera de sentir su equilibrio.
Cuanto más pesa un arco en la punta, más pesado parecerá. Afloja las cerdas y sujeta el arco entre el dedo índice y el pulgar, a unos 25 cm. del extremo de la vara (sin contar el tornillo). Si la punta baja, el punto de equilibrio del arco está demasiado adelantado. Un arco con el peso hacia la punta puede ser más fácil de manejar. El punto de equilibrio más atrasado puede parecer más ligero pero habrá que dirigir más el arco.
Además, un buen arco debe tener la misma rapidez de respuesta en la punta, el centro o el talón.
Estado
Sobre todo si vas a comprar un arco de segunda mano hay que comprobar varios factores:
- Hay que fijarse bien en la calidad y estado de la nuez, una pieza fundamental para el buen funcionamiento del arco.
- Si las cerdas están dadas de sí, el arco no hará bien su trabajo, aunque eso tiene fácil solución encerdando de nuevo. Además, unas cerdas dadas de sí obligan a retraer mucho la nuez hacia atrás, desequilibrando el arco.
- Los arcos muy viejos pueden perder curvatura con los años. Un luthier puede corregir esto, pero sólo merece la pena si el arco es realmente bueno.
- Por supuesto, el arco debe estar perfectamente recto en la dimensión lateral. Para comprobarlo colocamos el arco con el tornillo frente a nuestro ojo y las cerdas hacia abajo mirándolo en escorzo. Cualquier desviación se verá fácilmente.
- En cuanto a materiales, un buen arco tradicional tiene la vara hecha de madera pernambuco, la nuez de ébano, protección de cuero auténtico, entorchado de hilo de plata o alpaca, y cerdas de crin de caballo. Hay arcos con guarniciones de oro de decenas de miles de euros.
- Un arco más barato puede estar hecho de madera de brasil, mientras que la nuez, protección y cerdas suelen ser de materiales sintéticos.
Probando arcos
Si vas a cambiar de arco y te pones a probar, cuando lleves varios ya no te acordarás de cómo se comportaban los primeros. Debes ser consciente de cómo es tu forma de tocar, cómo es tu violín y la música que tocas y qué tipo de arco te conviene. A partir de ahí es más fácil ir desechando hasta dar con el deseado. El comportamiento del arco se nota sobre todo en notas largas. Si eres principiante no notarás nada de esto, menos aún si pruebas con un mal violín. Con la experiencia y a base de probar mucho irás notando cada vez más detalles y sutilezas.
La curva del arco puede ser un poco diferente en cada arco. Si es muy pronunciada el arco tendrá un carácter más saltarín (bueno para spicatto) mientras que si es más recto, puede realizar mejor las notas largas. Un arco equilibrado sería bueno para todo.
Mantenimiento
Igual que el violín, el arco tradicional está hecho de madera, de modo que es un objeto vivo, que cambia con el tiempo y con las circunstancias externas: humedad, temperatura, etc. Debes evitar factores extremos o cambios bruscos. No lo dejes por ahí expuesto a accidentes, mantenlo en su estuche o en la funda del violín.
Recuerda destensar las cerdas del arco al terminar de tocar y antes de guardarlo, así durarán más tiempo y no tendrás que acudir a encerdarlo tan a menudo. Guárdalo con las cerdas hacia abajo.
Procura no tocar mucho las cerdas con la mano; sudor y grasa corporal se adherirán al polvo de resina y perjudicarán el sonido.
Si no puedes darle al arco la tensión adecuada es posible que las cerdas estén dadas de sí, o que la vara haya perdido curvatura. En ese caso debería verlo un experto.
Sólo es necesario aplicar resina cuando las cerdas están demasiado lisas. Eso no sucede más de una vez a la semana, incluso si tocas mucho. Hay violinistas que parecen tener trastornos obsesivos compulsivos, parece que no se quedan tranquilos si no frotan resina antes de tocar. Realmente se nota cuando el arco empieza a necesitarlo.
Mueve las cerdas contra la resina, mejor que al revés, y aplica la resina a lo largo de las cerdas, de la punta a la nuez. Si mantienes un dedo en la anilla, evitarás que se dañe la resina. Además, si colocas la pastilla de resina en tu mano izquierda como si sostuvieras el violín y frotas el arco sobre ella como si estuvieras tocando, puede ser un buen ejercicio de control del brazo derecho. Cuando la resina es nueva le cuesta empezar a soltar polvo; ten paciencia, puedes rayar con un cuchillo o una lija la superficie para que no esté tan lisa. Los fabricantes prefieren que tenga un aspecto atractivo a que sea eficaz desde el primer día.
Si hay demasiado polvo, puedes sacudir el arco con suavidad contra tu mano pero con mucho cuidado para no golpearlo contra algo involuntariamente. Si sale mucho polvo es que te has pasado aplicando resina.
Si las cerdas están dadas de sí, por el tiempo o por haberlo tensado demasiado, no podrás darle al arco la tensión suficiente de nuevo: la solución es encerdarlo de nuevo. Lo mismo pasa si se han roto muchas cerdas. Un encerdado puede costar unos 60€. A veces, se pueden acortar las cerdas. Si sólo tocas unas pocas horas por semana, las cerdas te durarán años. Si eres profesional puedes sentir que necesitas un cambio antes de un año.
El cambio del cuero de protección, o incluso del entorchado, puede hacerse a veces junto con el cambio de cerdas.
Limpieza
Limpia la madera de resina del arco al terminar de tocar.
Si se rompen las cerdas, quítalas “arrancándolas” por el extremo de la anilla, mejor que sólo tirando de ellas. Otra solución es cortarlas cuidadosamente con tijeras, tan cerca de la anilla como sea posible.
Las cerdas suelen ensuciarse cerca de la nuez. Puedes limpiarlas con un paño húmedo y caliente e incluso con un poco de jabón líquido. Los extremos de las cerdas se sujetan con pequeñas cuñas: asegúrate de que no los mojas.
Si tienes que poner resina cada vez más a menudo, es posible que se deba a un exceso de residuos de resina, que alisa mucho las cerdas. Puedes limpiarlas tú mismo con un paño y un limpiador con alcohol al 70%, pero es mejor que te lo haga un experto. El alcohol puede dañar la vara y es posible que sólo consigas pegar las cerdas entre sí cada vez más. Un luthier decidirá si la cerdas se pueden limpiar o es mejor cambiarlas.
Si ves el tornillo que no gira suavemente o parecen atascarse, puedes soltarlas girando. Así podrás hacer limpieza para que vuelva a girar bien. Si no se arregla, deberás llevarlo a que lo miren. También lo deberías llevar si el cuero o el entorchado se han deteriorado por el roce y el sudor.
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