La batalla de Adís (o Adis) se libró en el año 255 a. C. entre el ejército de Cartago y el romano, que derrotó a los cartagineses y después demandó la paz. La primera guerra púnica continuaría, sin embargo, debido a que los términos ofrecidos por Régulo para un posible acuerdo de paz fueron muy duros, y en consecuencia el pueblo de Cartago decidió seguir luchando.
Batalla de Adís | ||||
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Primera guerra púnica | ||||
Batalla de Adís | ||||
Fecha | comienzos de 255 a. C. | |||
Lugar | Montes cercanos a Adís, actual Oudna | |||
Coordenadas | 36°36′31″N 10°10′18″ECoordenadas: 36°36′31″N 10°10′18″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria romana | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Antecedentes
En el año 256 a. C., el ejército romano bajo Lucio Manlio Vulsón Longo y Marco Atilio Régulo invadieron la patria cartaginesa en África. El ejército romano pronto forzó la capitulación de Clupea, una ciudad a 40 millas de Cartago. Después de establecer las defensas de la ciudad y reunir unos 20 000 esclavos y rebaños de ganado del campo, recibieron instrucciones de Roma. Estas decían que Vulsón tenía que navegar hasta Roma, llevando la mayoría de las escuadras (incluyendo todos los transportes) con él. Régulo, por otro lado, estaba con 15 000 unidades de infantería y 500 de caballería.
En ese momento, Cartago había llamado a Amílcar y a sus 5000 infantes y 500 caballeros desde Sicilia para unirse a los generales Bostar y Asdrúbal Hannón en África. La combinación de fuerzas cartaginesas se formó organizando las defensas en Adis, una ciudad a 40 millas al sureste de Cartago, que ahora estaba bajo cerco romano. A pesar de contar con una caballería superior y con elefantes, los cartagineses se ubicaron sobre una montaña pasando por alto la llanura de Adis.
Batalla
Sin que los cartagineses lo supieran, los romanos rápidamente desplegaron sus fuerzas alrededor de la montaña, al amparo de la oscuridad, y atacaron desde dos laderas al amanecer. Los cartagineses mantuvieron su posición por un momento, y luego expulsaron una legión romana. Este espacio en la batalla le permitió a algunos elefantes y a la caballería cartagineses escapar. Pero finalmente, los cartagineses fueron aplastados y huyeron del sitio. Los romanos los persiguieron por un tiempo, y luego saquearon el campamento enemigo. No encontrando resistencia, el ejército romano continuó marchando hacia Cartago, deteniéndose en Túnez.
Consecuencias
Esta derrota causó una gran agitación en Cartago. Los númidas se levantaron contra sus opresores y los refugiados del campo inundaron la ciudad. Naturalmente, este gran exceso de población junto con la destrucción del campo, llevaron a una crisis de alimento y a la posibilidad de aparición de enfermedades. A pesar de estas amenazas, Régulo y su ejército de dos legiones no tuvieron la oportunidad de atacar la ciudad por falta de refuerzos. Y aún peor, el consulado de Régulo terminaría pronto, (el puesto de Cónsul romano duraba un año) y así él no recibiría la gloria de finalizar victorioso la guerra. Las negociaciones se llevaron a cabo entre las partes, con Régulo exigiéndole a Cartago ceder Sicilia, Córcega y Cerdeña, renunciar a su armada, pagar una indemnización, y firmar un tratado de vasallaje. Naturalmente, Cartago no aceptó.
La batalla de Cirta, 203 a. C., enfrentó a Sifax, rey númida de los masesilos y principal aliado de Cartago, contra las fuerzas aliadas del númida Masinisa y el romano Cayo Lelio, en el contexto de la segunda guerra púnica.
A las órdenes de Escipión, Lelio y Masinisa persiguieron a Sifax de regreso a su reino, dándole alcance cerca de Cirta. Allí el rey reclutó nuevas tropas para enfrentarse a ambos generales en campo abierto. Sifax intentó organizar sus tropas al estilo romano, pero aunque disponía de fuerzas suficientes, eran en su gran mayoría soldados inexpertos y apenas entrenados.
El choque comenzó como una escaramuza de caballería, que poco a poco comenzó a crecer en dimensiones. La caballería númida de Sifax llevaba la voz cantante, hasta que llegó el grueso de la legión romana. La infantería legionaria, emplazada entre líneas, ofreció un frente sólido a la caballería de Sifax, que hubo de batirse en retirada.
Las tropas de infantería de Sifax, en su mayoría reclutas pobremente armados, se hundieron en el pánico ante la visión de la perfectamente formada legión romana. Sifax, desesperado, corrió entre sus tropas, intentando infundirles moral para que dieran la vuelta y se enfrentaran al enemigo. En un movimiento desesperado, cargó en solitario contra los romanos, pero su caballo herido le arrojó al suelo.
El rey númida fue tomado prisionero, haciendo imposible así la reorganización de sus tropas. La batalla se perdió, y los romanos capturaron la ciudad, que capituló al ver a su rey encadenado.
Mapa que ilustra las campañas de la segunda guerra púnica | ||||
Fecha | 203 a. C. | |||
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Lugar | Cirta, Numidia | |||
Coordenadas | 36°22′03″N 6°36′43″ECoordenadas: 36°22′03″N 6°36′43″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria romana | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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La batalla de la Sierra o batalla del Desfiladero de la Sierra (239 a. C.) fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en el contexto de la guerra de los Mercenarios. En ella, Amílcar Barca arrastró a los rebeldes, superiores en número, a un desfiladero conocido como la Sierra,1 sitiándoles en su interior. Tras la rendición de los generales rebeldes, el ejército de éstos fue pasado a cuchillo.
Batalla de la Sierra | ||||
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Elefante norteafricano. Los elefantes de guerra fueron decisivos en el desenlace de la contienda. | ||||
Fecha | 239 a. C. | |||
Lugar | Desfiladero de la Sierra, cerca de Djebel Ressas (actual Túnez) | |||
Conflicto | Guerra de los Mercenarios | |||
Resultado | Victoria decisiva cartaginesa | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Contexto
En el año 239 a. C. Naravas, un noble de Numidia, inicialmente en las filas rebeldes, se unió a Amílcar con dos mil jinetes. Amílcar, superior en caballería y elefantes, comenzó una guerra de suministros que obligó a los líderes mercenarios a abandonar el sitio de Cartago ante el peligro de convertirse ellos mismos en sitiados.2
Tras replegarse a Túnez, un ejército mixto mercenario y africano, liderado por Spendios, Autarito y Zarza se puso de nuevo en campaña, en un número de cincuenta mil soldados, más de tres veces mayor que el ejército de Amílcar. La superioridad de éste en tropas ligeras, sin embargo, los obligaba a mantenerse en terreno accidentado, evitando los llanos.
De este modo, comenzó una guerra de guerrillas en la que Amílcar atraía a grupos de tropas aisladas o conducía a emboscadas a los rebeldes aparentando disponerse para batalla campal, erosionando poco a poco al ejército rebelde. Finalmente, los condujo hacia un desfiladero conocido únicamente por el nombre que le da Polibio: la Sierra, cerca de Djebel Ressas.
El lugar donde aconteció esta acción recibe el nombre de la Sierra por el parecido que tiene su geografía con dicho instrumento
La batalla
El sitio
El ejército cartaginés cavó fosos y trincheras a la entrada del desfiladero, encerrando a los rebeldes en su interior. Cuando los suministros de éstos finalizaron, se produjeron escenas de canibalismo. Al tiempo, la situación se hizo insostenible, los refuerzos que debían llegar de Túnez no aparecían, y se acabaron los cuerpos de los esclavos. Los rebeldes protestaron contra sus líderes, que decidieron entregarse a Amílcar.
El tratado
Los jefes mercenarios, Autarito, Spendios y Zarza, firmaron un acuerdo con Amílcar por el cual le era lícito a éste elegir a diez de entre ellos, que serían ejecutados. El resto serían desarmados y liberados. Hecho esto, el general escogió a los tres líderes como parte de los diez que mencionaba el tratado, junto a siete líderes africanos.
La masacre
Sin embargo, los africanos, al conocer la retención de sus jefes y desconociendo los términos del tratado, sospecharon que habían sido vendidos al enemigo, y se alzaron en armas contra los cartagineses que les cercaban. Amílcar ordenó la defensa y les rodeó con los elefantes y demás tropas ligeras, pasando a cuchillo a todos, en un número de cuarenta mil.
Consecuencias
El grueso del ejército rebelde había sido destruido. La mayoría de las ciudades africanas, cuyos soldados habían caído en la Sierra, regresaron al bando cartaginés. El libio Mathô quedaba como único líder de la rebelión, acuartelado en Túnez.
Cartago reunió al penúltimo contingente y lo envió a sitiar Túnez, al mando de un capitán llamado Aníbal. La guerra parecía a punto de finalizar, aunque el fracaso del asedio hizo que se alargara en el tiempo.
La batalla de los Grandes Campos o batalla de las Grandes Llanuras fue una batalla librada en el marco de la segunda guerra púnica entre los ejércitos de Sifax y Asdrúbal Giscón, por un lado, y los de Publio Cornelio Escipión y Masinisa, por el otro. Resultó en una aplastante victoria romana. Escipión obligó a Aníbal Barca a abandonar tierras italianas y retornar apresuradamente a África, donde fue derrotado por el mismo Escipión en la batalla de Zama.
Batalla de los Grandes Campos | ||||
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Segunda guerra púnica | ||||
Mapa que ilustra las campañas de la segunda guerra púnica | ||||
Fecha | 203 a. C. | |||
Lugar | Norte de África | |||
Coordenadas | 37°03′29″N 10°03′45″ECoordenadas: 37°03′29″N 10°03′45″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria romana | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Preludio
Asdrúbal y Sifax habían conseguido escapar de los campamentos que el general romano Escipión y su aliado númida Masinissa habían destruido en la batalla de Útica. Asdrúbal y Sifax huyeron con un pequeño número de soldados que también habían logrado escapar del incendio de sus campamentos. En su huida, se encontraron con un contingente de 4000 mercenarios celtíberos provenientes del sur de la península ibérica y con estas nuevas fuerzas los cartagineses decidieron probar, una vez más, detener el avance de los romanos por el norte de África. Con este fin, se forzaron nuevas levas tanto en Cartago como en Numídia y pronto Asdrúbal y Sifax reunieron de nuevo un ejército de 30 000 hombres. En 203 a. C. Escipión, dejó su campamento de Utica para enfrentarse a ellos.
La batalla
Asdrúbal dispuso a los mercenarios celtíberos en el centro de sus tropas, flanqueados por la infantería y caballería cartaginesa. Por su parte, Escipión dispuso de sus tropas en una triple línea. Los hastati formaban la primera, los príncipes la segunda y los triarii la tercera.
La carga de la caballería romana y aliada númida fue devastadora e hizo huir a toda prisa a la infantería cartaginesa, inexperta en la batalla, dejando a los celtíberos abandonados a su suerte. Éstos, encontrándose en un país que no era el suyo y sabiendo que no obtendrían piedad de los romanos (ya que habían apoyado a los cartagineses desde el inicio de la guerra), decidieron resistir hasta el final. Los celtíberos pudieron detener el ataque de la primera línea romana, por eso Escipión ordenó a la segunda y tercera línea que avanzaran sobre los flancos, rodeando al enemigo.
Todos los celtíberos muerieron excepto un número muy reducido que consiguió escapar. Sifax huyó y regresó a su reino, pero Escipión a Masinissa y Cayo Lelio en su persecución y lo derrotaron en la batalla de Cirta, capturándolo y llevándolo al campamento romano como prisonero. Masinissa se convirtió en el nuevo rey de Numidia, casándose con la mujer de Sifax, Sofonisba, irónicamente hija de Asdrúbal hijo de Giscó. A Escipión no le gustó en absoluto este matrimonio y ordenó a su aliado que le entregara la joven cartaginesa, pero ésta se suicidó.
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