viernes, 24 de febrero de 2017

Cuadros por estilo

cuadros del Barroco

Enano con un perro o Retrato de bufón con perro y también Don Antonio "el Inglés", es una pintura realizada al óleo sobre lienzo hacia 1650, conservada en el Museo del Prado en Madrid, donde aparece catalogada como obra anónima de escuela española.

Historia

El cuadro se recoge como obra de Diego Velázquez en los inventarios de la colección real redactados a lo largo del siglo XVIII, autoría que fue puesta en duda en 1925 por Juan Allende Salazar, para quien podría tratarse de una obra de Juan Carreño de Miranda. Posteriormente Kurt Gerstemberg relacionó el retrato con la pintura de Juan Bautista Martínez del Mazo, señalando la estrecha semejanza entre la perra aquí retratada y el mastín que aparece en la Cacería del tabladillo, obra segura de Mazo conservada también en el Museo del Prado. Excluida del catálogo de obras de Velázquez por José López-Rey y Jonathan Brown conforme al parecer de la mayor parte de la crítica especializada, tiende a considerarse obra del taller de Velázquez,2 o sencillamente influida por él en lo que a su técnica se refiere pero apuntando a la vez incorrecciones en su ejecución, por ejemplo en la concepción del espacio.3

Descripción

El retrato representa a un enano o bufón de la corte elegantemente vestido con traje de color ocre y bordados dorados, con paños blancos de encaje en cuello y puños, el sombrero en una mano y espada al cinto, junto a una perra mastín casi de su tamaño para subrayar su pequeñez. Tratándose del retrato de un hombre de placer puede recordar otros retratos semejantes de Velázquez, quien pintó varios bufones y enanos de la corte de Felipe IV, como El bufón don Diego de Acedo.4
Pedro de Madrazo sostuvo que podría tratarse del bufón llamado don Antonio "el Inglés", cedido a Felipe III por el duque de Windsor, suposición que fue descartada por José Moreno Villa quien pudo demostrar que "el Inglés" había fallecido antes de 1617, fecha que desentona con la técnica empleada en la ejecución del lienzo y con la propia indumentaria del retratado. El mismo Moreno Villa propuso por dichos motivos su identificación con Antonio Mascareli, enano genovés documentado en la corte entre 1673 y 1693, varios años después de muerto Velázquez.3
La obra, de concepción velazqueña en su composición y al parecer inacabada, está ejecutada con pincelada suelta y pastosa a la manera de Velázquez pero con trazos más breves y descuidados de lo que es habitual en el maestro.






El entierro de Cristo es un cuadro del pintor italiano Sisto Badalocchio en el que se describe el muy popular tema pictórico del Santo Entierro, desarrollado desde la Edad Media, con un nuevo empuje en el Renacimiento italiano.1
El cuadro representa a los siete personajes tradicionales de la escena, además del propio Jesús fallecido, divididos en dos escenas, la de las vírgenes lamentándose y la de los que trasladan el cuerpo, más dinámicos en su descripción.
Badalocchio tiene otra obra de esta temática en la National Gallery.










El cuadro de Esopo fue pintado por Velázquez entre 1639 y 1640 y se conserva en el Museo del Prado de Madrid (España) desde la creación de la pinacoteca en 1819.

Historia del cuadro

Este cuadro fue pintado para decorar un pabellón de caza construido en el monte del Pardo, cerca de Madrid, llamado "La Torre de la Parada". Este pabellón se convirtió más tarde en un valioso museo de pinturas donde fue a parar la larga serie de las Metamorfosis de Ovidio, pintada por Rubens y sus ayudantes. Este pabellón estaba reservado en exclusiva para la Corte, nadie más tenía acceso. Allí se recopiló el conjunto más importante sobre temas de mitología y gran variedad de desnudos.
Velázquez pintó otro cuadro, Menipo, con la intención de que ambos fueran exhibidos en pareja.

Descripción del cuadro

El cuadro representa al narrador de fábulas griego Esopo, tal y como se recoge en un letrero en el propio cuadro, mirando directamente al espectador con un libro en su mano derecha y vestido con un sayo harapiento sujeto a la cintura con una tela de color blanco.
Destaca en el cuadro la cabeza del filósofo, con el pelo entrecano y una mirada de profundo desdén.

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