Antonio Bergosa y Jordán (Jaca, Huesca, 21 de febrero de 1748 - Tarragona, Cataluña, 18 de julio de 1819) fue un sacerdote católico, obispo de Antequera y arzobispo de Tarragona.
Realizó sus estudios en España. Se ordenó sacerdote en 1773. El 23 de febrero de 1801 fue elegido obispo de Antequera (Oaxaca) en la Nueva España, fue consagrado el 4 de abril de 1802 y tomó posesión de su diócesis el 2 de mayo del mismo año.
Fue partidario de la Ilustración, no obstante fue opositor a los insurgentes y a la Independencia de México. Se refirió a Miguel Hidalgo como "el protoapoderado de Satanás y del infierno".1Defendió la promulgación de la Constitución gaditana y la unidad de la monarquía española en América, la cual fue jurada el 30 de septiembre de 1812. En noviembre del mismo año intentó resistirse al ejército insurgente comandado por José María Morelos durante la toma de Oaxaca.2
Llegó a ser arzobispo electo de México pero no tomó posesión de la arquidiócesis. Fue inquisidor, suspendió su cargo cuando en 1813 los diputados de las Cortes de Cádiz abolieron el Santo Oficio. Reanudó sus actividades en julio de 1814 cuando Fernando VII recuperó su trono. Fue depuesto de su mitra por haber apoyado a la Constitución de Cádiz, por tal motivo tuvo que defender su conducta y reafirmar su lealtad al monarca.3 En noviembre de 1815 participó en el decreto del Tribunal de la Inquisición que condenó a Morelos a la degradación religiosa, siendo el encargado de ejecutar la sentencia:4
Apartamos de ti la facultad de ofrecer el sacrificio a Dios, y de celebrar la misa. Con esta raspadura, te quitamos la potestad, que habías recibido en la unción de las manos. Te despojamos con razón del vestido sacerdotal. Te privamos del orden levítico, porque no cumpliste tu ministerio dentro de él. Como a hijo ingrato, te echamos de la herencia del señor.Antonio Bergosa y Jordán, 27 de noviembre de 1815.
El 15 de noviembre de 1817 fue nombrado arzobispo de Tarragona. Murió el 18 de julio de 1819.
web explicativa sobre la vida de éste personaje .-...................................:http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=60015910004
Dista mucho de merecer el nombre de biografía lo que acerca del SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN vamos a decir; porque tan escasas son las noticias que de él existen, que apenas nos ha sido posible formar estos brevísimos apuntamientos, sin embargo de haber emprendido laboriosas investigaciones.2
El Illmo. SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN nació en la ciudad de Jaca (Aragón), y fue doctor en cánones y relator de la Suprema Inquisición. Habiendo venido a México fue nombrado inquisidor, cuyo puesto desempeñó desde el 20 de Agosto de 1709 hasta 13 de Octubre de 1800, en que se separó para ir a Oaxaca por haber sido electo obispo de aquella diócesis.
De su gobierno pastoral en Oaxaca, tampoco tenemos noticias bastantes para satisfacer la justa curiosidad del lector. Tan solo sabemos que entró a esa ciudad el 3 de Mayo de 1802 y que el día 14 de Julio ele 1804 bendijo solemnemente la iglesia ele San Agustín de dicha ciudad, maltratada por el terremoto del 5 de Octubre ele 1801. En menos de seis meses llevóse a cabo la reparación ele este templo, gracias al infatigable celo del SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN, quien a pesar ele sus enfermedades arbitró recursos y probó a los que creían imposible la realización ele la obra, que él sabía vencer cuantas dificultades se oponían al logro de sus proyectos. En el mismo año de 1804, a 2 de Setiembre, consagró en la catedral de Puebla al Illmo. Sr. Dr. D. Manuel Ignacio González del Campillo, obispo ele aquella diócesis, con quien llevó estrechas relaciones hasta la muerte de aquel prelado ocurrida nueve años después.
Cuando en 1810 el cura de Dolores dio el grito de libertad, el SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN se distinguió por el ardor con que tomó la defensa de los intereses españoles en América, y no omitió medio alguno para impedir los avances de los insurgentes, por cuyos méritos la regencia que gobernaba por la cautividad ele Fernando VII, al recibir la noticia del fallecimiento del Sr. Lizana designó al SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN para cubrir la vacante. Refiriéndose a este punto dice uno de nuestros más conocidos historiadores: "El obispo de Oaxaca, SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN, fue promovido al arzobispado de México vacante por la muerte del Sr. Lizana, en recompensa de haber levantado en Oaxaca un regimiento compuesto de eclesiásticos cuyo coronel era el mismo obispo, que jamás llegaron a ver la cara al enemigo como debe creerse de tales soldados, y que vieron entrar tranquilamente al Sr. Morelos en la ciudad3, contentándose con repicar las campanas.4 Llegó a México el SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN, para tomar posesión de su nueva iglesia, el día 13 de Marzo de 1813.
Su gobierno se redujo a ayudar con el poder de la Iglesia al virrey Calleja, de odiosa memoria para los mexicanos. Calleja consultó al SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN, entre otros asuntos, que debía hacerse con el clero de Querétaro que se mostraba adicto a los insurgentes, y en oficio de 30 de Mayo de 1813 contestóle el arzobispo que no había méritos para proceder contra los curas sino para instruir una información sumaria, y que ya había dado comisión al P. Bringas del convento de la Cruz para que la instruyese contra el cura de Santiago de dicha ciudad, medida que, dice, había adoptado por no tener plena confianza de ningún eclesiástico de aquella corrompida ciudad.
Este lenguaje, poco a propósito en los labios de un pastor, era dictado por la pasión política que dominaba por completo al SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN, a quien, por otra parte, había dado los peores informes del clero de Querétaro un P. Toral que mucho figuró en la política de aquellos días de desconcierto y de odios.
Lo que se pretendía del clero queretano no podía, en verdad, ser más absurdo y aun criminoso Para amedrentar a los mexicanos que demostraban tendencias más o menos sostenibles en favor de la libertad, se recurrió a las armas que sobre las conciencias podía esgrimir todo sacerdote adicto a la dominación española. El confesonario mismo se puso a disposición del poder civil para denunciar como reos de traición a la patria a aquellos que cometían la debilidad de decir a los sacerdotes que eran adictos a la causa de la Independencia. Esto pugnaba con la conciencia y las particulares afecciones de la mayor parte del clero queretano, y de aquí las quejas del virrey y las medidas del arzobispo.
No nos extenderemos en este respecto. Lo dicho basta para que se comprenda cuál fue el papel que tocó desempeñar al SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN en los días de su gobierno. Benstam en su obra tantas veces citada asegura que podría formarse un tomo en 4º con las Cartas pastorales, Edictos, Exhortaciones, Pláticas y Sermones que sobre la obediencia a las potestades constituidas, sobre la paz, sobre libros prohibidos, sobre aranceles y otros puntos de disciplina eclesiástica y civil, dio a luz el SR. DR. D. ANTONIO BERGOSA Y JORDÁN.
Bernardo Prado y Obejero (Nacimiento S. XVI - Fallecimiento S. XVII) fue inquisidor y posteriormente decano fiscal del Santo Tribunal de la Inquisición en la Nueva España. Fue una de las principales voces conservadoras contra las ideas liberales previas a la independencia y además llevó a cabo el juicio de excomunión a Miguel Hidalgo y Costilla en 1810.
Inicios dentro de la Inquisición
Se desconocen las fechas exactas del nacimiento y muerte de Bernardo Prado y Obejero. Su carrera en la inquisición se remonta al año de 1788.1 Durante sus primeros años llevó a cabo varios juicios como el de Joaquín Muñoz Delgado en 17902 así como el del francés Juan María Murgier acusado de herejía en 1794.3
A lo largo de su trayectoria participó en la promulgación de una serie de edictos que prohibían títulos en específico, ideas subversivas o movimientos que buscaran un cambio del sistema. Se publican varios4 en 1794, 1797 y 1798 incluyendo al famoso edicto de 18085prohibiendo ideas respecto a la soberanía popular.
A la muerte del inquisidor José Pereda y Chávez, el doctor Bernardo Prado y Obejero asume el cargo de decano y fiscal supernumerario del Tribunal de la Santa Inquisición el 27 de marzo de 1795.6
Papel dentro de la crisis política de Nueva España en 1808
A raíz de la intervención francesa en España y la abdicación de Fernando VII a favor de José Bonaparte como Rey de España, se generó incertidumbre al interior de la Nueva España ante un vacío de poder y las acciones a seguir durante la crisis. Los criollos Francisco Primo de Verdad y Juan Francisco Azcárate buscaban crear la Junta de México como una institución capaz de administrar públicamente a la Nueva España en ausencia de Fernando VII.
El virrey José de Iturrigaray convocó a varias audiencias con el ayuntamiento, miembros del clero y del virreinato. En la primera audiencia el 9 de agosto de 1808, el inquisidor decano Bernardo Prado y Obejero tachó a las ideas liberales de soberanía popular de ser heréticas y anatemizadas por la Iglesia.7
El 27 de agosto de 1808 el inquisidor Bernardo Prado y Obejero publica un edicto advirtiendo a la población sobre textos que “renovaran la herejía de la soberanía del pueblo o de adaptar su sistema para sacudir la obediencia al soberano”8 es decir se consideraría subversivo cualquier posesión o lectura de texto que alentara a la independencia e insubordinación de las legítimas potestades.9
Debido a la consecución de las reuniones en busca de crear la Junta de México a principios de septiembre, el inquisidor Prado y Obejero consideraba: “Sírvase mirarlas como peligrosas a lo menos y como el fermento que corrompe la masa del pueblo. Aunque no haya en el reino un espíritu declarado de independencia con el trono, se ha manifestado lo bastante el querer igualar este reino y sus derechos con el de la metrópoli: que a sostener se dirigen esas juntas propuestas.”10
El golpe de estado del 15 de septiembre de 1808
La insistencia de delegados españoles enviados por la Junta de Sevilla y la Junta de Oviedo para ratificarlas y otorgarles la administración de la Nueva España presionaron al virrey Iturrigaray para favorecer las intenciones de Francisco Primo de Verdad y sus aliados de formar la Junta de México y un gobierno provisional al enviar comisionados a lo largo del país para discutir el proyecto.11
Ante los rumores sobre Iturrigaray como un eventual Rey de Nueva España bajo la nueva Junta, los oidores Guillermo Aguirre y el doctor Bernardo Prado y Obejero junto con el rico hacendado Gabriel de Yermo lograron organizar una conspiración contra el gobierno.12 El conservador Yermo formó un ejército de 500 hombres llamado los Patriotas de Fernando VII en busca de derrocar al régimen debido a las amenazas de las ideas liberales hacia el sistema establecido.13
La noche del 15 de septiembre de 1808 Gabriel de Yermo y sus partidarios, con la ayuda del ejército recién formado, los Patriotas de Fernando VII, lograron entrar al palacio virreinal y aprehender a José de Iturrigaray y a su familia. La misma noche se apresó a Francisco Primo de Verdad, Juan Francisco Azcárate y a fray Melchor de Talamantes.14 Este movimiento se conoce como un golpe de estado.
Durante el golpe de estado el doctor Bernardo Prado y Obejero aceptó recluir en la Inquisición al virrey Iturrigaray y enviar a su familia al convento de San Bernardo hasta el 18 de septiembre, posteriormente transferido al convento de Betlemitas.15 Otro de los implicados, Pedro de Garibay fue establecido como nuevo virrey de la Nueva España mientras que Iturrigaray y familia fueron enviados al fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz bajo espera de un barco con destino a España.16
El juicio de excomunión a Miguel Hidalgo y Costilla
Bajo un largo proceso de excomunión iniciado en 1810, el Tribunal de la Santa Inquisición publicó el 13 de octubre un edicto contra el cura Miguel Hidalgo y Costilla en el que se le declara culpable de más de 53 cargos17 presentados por la Iglesia.
El edicto fue firmado por el inquisidor fiscal Bernardo Prado y Obejero junto con el inquisidor Isidro Sainz de Alfaro en el que se considera a Hidalgo de “un hombre sedicioso, cismático, probado el delito de herejía y apostasía de nuestra fe católica”18 en el que se establece la excomunión inmediata y un eventual proceso de degradación sacerdotal llevado a cabo el 29 de julio de 1811.19
Fin de la Inquisición y exilio
Por decreto de las Cortes de Cádiz el 22 de febrero de 1813 se declara abolido el Tribunal de la Santa Inquisición en Nueva España. Las instalaciones de la institución fueron reconfigurados para otro tipo de causas dentro del gobierno mientras que los inquisidores Bernardo Prado y Obejero e Isidro Sainz de Alfaro fueron enviados de regreso a España.20 La Inquisición fue restablecida en 1814 a raíz del regreso de Fernando VII y la abolición de las Cortes de Cádiz.
Alonso Granero de Ávalos ( ¿? Villaescusa de Haro—fallecido en 19 de noviembre de 1585), hijo de Alonso Granero «el viejo» e Isabel de Ávalos, por parte de padre de la familia de los Granero, uno de los apellidos más antiguos de Alarcón.
Cursó sus estudios en el colegio mayor de Cuenca de la Universidad de Salamanca donde obtuvo el doctorado en teología y cánones. Fue canónigo de Moya (Cuenca), y después fiscal de la inquisición en Llerena hasta que fue nombrado fiscal de la inquisición en México el 11 de abril de 1573.1 El 17 de agosto de 1578 fue ascendido a obispo de Charcas por Felipe II y confirmado y preconizado por el Papa Gregorio XIII el 9 de enero de 1579.2Llegó a La Plata (Bolivia) en 1582 y en 1583 asistió al concilio que se celebró en a ciudad de Lima.3 Falleció el 19 de noviembre de 1585 en La Paz (Bolivia).
En su testamento mandó comprar una capilla en el convento de los dominicos de Villaescusa de Haro, fundado por el obispo de Cuenca Sebastián Ramirez de Fuenleal en 1542, hoy en ruinas, bajo el patronazgo de sus familiares y con la condición de que si un patrón se llamase Granero de Alarcón, el siguiente se llamase Ávalos de Toledo.
En base a un memorial presentado por el franciscano Alonso Granero de Avalos desde el convento de La Paz en 1625, se presenta la coyuntura política, cultural y religiosa de la relación entre los indígenas y los españoles, al promediar un siglo de la conquista. Se presentan las formas que se discutían para solucionar los problemas que aquejaban a la economía colonial, como el tema de la reducción a los pueblos y los servicios personales y la evidencia de los abusos que se cometían con los naturales, frente a las que ellos desarrollaron unas estrategias de resistencia, que incluyeron la rebelión. El memorial o arbitrio de Granero nos presenta un discurso lascasiano persistente y nos ofrece pistas para preguntarnos por los problemas que entonces se vivían en la sociedad colonial y cómo eran estos y el futuro percibidos.
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