Quedó claro que no habría de perseguir a los indígenas, pues se les consideraba cristianos nuevos y, por lo tanto, objeto de enseñanza y guía espiritual, no de castigo. Vigilaba la lectura de libros prohibidos, tenía jurisdicción en todo el virreinato y estuvo activa hasta 1820.
Orígenes
Hernan Cortés
Tras la conquista de Tenochtitlán a manos de
Hernán Cortés en
1521 hacían falta misioneros para la conquista espiritual, la cual estaba en manos de
España y
Portugal gracias a la bula
Breve Inter caetera de 1493 del papa
Alejandro VI. Sin embargo, debido a la falta de miembros del clero secular, por influencia de Cortés y los
franciscanos, estos últimos consiguieron la bula
Alias Felicis por parte del papa
León X en
1521 que les concedía el derecho de actuar en donde no hubiera miembros del clero secular, orden que se extendería a las demás órdenes religiosas en
1522 por la bula
Exponi Nobis Fecisti(Omnímoda) y a partir de ese mismo año se iniciaron acciones contra los herejes por parte los frailes inquisidores.
Mientras no hubiera un prelado dominico en la Colonia, los inquisidores españoles generales delegaron su autoridad a los obispos locales, entre ellos
Pedro de Córdoba, viceprovincial de la
Orden de Predicadores o dominicos, el cual a su vez delegó sus funciones al franciscano
Martín de Valencia uno de los
Doce apóstoles de México, es decir, uno de los 12 frailes llegados en 1522. Los historiadores registran que esta delegación de poderes a Martín de Valencia estuvo rodeada de conflictos y confusiones.
Primeros inquisidores
Sellos de la Inquisición en México
Fray Martín de Valencia
No se tiene mucha información de las actividades de Fray Martín como inquisidor. Entró en conflicto con las autoridades civiles, alegando que tenía jurisdicción tanto en asuntos civiles como criminales. Esto llevó a una controversia de marzo a julio de 1525 en la que
Motolinía, delegado del inquisidor, habría de comparecer ante los regidores, culminando con la instrucción a la Orden de dejar de intervenir en los asuntos civiles. Sin embargo, continuó habiendo conflictos de competencias entre la autoridad civil y la Inquisición hasta 1560.
Fray Toribio Ortiz
En el año de 1526 la
Real Audiencia de Santo Domingo confirió el cargo de primer comisario al fraile dominico
Tomás Ortiz, el cual sería el primer inquisidor dominico en la Nueva España que mantendría a su orden a cargo de dicha institución a lo largo de más de 10 años.
Fray Domingo de Betanzos
Asumió las funciones de inquisidor en 1526, de acuerdo con la Omnímoda, fue Betanzos quien estableció la Inquisición episcopal en México. En su periodo hubo 19 casos, en su mayoría por blasfemia, aunque hay que señalar que la mayoría de los juzgados eran partidarios de Cortés, poniéndose de relieve las fricciones políticas que había entre dominicos y conquistadores. Caso contrario de la relación de estos últimos con la orden de los franciscanos. Betanzos estuvo en el cargo hasta julio de 1528.
Fray Vicente de Santa María
A pesar de que sólo ejerció como Inquisidor en 1528, su actividad fue intensa con el acto de fe de 1528. Al año siguiente fue depuesto debido a su conducta imprudente en las quemas del periodo, entre las que destacan las de los judaizantes Hernando Alonso y Gonzalo de Morales. Alonso fue parte del ejército de Cortés en la toma de Tenochtitlán.
Fray Juan de Zumárraga
Juan de Zumárraga
Primer arzobispo de la Nueva España. A diferencia de sus contemporáneos peninsulares,
Zumárraga no tuvo los problemas que implicaban combatir a los reformistas o adaptarse a las doctrinas de Trato. A pesar de que firmó juicios desde 1534, Zumárraga asumió funciones inquisitoriales hasta junio de 1535 en calidad de inquisidor apostólico por orden de Alonso Manrique, inquisidor general de Sevilla (España). Este fue el periodo de mayor actividad de la Inquisición episcopal en la Nueva España con más de 150 procesos, en su mayoría por blasfemia.
Su periodo estuvo marcado por fricciones con otras autoridades por su juicio implacable contra los indios, pues mientras la mayoría discutía su naturaleza en favor de otorgarles derechos y protección, Zumárraga opinaba que había que atacar cualquier acto de idolatría o herejía que pusiera en peligro la ortodoxia católica, sin importar que viniera de los indios (los cuales no necesariamente eran conscientes de sus errores).
Entre sus juicios destacó el caso llevado en contra de
Carlos Ometochtzin, cacique de
Texcoco, el cual terminó con su quema en el cadalso, acción que le valió ser censurado por las autoridades inquisitoriales que anularon su nombramiento como inquisidor apostólico en 1543.
Fray Tello de Sandoval
Por orden de
Carlos V y el
Consejo de Indias, Francisco Tello de Sandoval,
visitador general, llegó a México en 1544 con la misión de introducir las Nuevas Leyes de 1542 que buscaban mejorar las condiciones de vida de los indígenas, además de asumir las facultades de inquisidor apostólico e investigar el caso del cacique Ometochtzin. Con tantas tareas a su cargo, en el periodo que estuvo en México (1544 – 1547) hubo un descuido de la institución inquisitorial.
Tras la partida del visitador Tello de Sandoval las facultades inquisitoriales volvieron a los obispos, de acuerdo a la Omnímoda.
Fray Alonso de Montúfar
Alonso de Montúfar, iniciado en la orden de los dominicos que terminó como segundo arzobispo e inquisidor, en su momento tuvo problemas con el clero regular y con el secular debido a que tenía que dejar bien claro que la jurisdicción ya no se encontraba en manos de las Órdenes, sino de los obispos. Debido a su avanzada edad, 70 años, en más de una ocasión se quedó corto ante las exigencias de su puesto, que en aquella época requería que reforzase la ortodoxia y mejorase la situación económica de su miembros, por lo que en las mayoría de las veces terminó delegando su tareas a fray Bartolomé de Ledesma, administrador de la diócesis.
Posteriormente, en 1569
Felipe II estableció Tribunales del Santo Oficio en
Perú y Nueva España que, tras una segunda cédula que en 1570 establecía el territorio sobre el que tendría jurisdicción el tribunal de la Nueva España, traería al grupo de inquisidores en 12 de septiembre de 1571 que nombraría al Doctor
Pedro Moya el primer inquisidor general de la Nueva España.
Pedro Moya de Contreras
Pedro Moya fue el primer Inquisidor General de la Nueva España desde 1571. Celebró el primer auto de fe el 28 de febrero de 1574. Había 71 reos, sólo dos fueron ahorcados y luego quemados. Ejerció el cargo de Inquisidor General alrededor de tres años, porque luego fue nombrado arzobispo.
Alonso Hernández Bonilla
Fue el sucesor de Pedro Moya de Contreras. Celebró el segundo auto de fe en abril de 1574.
Juan de Ortega y Montañés
Víctimas
Si bien en España el principal propósito de la organización fue perseguir a judaizantes, al menos hasta antes del movimiento de la
reforma protestante, al llegar a la Nueva España tuvo como principal objetivo castigar las idolatrías de los indígenas, corregir sus herejías (en su mayoría accidentales) y penar otros crímenes de índole
moral como el concubinato o la bigamia. Sin embargo, los indígenas dejaron de ser perseguidos, pues se argüía que estos, al ser iniciados en la religión católica, no estaban conscientes de sus errores de ortodoxia en la mayoría de los casos.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI se pasó de indagar en cuestiones concernientes a problemas de los indios a ir en contra de los extranjeros que eran súbditos no peninsulares del rey de España sospechosos de promover ideas protestantes, los cuales eran denominados como luteranos independientemente de que formaran parte del culto iniciado por
Martín Lutero u otros reformistas. Este fenómeno iniciado en
Alemania en 1520 que después se extendió a lo largo de Europa evidentemente no era tan fuerte en las tierras del Nuevo Mundo. Sin embargo, con el
Concilio de Trento y el movimiento de
Contrarreforma que vino después hubo un reforzamiento severo del sistema sin importar que el temor fuera mayor que la amenaza real de los reformistas.
Procesión de Acto de fe en México
Los condenados eran castigados públicamente en los actos de fe, actos que constituían el corazón de la inquisición, pues su ejecución en espacios abiertos servía de intimidación a la sociedad, alentándolos a preservar las costumbres impuestas por la iglesia y alejarlos de las corrientes reformistas, judaicas, organizaciones masónicas o cualquier otro movimiento que pusiera en peligro la integridad de la iglesia católica. El primero fue celebrado el 17 de octubre de 1528 bajo la jurisdicción del inquisidor Santa María y se siguieron celebrando durante todo el tiempo de vida de la institución inquisitorial, aunque a partir del auto de fe de 1659 dejaron de celebrarse autos grandes, entrando en declive.
Entre los individuos llevados al tribunal hubo algunos locos, ya fuera por una conducta errática o por la convicción de poseer atributos sobrenaturales que fueran en contra de las creencias de la iglesia, pero estos fueron de poco interés para la Inquisición, pues, mientras no ocasionaran revueltas o fueran tomados en serio, la institución dejaba el cuidado de estos a su familia, o, en el peor de los casos, eran ingresados en hospitales. De cualquier manera no eran tratados con un rigor moralizante que los tachara de criminales sino bajo el concepto de caridad, la cual estaba inmediatamente ligada a la religión y la
medicina en aquel entonces.
Algunos judíos destacados que fueron procesados son:
- Juan Bautista Corvera (versos heréticos)
- Francisco Tejera (Blasfemo)
- Pedro Hernández de Albor
- Francisco Millán (sospechoso de judaizante)
- Luis de Carbajal el viejo (judaizante)
Conclusiones y la abolición de la Inquisición en la Nueva España
La inquisición logró absorber una gran cantidad de poder ante la sociedad y el status de elite, sus primeros siglos en el manejo de la justicia y la ideología alcanzaron niveles magnos de miedo y respeto ante la sociedad misma. Dentro del poder español, las personas temían por sus vidas, por su familia y el futuro que les esperaba. La mayor parte de la sociedad trataba de no enfadar a la inquisición, asumían y seguían las reglas establecidas. Bien se sabe que la inquisición no tenía la forma más amable de lograr que alguien confesara un delito o en muchos casos, aceptar solo para dejar de ser torturado.
‘’Las actividades de la Inquisición española no se limitaban a la península, se extendieron en muchos lugares del imperio español. ’’
2 La Nueva España fue uno de los lugares donde se presentó el Santo Oficio, llegó en 1535 pero oficialmente se presentó hasta 1571. El Santo Oficio se estableció poco después de la conquista española y cabe destacar que durante este periodo también hubo la conquista armada que se veía como inmediata pero la conquista espiritual, la querían como eterna. Por esta razón, se necesitaba cambiar a los indígenas de ideología y costumbres, es decir, de identidad. Existía vigilancia en todo momento, la sociedad debía ser cuidadoso con lo que hacía y decía, la importancia que se le dio a la herejía, la brujería y demás delitos justificados por el Santo Oficio podían terminar en largas horas de tortura e incluso la muerte.
En 1797, existió una propuesta dentro de España para abolir a la Inquisición pero esta tuvo un nuevo plazo como consecuencia de la revolución francesa. Por su parte el Santo Oficio también combatió esta propuesta hasta que quedó oculta pero su declive tiene una gran causa; la invasión francesa en España. En 1808 Napoleón Bonaparte, consigue que Carlos IV abdique a favor de José Bonaparte y con ello publicó un decreto aboliendo a la Inquisición y confiscando sus bienes (los franceses no eran simpatizas del Santo Oficio), por lo que en la Nueva España se seguía bajo la influencia de la Inquisición ya que donde no regía Napoleón, el Santo Oficio seguía en pie.
Al regresar Carlos V al poder el decreto establecido por Bonaparte fue nulo y la Inquisición regreso. Con la constitución de 1812, las Cortes llegaron a un acuerdo que marcaría el futuro de la Inquisición en la Nueva España. ‘’ Después de prolongadas y violentas discusiones las Cortes votaron por una gran mayoría que la Inquisición era incompatible con la Nueva Constitución liberal. ’’
3 En 1813 las Cortes de Cádiz decide suprimir el Santo Oficio en toda la monarquía española y se envió para que las parroquias anunciaran la clausura de la Inquisición, por tres domingos consecutivos este fue el mensaje central de las iglesias.
El decreto fue firmado por el Virrey Félix María Calleja donde claramente indica la suspensión de toda actividad de la Inquisición. Por último, el Santo Oficio, tuvo un pequeño resurgimiento ya que al quedar nula la constitución de 1812, quiso recobrar el poder que alguna vez tuvo, por lo que en 1820 queda completamente expulsada del poder a la Inquisición.
Las consecuencias que existen al dejar a la Inquisición en el poder por tanto tiempo son múltiples. La principal es el retraso en la innovación científica, se exigió creer en la religión cerrando toda posibilidad de que existiera algo más, lo cual perjudicó en el pensamiento científico y la creación de una sociedad. Existió un retraso en la literatura por igual, se prohibió y quemó cientos de libros durante esta época, damnificado el desarrollo de la sociedad artística e intelectual. Por otra parte, la censura y los estereotipos que se crearon en esa época, fueron tan fuertes que durante siglos las personas aun juzgaban como en la etapa de la inquisición. En resumen, existe un desarrollo negativo en la vida intelectual y artística de los españoles, mexicanos y demás territorios dominados en ese entonces por la Corona Española.
Acciones sancionadas
- Judaísmo
- Mahometismo
- Luteranismo
- Calvinismo
- Negación de las verdades de fe
- Sospecha
- Solicitación
- Bigamia
- Matrimonio de religiosos
- Celebración de sacramentos por no ordenados
- Supersticiones
- Proposiciones
- Blasfemia
- Impediencia
- Testimonio falso
- Desacatos
Penas
- Relajación
- Galeras
- Cárcel
- Destierro
- Económicas
- Azotes
- Vergüenza pública
- Abjuración
- Represión
- Penitencias espirituales
Título: La Inquisición en la Nueva España
Autor: Salvador Borrego Escalante
Tomado de: “América Peligra”, pp. 71-74. Imágenes añadidas
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En el caso de la Nueva España, la Inquisición no juzgaba a los indios ni a los mestizos y sólo castigaba a los europeos que ostentando un falso cristianismo conspiraban contra la Corona y la religión nacional. Así lo había establecido el Emperado Carlos V desde 1538. Los judíos que profesaban abiertamente su fe tampoco eran reos de ningún delito, pero sí los que se ocultaban para infiltrar y minar las instituciones. Dolida por lo que había ocurrido durante la invasión musulmana, España prohibió que los judíos se instalaran en las colonias sin permiso expreso de las autoridades, que en esa forma querían prevenirse nuevas traiciones. Pero muchos lograron burlar la orden y se trasladaron a América.
[Nota de B&T: Comparar esta afirmación respecto a los indígenas con la obra de Salvador Abascal, “La Inquisición en Hispanoamérica“, diapositivas 23 ss., 26, 29, 31, etc., donde se habla del tema.]
Salvador Borrego Escalante nació en la Ciudad de México el 24 de abril de 1915. Periodista y escritor mexicano. Fue director técnico de 37 periódicos y director fundador de varios de ellos. Ha publicado más de 40 libros en campos como Historia militar, Política, Economía, Sociología, Periodismo, Filosofía y Religión. Junto a Joaquín Bochaca, es considerado como uno de los primeros representantes del revisionismo histórico de habla hispana. Metapedia
Ya con Colón había venido Luis de Torres, intérprete, que luego se estableció en Cuba para explotar la industria del tabaco. Y le siguieron otros muchos que se fingían cristianos, incluso el sacerdote José Diez Pimentel, Vicente Gómez, Jacobo Núñez López, Juan Rodríguez Mejía, Antonio Santaella, Antonio Méndez, Luis Rodríguez, Blas Pinto, Juan Rodríguez Heza y Francisco Rodríguez Solís, más tarde descubiertos en Cuba por la Inquisición. (Frecuentemente los judíos “conversos” adoptaban el nombre de sus padrinos cristianos).
En 250 años hubo en la Nueva España 51 -cincuenta y un- ejecuciones, que ahora un gobierno “revolucionario” cubano despacha “democráticamente” en tres horas, o uno de “liberación” marxista de Hungría en tres minutos. Entre los juicios más famosos de aquella época figura el de Hernando Alonso, presunto católico que había ayudado a Cortés a construir los bergantines en el sitio de Tenochtitlán y que logró así infiltrarse en el nuevo régimen como señor de Actopan. Descubierto luego por la Inquisición se negó a retractarse y fue ejecutado en 1528 en la Plaza de Santiago Tlatelolco. Igual suerte corrió Francisco Gonzalo de Morales, judío falsamente converso.
No es es exacto que el tribunal fuera antisemita pues sólo actuaba contra un grupo cuya traición durante la ofensiva mahometana había sojuzgado al pueblo español, ni tampoco es cierto que los judíos perecieran como mártires de su fe; pues no era la religión el punto de la contienda, sino la conjura política. Prevenirse de otra traición era la preocupación de España. Las diferencias religiosas agravaban esa pugna pero no eran la causa central, supuesto que antes y después de la alianza judía con el invasor árabe, la religión israelita era libremente ejercida en la España Católica.
[1567] Otro de los juicios más sonados fue el de los judíos Carvajal, que con extraordinaria habilidad burlaron durante muchos años las leyes y se infiltraron en el Gobierno de la Nueva España. El capitán Luis de Carvajal, hijo de judíos falsamente “convertidos” al catolicismo, demostró una conducta intachable y logró venir a la Nueva España en 1567. Desempeñó el cargo de alcalde de Tampico, realizó campañas para pacificar a los chichimecas y fue ganándose la confianza del virrey Enrique de Almanza. Doce años después logró que se le autorizara a poblar una enorme región que se llamaría Nuevo Reino de León y que abarcaría Nuevo León [C], Coahuila [B], Zacatecas [F] y parte de Tamaulipas [D], Chihuahua [A], Durango [E] y San Luis Potosí [G], osea 702,944 kilómetros cuadrados. Así mismo se le autorizó a traer de España a cien familias para colonizar esa enorme área, mayor que la misma España [504,645 km2].
Nuevo Reino de León esquematizado sobre la división política actual de la Rep. Mexicana. AMPLIACIÓN DISPONIBLE
Las ocasión fue aprovechada por Carvajal para escoger precisamente a cien famlias judías, que al igual que él, se fingían católicas. Antes de partir de España fueron exhortadas en secreto a que continuaran guardando la ley mosaica. Los nuevos colonos arribaron en 1580, naturalmente con el fin oculto de formar una comunidad que más tarde pudiera dar un golpe a sus anfitriones. Con miras a que fuera la capital de esa nueva tierra prometida, Luis de Carvajal fundó por primera vez la ciudad de Monterrey en 1581 con el nombre de San Luis. Posteriormente su lugarteniente Diego de Montemayor hizo la segunda fundación (1596) ya con el nombre de Monterrey.
Para erigir su dominio, Carvajal y los suyos extremaron la dureza con los indios, esclavizaban a muchos de ellos y a los demás los explotaban vendiéndoles mercaderías inútiles, desechos del comercio de la capital. Numerosos indígenas contraían deudas forzadas que luego no podían pagar ni con toda su vida de trabajo, y la deuda se heredaba de padres a hijos. Esto fue la causa de levantamientos en el Nuevo Reino de León. El escandaloso comercio y los abusos llegaron a conocimiento del rey, que expidió cédulas reales prohibiéndolos, pero Carvajal y los suyos eran bastante “sutiles” para burlarlas. Los nuevos colonos, con toda la experiencia y la astucia del comerciante hebreo adquirían a precios irrisorios los vegetales, animales, minerales y objetos manufacturados de su dominio. Rápidamente ganaban poder y dinero.
[1589] Todo hacía creer que el Nuevo Reino de León sería pronto una base segura para el anhelo judío de revancha, pero un día de 1589 la Inquisición descubrió que Isabel Rodríguez Carvajal, sobrina de Luis de Carvajal el Viejo, era judía disfrazada de católica. Y esto dio la pista para hallar toda la trama tan sutilmente tejida.
Sambenito: Esclavina o escapulario que se ponía a los penitentes reconciliados por el tribunal de la Inquisición
Quedó así de manifiesto que un movimiento político judío se escondía bajo nombres tan castizos como Francisca Núñez de Carvajal, Antonio Díaz de Cáceres, Jorge de Almeida, Juana Rodríguez, Blanca Enríquez, etc., y que magistralmente se camuflaba detrás de la Cruz cristiana. Así se llegó a dar el caso de que Antonio Machado hacía pública y ferviente vida católica, ponía un vistoso Nacimiento por Navidad en su casa, figuraba como miembro eminente de las cofradías del Santísimo Sacramento, de la Santísima Trinidad, de Nuestra Señora del Rosario, de la Santa Veracruz y del Santísimo Nombre de Jesús, cultivaba la amistad de los sacerdotes Luis López de Santa Catalina, Diego Villanueva, Díaz de Agüera y Juan Rodríguez, y entretanto, secretamente, era el rabino de la comunidad judía y el coordinador de las actividades políticas de los demás israelitas ocultos bajo la apariecia de súbditos fieles a la Corona.
Toda la empresa secreta del capitán Luis de Carvajal quedó al descubierto, y fue tanta su pena que murió antes de que se le fuera aplicada la condena de seis años de destierro. Su sobrino Luis de Carvajal el Mozo fue condenado a portar el sambenito que lo identificara como infractor de la ley, desventaja que bien pronto convirtió en ventaja al obtener permiso de realizar giras pidiendo limosnas para pagar una multa, pues despertando la compasión del público obtuvo una buena fuente de ingresos y a la vez aprovechó los viajes para rehacer los lazos de comunicación entre los judíos que se habían escapado al juicio. Algo, aunque poco, logró salvar de la destruida organización secreta que su tío había tejido tan pacientemente.
La idea de que Jesucristo era un impostor y de que el pueblo judío debería reinar sobre el mundo entero para que viniera el verdadero Mesías, fue la creencias fanática que unió a los sefardíes (judíos españoles) en los difíciles tiempos en que burlaban las leyes de la Corona y desafiaban al tribunal de la Inquisición.
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