viernes, 24 de febrero de 2017

Cuadros por estilo

cuadros del Barroco

El sueño del caballero, o Desengaño del Mundo de Antonio de Pereda es uno de los cuadros más emblemáticos del Museo de la Academia, en el que ingresó en 1816 procedente de la colección Godoy, Príncipe de la Paz. Forma parte del género de las vanitas que tuvo una amplia difusión en la España del siglo XVII. La vanitas comporta la representación de una serie de objetos y figuras de carácter profano pero impregnadas de un claro sentido moralizador.

Descripción

Un caballero, vestido con la indumentaria de la época, aparece dormido mientras que un ángel le muestra el carácter efímero de los placeres, las riquezas, los honores y la gloria. El ángel le muestra el jeroglífico de la fecha sobre el sol, que hiere, vuela raudo y mata. El conjunto de objetos situados sobre la mesa constituye un auténtico bodegón en el que se establece una condensación de símbolos y alegorías. Los símbolos de la mesa son muy complejos, pero destacan algunos por su presencia continua en todas las "vanitas": la calavera que simboliza la muerte, la máscara de teatro sobre la hipocresía, las joyas y el dinero que son las riquezas que no podemos llevar al otro mundo, la baraja y las armas como el juego y los placeres de la caza, el reloj que indica el paso inexorable del tiempo, la vela apagada que indica la extinción de la vida... son innumerables los objetos y los múltiples significados engarzados que podemos entresacar de todos ellos. El pintor ha representado un "corpus" de los objetos de la vanidad del mundo y de su sin sentido tratados con una definición magistral que los individualiza como forma de acentuar, a través de lo real, la presencia de su carácter didáctico, alegórico y moral.





El sueño del patricio, también conocida como La fundación de Santa Maria Maggiore de Roma I: El sueño del patricio Juan, es un óleo sobre lienzo de 2,32 x 5,22 m pintado hacia el año 1662 - 1665 por el sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), perteneciente a la escuela española del Barroco.

Análisis del cuadro

Este cuadros junto con El patricio Juan y su esposa revelan su sueño al papa Liberio que se encuentra así mismo en el Museo del Prado, y dos medios puntos menores que representan la Inmaculada Concepción, conservado en el Museo del Louvre y el Triunfo de la Eucaristía, propiedad de una colección privada londinense, la colección de Lord Faringdon de Buscot Park, fueron pintados para la iglesia de Santa María la Blanca (Sevilla) y en ella se narra la fundación de la basílica romana de Santa María la Mayor, también conocida como Santa María de las Nieves. La Virgen se aparece en sueños al patricio romano Juan y a su mujer para transmitirles su voluntad de que edificasen una iglesia cuya planta debía seguir la trazada en el monte Esquilino por una nevada milagrosa en pleno mes de agosto.
Están considerados los dos lienzos entre los más importantes de la producción de Murillo, tanto por su tamaño (más de 5 metros) como por su ambición compositiva y la magistral manera en que está resuelta la narración pictórica.
Formaban parte de la decoración de la iglesia sevillana de Santa María la Blanca, que en su origen había sido sinagoga y fue remodelada entre 1662 y 1665 para conmemorar la bula del papa Alejandro VII por la que se autorizaba la fiesta de la Inmaculada Concepción; fueron robadas por el mariscal Soult con destino al llamado Museo Napoleón.
En el año 1816 fueron devueltas a España y depositadas en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pasando posteriormente (1901) su custodia al Museo Nacional del Prado.





El sátiro y el campesino es un cuadro realizado al óleo sobre lienzo por el pintor flamenco Jacobo Jordaens. Mide 174 cm de alto y 204 cm de ancho. Se exhibe actualmente en la Alte Pinakothek de Múnich, con el título de Satyr beim Bauern.
No se conoce la fecha exacta de su realización, datándose, de manera genérica, de la primera mitad del siglo XVII. La Alte Pinakothek señala como fecha hacia 1620-1621.
Se trata de una combinación de pintura de historia y escena de género, algo típicamente neerlandés.1 Esta escena particular, de la que Jordaens pintó varias versiones, ilustra una fábula moralizante de las Fábulas de Esopo, que se desarrollaba en la Grecia del siglo VI a. C. La historia comienza con un hombre y un sátiro. Un día frío, conforme hablaban, el hombre se llevó los dedos a la boca y sopló en ellos. Cuando el sátiro le pregunto por qué hacía eso, él dijo que era para calentarse las manos. Más tarde, ese mismo día, se sentaron a comer, y el hombre alzó su plato de comida caliente y sopló. Cuando el sátiro de nuevo le preguntó por qué, él le contestó que para enfriar la comida, que estaba demasiado caliente. El sátiro entonces se siente burlado1 y le dice al hombre: «No puedo considerarte un amigo nunca más, un tipo que con la misma respiración sopla caliente y frío».2 La moraleja de la historia es la dualidad de la naturaleza humana, aunque algunos creen que Jordaens escogió esta historia no por su interés en la lección moral, sino por poder representar una escena de género campesina.3
El momento concreto que Jordaens representa en su pintura es cuando el sátiro declara que no puede confiar en un hombre que sopla tanto caliente como frío. El sátiro alza su mano y comienza a levantarse para dejar la casa del hombre. El hombre come su porridge mientras el sátiro se alza abruptamente dirigiéndose a él.4 Jordaens escogió ambientar la escena dentro de una granja, completa con un toro, un perro, un gato y el gallo integrados en la escena, alrededor del mobiliario y las figuras. Una variedad de grupos de edad están representados alrededor de la mesa: un chico joven está detrás de la silla del hombre, una mujer vieja sostiene a un bebé, mientras que una joven echa una ojeada por encima del hombro del sátiro.
Característico del estilo artístico de Jordaens es que todas las figuras están empujadas hacia delante, para ocupar la primera línea de la composición, amontonándose en un espacio pequeño. Jordaens usa igualmente el tenebrismo y el claroscuro propios de la escuela de Utrecht1 para crear una iluminación dramática, que ilumina ciertas figuras en la escena, como el bebé en el regazo de la anciana. Esta obra se asemeja a algunas de Honthorst en la iluminación y el modelado de los cuerpos.1 Jordaens crea una sensación de naturalismo con la representación de los pies sucios del campesino sentado en el primer plano, uniéndole con las tendencias caravagistas contemporáneas en el arte flamenco de la época. Jordaens creó dos versiones de este tema alrededor de 1620-21.4 Para esta versión parece haber usado la misma modelo femenina que en La adoración de los pastores, Catharina Jordaens, su esposa.1 Se cree que Jordaens usaba esta pintura para enseñar a ayudantes y alumnos, pues se han encontrado muchas copias y versiones de la escena con el mismo estilo, pero sin el sello del maestro.


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