El retorno del hijo pródigo es una obra del pintor holandésRembrandt. Está realizado en óleo sobre tela, y fue pintado hacia el año 1662. Mide 262 cm de alto y 205 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Ermitage de San Petersburgo (Rusia).
El cuadro se inspira en la parábola del hijo pródigo contenida en la Biblia. La parábola del evangelista Lucas (c.15, v.11-32), representada en este cuadro, también es recordada como «Parábola del Padre misericordioso». La escena representa el momento cumbre del perdón del padre frente al hijo arrepentido de su propia conducta. Rasgo de arrepentimiento es que comparece con el cabello rapado y se arrodilla ante el padre. Viste andrajos con agujeros. El anciano lo acoge con un gesto amoroso y casi protector, expresando así sentimientos de misericordia y compasión. Coloca las manos amorosamente en la espalda del hijo.
Rembrandt quiso simbolizar la misericordia de Dios Padre con la humanidad. De hecho, puede observarse que un brazo del padre es de hombre y el otro de mujer. Simboliza que Dios es padre y madre a la vez.
A la derecha, observa la escena un personaje identificado como el hijo mayor; viste de manera lujosa y con un yelmodorado. Se ha señalado también que podría ser un personaje político. Al fondo se distinguen dos figuras no bien identificadas.
La luz incide directamente en esta pareja padre-hijo, así como en el rostro del personaje de la derecha. El resto de la composición queda en la sombra. Se ha relacionado el tema de esta obra y su forma de expresarla con el momento personal que pasaba Rembrandt, viejo, solo y arruinado, ya próximo a su muerte. De ahí que logre transmitir una sensación de tragedia elevada a un símbolo de significado universal.
El retorno del hijo pródigo es una obra del pintor holandésRembrandt. Está realizado en óleo sobre tela, y fue pintado hacia el año 1662. Mide 262 cm de alto y 205 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Ermitage de San Petersburgo (Rusia).
El cuadro se inspira en la parábola del hijo pródigo contenida en la Biblia. La parábola del evangelista Lucas (c.15, v.11-32), representada en este cuadro, también es recordada como «Parábola del Padre misericordioso». La escena representa el momento cumbre del perdón del padre frente al hijo arrepentido de su propia conducta. Rasgo de arrepentimiento es que comparece con el cabello rapado y se arrodilla ante el padre. Viste andrajos con agujeros. El anciano lo acoge con un gesto amoroso y casi protector, expresando así sentimientos de misericordia y compasión. Coloca las manos amorosamente en la espalda del hijo.
Rembrandt quiso simbolizar la misericordia de Dios Padre con la humanidad. De hecho, puede observarse que un brazo del padre es de hombre y el otro de mujer. Simboliza que Dios es padre y madre a la vez.
A la derecha, observa la escena un personaje identificado como el hijo mayor; viste de manera lujosa y con un yelmodorado. Se ha señalado también que podría ser un personaje político. Al fondo se distinguen dos figuras no bien identificadas.
La luz incide directamente en esta pareja padre-hijo, así como en el rostro del personaje de la derecha. El resto de la composición queda en la sombra. Se ha relacionado el tema de esta obra y su forma de expresarla con el momento personal que pasaba Rembrandt, viejo, solo y arruinado, ya próximo a su muerte. De ahí que logre transmitir una sensación de tragedia elevada a un símbolo de significado universal.
El rey bebe (en neerlandés, De koning drinkt) es un cuadro realizado al óleo sobre lienzo por el pintor flamenco Jacob Jordaens. Mide 156 cm de alto y 210 cm de ancho. Se exhibe actualmente en los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica de Bruselas (Bélgica).
Jordaens pintó varias versiones de este tema, incluyendo esta obra de alrededor del año 1640 en los Museos Reales de Bélgica. El 6 de enero se celebra la Epifanía en Flandes. En la noche de la vigilia de la Epifanía se celebraba una fiesta con toda la familia, incluidos los criados, juntos. Es una celebración de la comida, el vino y la alegría que se comparte con la familia. Una persona resulta ser el rey de la velada, aquel a quien le toque el haba metida dentro de una torta. Se le colocaba una corona de papel en la cabeza. En este caso Jordaens reflexivamente elige como tal a la persona de más edad en la habitación. Este «rey» reparte entre el resto de personas los cargos «cortesanos». Por encima de la figura del «rey» hay un cartucho que dice: «In een vry gelach / Ist goet gast syn», que quiere decir «Es bueno detenerse en una posada gratuita» o «Es bueno estar invitado / si no hace falta pagar». Se cree que puede ser una alusión a los gorrones, porque el que hacía de rey era el que pagaba los costes de la fiesta.
La celebración acaba siendo un confuso remolino de personas entregadas al exceso por la bebida, en una imagen muy típica de la pintura barroca neerlandesa. Abajo, a la izquierda, un hombre escupe o vomita la bebida. En el centro, el rey brinda, animado por el coro de personas que cantan o brindan con él. Detrás de él, uno toca la gaita y, en la esquina superior izquierda, se ve a otro de los comensales fumando en pipa.
El sacrificio de Isaac (en italiano, Sacrificio d'Isacco) es un cuadro de Caravaggio, pintado en 1603 y que se conserva en la Galería de los Uffizi en Florencia. No debe confundirse con el cuadro homónimo que se halla en la Universidad de Princeton, pintado en 1598.
Análisis
Es una pintura que en su tiempo escandalizó a Roma, a pesar de ser el sacrificio de Isaac un tema recurrente en el arte del barroco. El problema consistió en la reacción de Isaac, que hasta entonces había mostrado una actitud dócil ante su muerte, convirtiéndose en prefiguración de Cristo. Pero Caravaggio trata el asunto de otra forma, pues Abraham debe doblegar la resistencia de su vástago. La duda del patriarca es captada con maestría por el pintor, que logra representar de manera sublime. El espectador podrá presenciar con intensidad la angustia que irradia la escena. John Murray, coleccionista inglés, la vendió a la Galería de los Uffizi en 1917. La iluminación del cuadro recae sobre la figura de Isaac, cuyo grito evoca la dramática experiencia de otros cuadros como Judith y Holofernes y Cabeza de Medusa.
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