El cementerio judío es una pintura al óleo sobre lienzo de 84 cm x 95 cm realizada entre 1653 y 1654 por el pintor Jacob van Ruysdael. Se conserva en la pinacoteca de Dresde.
La escena de este cementerio judío, inspirada en el de Beth Haim de judíos portugueses de Ámsterdam es imaginaria. Lo que interesa al artista es poner de relieve las fuerzas de la naturaleza y el tiempo. El pintor crea una atmósfera de tristeza infinita que parece indicar que nada es duradero en este mundo, empezando con el ser humano. Esta declaración amarga termina con la certeza de la muerte deprimente que se aplica a todo el mundo.
Ruysdael plasma estas sensaciones en muchas de sus obras, no solo con la representación, como en este caso de tumbas, a veces rotas, sino también árboles caídos y otras alusiones simbólicas.1
Alrededor de 1660, Van Ruisdael también pintó otra versión, cementerio judío, muy similar, que se conserva en el Detroit Institute of Arts.
El desembarco de María de Médicis en el puerto de Marsella es un cuadro del pintor flamenco Pedro Pablo Rubens. Es uno de los cuadros del ciclo de la Vida de María de Médicis, que ocupó al autor entre 1621 y 1625 y fue sin duda el encargo más importante de su vida. Se trata de una pintura al óleo sobre tela, que mide 3,94 metros de alto y 2,95 m. de ancho. Actualmente se conserva en el Museo del Louvre de París (Francia).
En esta tela se representa un tema histórico. María de Médicis, que había sido la reina de Francia como consorte de Enrique IV, era al tiempo de la ejecución de los cuadros la reina madre y regente, dado que el rey Luis XIII había ascendido al trono a los nueve años (en 1610). El encargo fue realizado por la propia María, con la finalidad de reforzar su soberanía y legitimidad en unos tiempos en que su hijo Luis XIII entraba en conflicto con su madre. El programa de toda la serie fue ideado por el abad de Saint-Ambroise, pero igualmente contribuyeron con sus propuestas la reina, el cardenal Richelieu y el propio pintor.
Rubens dibujó los esbozos en París, pero la ejecución material fue llevada a cabo con ayuda de colaboradores en Amberes. Mientras que los cuadros de la serie se conservan en el Louvre, los esbozos están en la Alte Pinakothek de Múnich.
En este cuadro se representa un hecho histórico ocurrido el 3 de noviembre de 1600: María de Médicis llega a Marsella. Alegorías de Francia y de la ciudad la cumplimentan. Por encima, la sobrevuela la Fama. La composición es descentrada, con un dinamismo típicamente barroco. Junto a los personajes históricos o reales del plano superior coexisten los personajes mitológicos en el mar: monstruos marinos, sirenas, ninfas, en los que abundan los opulentos desnudos y los colores cálidos típicos de la escuela veneciana. Son Neptuno y las nereidas, que han acompañado al barco para asegurar una travesía sin incidentes. De esta manera elimina las fronteras entre lo histórico, lo terrenal y las fuerzas eternas.
El entierro de Santa Lucía es un cuadro del pintor italiano Caravaggio, de 1608. Fue pintado luego de su huida de Malta, y muestra a la santa momentos antes de ser sepultada en una fosa. La escena evoca al cuadro de La muerte de Marat, de Jacques Louis David, pintado más de un siglo después. Se encuentra en la Basílica de Santa Lucía del Sepulcro (Basilica di Santa Lucia al Sepolcro) en Siracusa (Italia).
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