jueves, 23 de febrero de 2017

Cuadros por estilo

cuadros del Barroco

El Gran Canal desde las proximidades del puente de Rialto (en italianoIl Canal Grande dalle prossimità del ponte di Rialto) es un óleo sobre lienzo realizado por el pintor Canaletto en 1725. Sus dimensiones son de 91 × 135 cm.
Este cuadro fue encargado, junto a otros tres más, por el comerciante de Lucca Stefano Conti1 Tras pasar por varias colecciones, las cuatro pinturas volvieron finalmente a Italia en el año 2001.1

Antonio Canal - Il Canal Grande dalle prossimità del ponte di Rialto.jpg









El jardín del Amor es un cuadro de Pedro Pablo Rubens conservado en el Museo del Prado. Estuvo instalado en el Real Alcázar de Madrid y posteriormente en el Palacio del Buen Retiro,1 ambos edificios desaparecidos.
En 1630, Rubens se casó en segundas nupcias con Elena Fourment y a partir de este hecho cambió por completo la vida del pintor que se hizo más alegre y feliz. En ese mismo año o pocos años después (los autores no se ponen de acuerdo) salió de su taller la obra que tituló El jardín del amor, considerada por los críticos como una de las mejores de su producción. Debió ser una obra muy apreciada por Rubens pues no se desprendió de ella hasta el final de su vida. La escena galante que se representa en este lienzo dio pie para una moda que se desarrolló durante todo el siglo XVIII.

Descripción del cuadro

La escena representa una fiesta que se celebra en un parque. El parque es el de la casa del propio Rubens en Amberes, la Rubenshuis. Diversas figuras femeninas y masculinas se encuentran en actitud relajada y satisfecha, unas sentadas y otras de pie, cercanas a una fuente dedicada a la diosa Juno, protectora del matrimonio. A su alrededor revolotean los clásicos amorcillos o putti (término que se da en arte a estas figuras). El papel simbólico de los amorcillos es el del amor y se les suele representar como en este caso, disparando flechas, arrojando flores o portando coronas.
Se cree que con este asunto Rubens trata de hacer un homenaje a su esposa, representando una fiesta conmemorativa. Algunos autores aseguran que el caballero de la izquierda es un autorretrato del autor y la dama que vemos en la parte central, apoyando su brazo sobre otra dama es Elena Fourment, con la que acababa de casarse.

La obra

La intervención de Rubens en este cuadro se centró casi exclusivamente en las figuras y en las zonas principales. En su taller se llevó a cabo por distintos colaboradores la ejecución del paisaje y algunos otros detalles. Este cuadro es el reflejo de un ambiente social galante que se anticipa en el tiempo. Será en el siglo XVIII cuando tome plenitud este tipo de pintura, sobre todo en los pinceles de Watteau, cuya obra tiene mucha influencia de Rubens.






El juicio de Paris (Le Jugement de Pâris) es un óleo del pintor Pedro Pablo Rubens, generalmente considerado uno de sus últimos trabajos. Mide 199 cm de longitud y 379 de anchura. Se conserva en el Museo del PradoMadrid.
 lo largo de su carrera, Rubens pintó varias versiones de este tema; una juvenil de formato reducido se conserva también en el Prado, y otra se halla en la National Gallery de Londres. La que nos concierne, la última, fue pintada hacia 1638, cuando el artista estaba enfermo de gota.
La obra le fue encargada por Felipe IV de España con mediación del cardenal-infante Fernando de Austria, hermano de dicho rey y gobernador de los Países Bajos, para la decoración del desaparecido Palacio del Buen Retiro (Madrid). Se cuenta que éste visitó el taller de Rubens y al ver la obra, afirmó: «Es de lo mejor de su arte, pero las diosas están demasiado desnudas, y dicen que la figura de Venus es retrato de su mujer».1
En el siglo XVIIICarlos III ordenó su quema por considerarlo impúdico, junto con otras pinturas de desnudo como Adán y Eva de Durero. Finalmente el rey accedió a conservar todas, a condición de que se recluyesen en salas de acceso restringido en la Academia de San Fernando. En el siglo siguiente, esta y otras obras se trasladaron al Prado.
Rubens trata aquí el episodio mitológico en un formato apaisado, de tal manera que las figuras parecen formar un friso. Sentado en el tronco de un árbol, aparece el pastor Paris, quien tiene que elegir a la diosa más bella del Olimpo, con el aspecto dubidativo propio de tan difícil tarea. Le sostiene la manzana de oro que constituye el premio el dios Hermes, con el caduceo y el petaso; se muestran ante ellos las tres diosas contendientes, de izquierda a derecha: Atenea, diosa guerrera y de la sabiduría, con las armas que la caracterizan en el suelo y envuelta en un rozagante velo de seda plateada; Afrodita, la diosa del amor, en el centro, envuelta en un paño color carmesí y con su hijo Cupido a los pies y un amorcillo volador que muestra cuál será el veredicto, pues se dispone a coronarla mientras dirige una mirada cómplice al espectador; y finalmente, Hera, la reina del Olimpo como esposa de Zeus, representada de espaldas, mientras se desprende del rico manto de terciopelo morado recamado en oro que la cubre, en una bella postura serpentinata y con un pavo real, su atributo, posado en la rama de un árbol cercano.
Al fondo se aprecia un rebaño de ovejas y un apacible paisaje crepuscular con árboles y praderas. Destaca en el cuadro tanto la composición, cruzada de diagonales y ritmos contrapuestos de tal manera que se evita cualquier sensación de rigidez, como la belleza del color, la insistencia en el desnudo, contrastando la blancura de la piel de las diosas con la tez morena de los personajes masculinos; y la atención a los detalles, como el brillo de las armas, de las joyas o los diferentes tipos de telas que cubren a las diosas, representados fielmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario