Inquisición de Morelia
La Inquisición entró al territorio de la Nueva España en 1522, pero fue hasta 1570 cuando se instauró el Tribunal del Santo Oficio en la ciudad de México, contando así con un cuerpo bien delimitado de funcionarios encabezados por el Inquisidor Mayor.
Basados en el proceder del Santo Oficio, se puede decir que atravesó por dos épocas: la primera, que va del siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XVIII, se caracterizó por perseguir causas religiosas con la finalidad de unificar, bajo una misma religión, a la población novohispana. La segunda etapa parte de la segunda mitad del siglo XVIII hasta la consumación de la Independencia de México. Tuvo como principal labor la persecución de las ideas ilustradas, las cuales podrían modificar el status colonial de la Nueva España; aunque también deseó volver a tener la presencia ideológica que siglos antes había manifestado. Es en esta segunda etapa donde se enmarca el estudio que haremos al caso del mestizo Juan Nepomuseno.
Valladolid, hoy Morelia, en la segunda mitad del siglo XVIII era una ciudad que contaba con 15 mil habitantes aproximadamente. Ahí residían autoridades civiles y las eclesiásticas del Obispado de Michoacán (el Obispado de Michoacán tenía bajo su jurisdicción el territorio que actualmente comprenden los estados de Michoacán, Colima, Guanajuato, San Luis Potosí, parte de Guerrero y hasta una pequeña parte de Tamaulipas.)
En Valladolid había una oligarquía económica fuerte, la cual propiciaba el comercio y el interés por la política y la cultura; el contraste en la población vallisoletana estaba representado por la condición precaria de la gente indígena de mezcla y negros.
La hechicería en Valladolid
A Valladolid llegaban constantemente negros, mestizos y mulatos libres que habitaban en los alrededores de la ciudad, con la intención de vender sus productos elaborados en sus pueblos de origen. Aunque también contaba con la asidua visita de vagabundos y delincuentes, constituyendo así un problema para el gobierno civil. Engrosó las filas de ese grupo Juan Nepomuseno, ya que era vecino de la ciudad de Guanajuato y fue aprehendido en la plaza mayor por robo de carne y un guangoche.
El 5 de febrero de 1776, fue denunciado ante la Comisaría Inquisitorial de Valladolid, un hombre de calidad mestizo llamado Juan Nepomuseno Perales; ya que había cometido un robo y, al momento de ser aprehendido en la Plaza Mayor de Valladolid, traía consigo "... instrumentos que cargan los hechiceros y supersticiosos para sus malos fines..." Y desde entonces se le siguió causa por usos maléficos.
Al ser registrado Juan Nepomuseno no se le encontró algo, porque ya había tirado un envoltorio intencionalmente. Sus captores se percataron y se dieron a la tarea de revisarlo; contenía un pajarito de los que llamamos chupamirtos, una raíz de peyote, cabellos de mujer, romero molido, piel de coyote y unas estampas católicas. Ante tal situación, la autoridad civil remitió a Juan Nepomuseno Perales por portar baratijas ante la Comisaría Inquisitorial de Valladolid.
Ya iniciado el proceso, Perales admitió cargar y traer objetos de hechicería. Dijo que en el pueblo de Curupaceo un hombre se los había dado para que así ganara en el juego, para que las mujeres le quisieran y para que trabajara bien en su oficio de barrendero. Y, mientras las investigaciones seguían adelante, Juan Nepomuseno decidió prender fuego a la puerta de su celda y escapar por las azoteas.
Aprovechemos la ausencia de Juan Nepomuseno para conocer algo sobre la hechicería. Esta práctica buscaba modificar el ambiente mediante el uso de instrumentos palpables. Deseaba modificar la realidad en favor de la persona que solicitaba la ayuda de la hechicería y del que portaba los instrumentos. Es interesante el estudio de la hechicería, porque encontramos elementos sincrónicos con los procedimientos utilizados. Se pueden ver influencias y elementos tanto indígenas y africanos junto con otros de raíz católica y europea.
Juan Nepomuseno cargaba vegetales cuyas propiedades eran de todos conocidas: el peyote y el romero; y otras de carácter fantasioso y simbólico: el chupamirtos, los cabellos humanos y la piel de coyote. El peyote era para fines de hechicería amorosa. Bastaba con cargarlo en un trapo para beneficiarse de sus características mágicas; este fetiche ejercía sus facultades sobre el sexo opuesto, generando una poderosa e irresistible atracción. Por su parte, el chupamirtos era solicitado por sus supuestas propiedades mágicas, para así llenarse de quereres al traerlo consigo para contar con sus efectos deseados. Lo mismo ocurría con el romero, era usado como amuleto pues, al cargar unas ramitas o en polvo, surtía su efecto protector.
Como vemos, lo predominante eran los amuletos compuestos por materia orgánica animal, pues ya que se pretendía utilizar la fuerza vital que se consideraba contenida en ellos. Pero, independientemente de la materia, el fetiche tenía como labor proteger a la persona en cuyo contacto está.
Juan Nepomuseno fue reaprehendido y puesto en libertad el 22 de mayo de 1779, ya que no hubo testigo que asegurara que Perales tuviera pacto con el demonio o que fuera hechicero. Antes de ser liberado, se le explicó la falsedad de las supersticiones.
Este caso seguido a Juan Nepomuseno sirve de ejemplo para mostrar cómo la hechicería tenía entre sus principales creyentes al hombre mezclado, al negro y al indígena y al blanco pobre; buscaban en ellas sus poderes contra los males cotidianos, constituyendo un lubricante para la difícil situación colonial.
Martín Ocelotl (1496 — 1537) fue un sacerdote azteca que fue sometido a juicio por la Inquisición española.1Ocelotl proviene de la voz nahuatl que significa jaguar.
Ocelotl nació en el seno de una poderosa familia de Chinantla, hoy Estado de Puebla. Su padre fue un exitoso comerciante mientras que su madre fue una conocida sacerdotisa. Se cree que por provenir de una familia poderosa, sería considerado de origen semi-divino ya desde niño.
En 1519 Martín Ocelotl se contaba entre los sacerdotes adivinatorios que se presentaron ante Moctezuma II, para dar una explicación a los fenómenos que se creía significaban la próxima llegada de extranjeros conquistadores. Después de aparecer ante Moctezuma, Ocelotl fue hecho prisionero y sentenciado a muerte. Sin embargo en 1521 fue liberado previo a la caída de la gran Tenochtitlan, y puedo escapar de los acontecimientos violentos que ocurrían en la ciudad.
Después de la caída del Imperio azteca, Ocelotl fue a residir a la ciudad de Texcoco, antigua aliada de los españoles, y donde no podía ser molestado por ellos. Fue ahí donde pudo continuar con la práctica de los rituales indígenas. También trató de establecer una escuela donde los iniciados pudieran continuar con las prácticas religiosas.
A los 29 años de edad, Ocelotl se convirtió a la fe católica y fue bautizado con el nombre de Martín. No obstante, Martín continuo con las prácticas ancestrales indígenas. Se corrieron rumores acerca de su poder y muchos sacerdotes temieron su influencia sobre la comunidad indígena. A pesar de su poder e influencia, fue acusado de brujería y de practicar la idolatría.
En el otoño de 1536, fue juzgado por la Santa Inquisición. De acuerdo a testigos, Martí Ocelotl era capaz de predecir las lluvias. Otro testigo declaró que era hijo de brujos poderosos y que él mismo lo era. Aunque había suficiente evidencia para encontrar a Martí Ocelotl culpable, reclamó su inocencia alegando que no había hecho nada malo.
Su caso fue presentado al obispo Juan de Zumarraga que decidió finalmente la suerte de Martín Ocelotl. El 10 de febrero de 1537, Martín Ocelotl fue públicamente humillado y acusado de brujería. Fue desterrado y forzado a vivir en prisión en Sevilla España, bajo la atenta vigilancia de la Inquisición.
No existen registros de su partida a España ni nada se supo del destino del barco.
Don Carlos Chichimecatecuhtli Ometochtzin fue un tlatoani (señor) de la nobleza acolhuacán, cacique de Texcoco, que fue ejecutado en la hoguera por continuar practicando la religión prehispánica.
Era nieto de Nezahualcoyotl (el gobernante de Texcoco).
Juicio y asesinato
Ometochtzin fomentaba el alzamiento general de los aborígenes en contra de los invasores europeos. Se descubrió que guardaba imágenes de Quetzalcóatl, Xipe Tótec y otros dioses, por lo que fue trasladado a la capital y juzgado por fray Juan de Zumárraga, primer obispo de Nueva España (México).
De 1536 a 1543 Zumárraga ejerció el cargo de inquisidor apostólico y llevó 183 causas contra los sospechosos de no ser creyentes (de acuerdo al derecho de las Indias, el inquisidor tenía derecho a quedarse con los bienes de los ajusticiados). Este obispo se haría famoso unos años más tarde, cuando un texto indígena —el Nican Mopohua (1556)— hará constar su participación en el milagro de Guadalupe.
Ometochtzín fue acusado inicialmente de idolatría, pero luego fue exonerado de este cargo para ser acusado de herejía, con el testimonio de los jefes indígenas cristianizados.
Hermanos, dad acá, ¿quiénes son estos que nos mandan y están sobre nosotros y nos vedan y deshacen? Pues aquí estoy yo, que soy señor de Tezcuco, y allí está Yoanizi, señor de México, y allí está mi sobrino Tetzapilli, que es señor de Tacuba; y no hemos de consentir que ninguno se ponga entre nosotros ni se nos iguale. Después de que fueramos muertos bien podrá ser, pero agora aquí estamos y esta tierra es nuestra y nuestros abuelos y antepasados nos la dejaron.Ometochtzín1
Fue condenado y librado al brazo secular, terminando sus días en la hoguera en noviembre de 1539. El acontecimiento fue presenciado por el virrey, el obispo y otros dignatarios, además de una multitud de indios y españoles. Las herejías de que se le acusaba fueron leídas en náhuatl.
Consecuencias
Este fue el caso más notable de Zumárraga, por el que se ganó la censura de la Corte. El proceso tuvo consecuencias, porque se produjo en el marco de la disputa sobre la igualdad de los indios con los españoles, que los hacía responsables, como defendían algunos eclesiásticos en contra de otras instancias, para desgracia de Ometochtzín. El inquisidor apostólico Tello de Sandoval anuló una de las consecuencias de la ejecución, la referente a los bienes del ajusticiado (que pasaban a formar parte del patrimonio del inquisidor que lo mandaba ejecutar).
La condena y posterior ejecución en la hoguera de don Carlos llevó a plantear con claridad los alcances de la jurisdicción inquisitorial. Cuando se constituyó el Santo Oficio en las colonias, en 1571, los indígenas fueron dejados fuera de su jurisdicción, al considerarlos neófitos antes que herejes.
Juan de Zumárraga, O.F.M. (Durango, Vizcaya, 1468 - México, Nueva España, 3 de junio de 1548) religioso franciscano vizcaíno. Primer obispo de la diócesis de México desde 1528 y segundo de la Nueva España (después de Fray Julián Garcés), consagrado el 27 de abril de 1533 y nombrado arzobispo en 1547, fue fundador de la Real y Pontificia Universidad de México, actualmente Universidad Nacional Autónoma de México.
Su carrera eclesiástica
Fue superior local y provincial de la Orden de los franciscanos en España, represor de brujas en el País Vasco.
En 1527, estando Carlos I en Valladolid, capital entonces del reino, con ocasión de las Cortes generales, dejando a un lado los asuntos políticos, se retiró al próximo convento franciscano de Scala Coeli en El Abrojo para pasar allí la Semana Santa. Pronto se fijó en el talante espiritual y firme del padre guardián del convento, fray Juan de Zumárraga, un vizcaíno de 60 años, alto y enjuto, nacido en Durango en 1475. Al despedirse, el Emperador quiso hacerle una importante limosna, pero él la rehusó, y cuando fue obligado a recibirla, la entregó a los pobres.1
Vuelto Carlos I a sus negocios políticos, ha de enfrentar los graves problemas de la Nueva España. Es entonces cuando se equivoca gravemente al elegir los hombres que iban a formar la primera Audiencia, y cuando en cambio acierta por completo al presentar a la Santa Sede el nombre del padre Zumárraga para obispo de la ciudad de México. Fray Juan se resiste al nombramiento cuanto puede, y sólo lo acepta por obediencia. Carlos I, además, recordando en su conciencia el Testamento de su abuela la reina Isabel, nombra también al padre Zumárraga Protector de los indios.1
Fue el primer obispo de la de la diócesis de la Ciudad de México, en 1528 el emperador Carlos V le otorgó tal nombramiento por lo que viajó a México para ejercer el cargo, pero hubo de regresar a España por no estar consagrado y por supuesto no había quien le impusiera la mitra de obispo en la Nueva España, de modo que tuvo que ser consagrado, tras intervención del rey ante el papa Clemente VII, en el convento de San Francisco de Valladolid, el 27 de abril de 1533. También hubo de responder a un total de 34 acusaciones de abusos contra los indígenas similares a los que él denunciaba.2
En junio de 1534 regresó a la Nueva España. En 1533 había pedido al Consejo de Indias una imprenta y un molino de papel. En 1536 escribió una misiva a Carlos V alertándole de que tenían obras preparadas para imprimir pero que no podían hacerlo por la carestía del papel. En 1539 Juan Cromberger montó una filial de su imprenta de Sevilla en Ciudad de México en una casa de Juan de Zumárraga, y puso a cargo de esa imprenta a Juan Pablos, que empezó su labor de impresión ese mismo año. Es por esto que es a él a una de las personas a las que se le debe la primera imprenta que hubo en México y en toda América.3
Además, fundó los colegios de Santa Cruz de Tlatelolco y San Juan de Letrán, creó el primer hospital, al que nombró hospital de Amor de Dios e inició gestiones para la creación de la universidad. Asimismo, fundó en el Convento de San Francisco de la Ciudad de México la primera bilioteca del continente americano.
De 1536 a 1543 ejerció el cargo de inquisidor apostólico y llevó 183 causas contra los sospechosos de idolatría. La mayoría de los acusados eran líderes indígenas, curanderos, y también españoles, incluso dueños de grandes propiedades que eran confiscadas. El caso más notable, por el que se ganó la censura de la Corte, fue el entablado contra don Carlos Ometochtzin, cacique de Texcoco, quien supuestamente seguía practicando sacrificios humanos pero que, en realidad, fomentaba el alzamiento general de los naturales en contra del gobierno virreinal. La condena y posterior ejecución en la hoguera de don Carlos llevó a plantear con claridad los alcances de la jurisdicción inquisitorial, determinándose dejar fuera de la misma a los indígenas, al considerarlos neófitos antes que herejes.
De acuerdo al investigador Wade Davis, de Zumárraga fue el responsable de la quema de miles de textos religiosos referentes al uso ritual del peyote y otras plantas de uso sagrado y medicinal. En 1547 el Papa Paulo III lo nombró primer Arzobispo de México.4
Sus escritos, ensayos y catecismos
Personalmente escribió:
- Doctrina breve muy provechosa de las cosas que pertenecen a la fe católica y a la cristiandad en estilo llano para común inteligencia en 1543.
- Doctrina breve para la enseñanza de los indios en 1543.
- Doctrina cristiana cierta y verdadera en 1546.
- Regla cristiana en 1547.
En 1537 escribió a su familia una carta redactada en dialecto vizcaíno y en castellano. Esta carta ha sido publicada por la revista Euskera, órgano oficial de la Real Academia de la Lengua Vasca. Es probablemente el texto vasco en prosa más largo conocido anterior a los primeros libros en euskera.5
Las apariciones de la Virgen de Guadalupe
Según la tradición católica, el principal testigo de las apariciones de la Virgen de Guadalupe fue fray Juan de Zumárraga.
El relato en que se ha fundamentado el culto guadalupano cuenta que la Virgen María, en su advocación de Virgen de Guadalupe, se apareció en varias ocasiones ante el indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 en el cerro del Tepeyac. En sus primeras apariciones, la Virgen ordenó a Juan Diego se presentara ante el obispo Zumárraga y le expresara su deseo de contar con un templo en ese mismo sitio. Según la misma narración, Juan Diego acudió en repetidas ocasiones ante Zumárraga para contarle la petición de la Virgen y éste no creyó en las apariciones. Finalmente, condicionó la construcción del templo a la presentación de un milagro: Juan Diego debía cortar rosas de Castilla en el cerro y llevarlas al obispo como prueba de la intervención divina. El indígena obedeció, aun sin saber cómo haría para obtener rosas en un cerro árido y, además, en pleno mes de diciembre. La última aparición de la Virgen, el 12 de diciembre de 1531, obró el milagro: las rosas aparecieron en el Tepeyac, Juan Diego procedió a cortarlas y las transportó en su tilma o ayate (tipo de toga abierta por los lados) a la casa del obispo. Al estar frente a Zumárraga, Juan Diego abrió el ayate, cayeron las flores y dejaron ver al religioso la imagen de la Virgen estampada en la burda tela.
A pesar de lo sostenido por la tradición, es de notarse que ninguno de los escritos de Zumárraga hace referencia al acontecimiento. Así, sus cartas, notas y memoriales, e incluso el catecismo por él compuesto, la Regla Cristiana, no mencionan las apariciones guadalupanas, ni al indígena Juan Diego, ni cualquier intención de construir un templo en el cerro del Tepeyac, donde el santuario autóctono dedicado a Tonantzin, diosa de la fertilidad que simulaba una mujer morena encinta, sería sustituido en la primera mitad del siglo XVI por una ermita dedicada a la Virgen de Guadalupe de Extremadura. Por contrario, Zumárraga, que es testigo primordial del milagro según la tradición católica, escribió en su Regla Cristiana: Ya no quiere el Redentor del mundo que se hagan milagros, porque no son menester, pues está nuestra santa fe tan fundada por tantos millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo. 6
Conviene mencionar que la falta de algún testimonio escrito por Zumárraga en torno a las apariciones guadalupanas es uno de los puntales de las posturas antiaparicionistas, en las que se cuestiona la historicidad del milagro guadalupano; por su parte, quienes se integran a la corriente aparicionista toman como base los hechos relatados en el Nican Mopohua, texto de manufactura indígena presuntamente redactado de forma contemporánea a las propias apariciones.
Su muerte
Murió en la ciudad de México el 3 de junio de 1548 y está sepultado en la cripta de los Arzobispos de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.
Juan de Zumárraga | ||
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Arzobispo de México | ||
12 de febrero de 1546 - 3 de junio de 1548 | ||
Predecesor | Él mismo (Diócesis de México elevada a Arquidiócesis) | |
Sucesor | Alonso de Montúfar | |
Obispo de México | ||
20 de agosto de 1530 - 12 de febrero de 1546 | ||
Predecesor | Creación del cargo | |
Sucesor | Él mismo (Diócesis de México elevada a Arquidiócesis) | |
Información religiosa | ||
Ordenación episcopal | 27 de abril de 1533 por Diego Ribera de Toledo | |
Información personal | ||
Nombre | Juán de Zumárraga | |
Nacimiento | 1468 Durango, Vizcaya, Reino de Castilla | |
Fallecimiento | 3 de junio de 1548 (80 años) Ciudad de México, Virreinato de la Nueva España |
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