lunes, 30 de octubre de 2017

Apuntes de Historia Universal

EL MATADOR DE BÚLGAROSSIGUIENTE
En 1001, el rey gaznawí Mahmud de Gazni se lanzó a una campaña contra la India. Era el primer ataque importante que los musulmanes emprendían contra este territorio.
Aunque probablemente el emperador Otón III sentía más afinidad hacia Italia y el Imperio Bizantino que hacia los alemanes, lo cierto es que no era nada popular en Italia. Una rebelión en Roma lo obligó a abandonar la que había escogido por capital y retirarse a Ravena.
Los vikingos volvieron a visitar Inglaterra y, para que se marcharan, el débil rey Ethelred II tuvo que pagarles un tributo mucho mayor que el de la última vez. Tal vez fue la sensación de indefensión lo que movió al rey a buscar una alianza con los normandos. Ethelred II era viudo y consiguió que el duque Ricardo II de Normandía le concediera la mano de su hermana Emma, quien llegó a Inglaterra en 1002.No se sabe su fecha de nacimiento, pero debía de ser una adolescente. Fue llamada "la Flor de Normandía". Emma llevó consigo una corte de normandos, hombres eficientes a los que Ethelred II no tardó en confiar cargos de importancia. Lentamente, los normandos fueron ocupando puestos cada vez más destacados en la corte inglesa, y al mismo tiempo Inglaterra fue interesando cada vez más a los normandos del continente.
Apenas medio año después de su boda, Ethelred II quiso dar otra muestra de poderío. Decidió que la población danesa que vivía en Inglaterra apoyaba a los vikingos en sus incursiones (lo cual era cierto a medias: había ciertamente daneses que habían apoyado a los vikingos, pero también daneses leales a la corona inglesa y sajones que habían sacado partido de las incursiones). El caso es que Ethelred II organizó una matanza de ingleses de ascendencia danesa. Quizá el rey pensó que con esta "limpieza étnica" eliminaría un foco de traidores al tiempo que pondría de su parte al resto de la nación, apelando a su orgullo nacional. Pero en sus cálculos no debía de estar previsto que una de las víctimas asesinadas fuera una hermana del rey Svend I de Dinamarca, que vivía en Inglaterra como esposa de un noble inglés de ascendencia danesa. Svend I, junto con su aliado Olof de Suecia, estaba en el apogeo de su poder y dominaba, directa o indirectamente, toda Escandinavia. Cuando se enteró de la matanza de daneses en Inglaterra y de la muerte de su hermana en particular, empezó a preparar un ataque contra Ethelred II.
En Irlanda, Brian Boru había arrebatado el Leinster a los escandinavos y, tras derrotar a Maelsechlainn II, le obligó a cederle la dignidad de Aird Righ.
En el reino de Angkor subió al trono un usurpador conocido como Suryavarman I (el protegido del Sol), que convirtió al budismo en la religión oficial. (El budismo era la religión de la poderosa talasocracia Srivijaya.) Bajo su reinado se inició el periodo en que Angkor gozó de mayor poderío.
Ese mismo año murió sin herederos el duque Enrique de Borgoña, tío del rey de Francia Roberto II el Piadoso. En teoría, cuando un noble moría sin herederos su territorio pasaba a la corona, así que Roberto II reclamó su derecho, pero un noble llamado Otón Guillermo, que poseía un condado en el reino de Borgoña, se consideró con derecho al ducado y se inició así una guerra que duró varios años.
También murió el emperador Otón III de Alemania. No dejó descendencia. Los alemanes eligieron como nuevo rey al duque de Baviera Enrique el Cojo, ahora Enrique II, bisnieto del rey Enrique I y cuñado del rey Esteban I de Hungría. Por su parte, los italianos nombraron por su cuenta a su propio rey, Arduino, que fue coronado en Pavía.
En Al-Ándalus, el general Almanzor regresaba victorioso de una de las numerosas campañas que había dirigido contra los reinos cristianos. Esta vez acababa de saquear el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, cuando le dio un ataque de gota y se detuvo en la fortaleza de Medinaceli. Allí murió y fue enterrado sin ninguna clase de ceremonia, bajo una simple losa y cubierto por el polvo de los ropajes usados en sus batallas, recogido por sus servidores para este fin a lo largo de su vida.
Unos años después de su muerte los cristianos difundieron una historia sobre una grave derrota que el general moro había sufrido frente a una coalición cristiana en Calatañazor, pero dicha batalla fue sólo una historia, no Historia. Almanzor nunca fue derrotado.
En Córdoba se produjeron agitaciones, pues un sector del pueblo deseaba que el califa Hisam II tomara las riendas del gobierno, pero finalmente, el sucesor de Almanzor fue su hijo Abd al-Malik. El conde de Barcelona Ramón Borrell y su hermano Armengol, conde de Urgel, organizaron una ofensiva contra los musulmanes en la frontera de Urgel, pero Abd al-Malik reaccionó inmediatamente y en 1003 asoló las tierras del conde de Barcelona. En alguno de estos enfrentamientos murió el conde Isarn de Sobrarbe y Ribagorza y fue sucedido por su hijo Guillermo Isarn.
El rey Roberto II el Piadoso decidió reconciliarse finalmente con la Iglesia y renunciar a su prima y esposa Berta, para casarse con Constanza de Provenza, que no tardó en escandalizar a la corte, hay quien dice que por sus costumbres refinadas y quien dice que porque era una arpía. Había una razón de peso por la que Roberto II no podía seguir con Berta: y es que durante los casi quince años de matrimonio no le había dado ningún descendiente, y la corona de Francia necesitaba un heredero más que ninguna otra cosa. Desde este punto de vista, el matrimonio con Constanza fue todo un éxito, pues la nueva reina le dio a Roberto II cuatro hijos y una hija.
El rey Svend I de Dinamarca desembarcó finalmente en Inglaterra. Para coger desprevenidos a los sajones lo hizo en Exeter, al sudoeste. El territorio estaba a cargo de uno de los nobles normandos que llegaron al país con la reina Emma, el cual no dudó en juzgar que la venganza danesa no iba con los normandos y dejó hacer a los vikingos. Durante los años siguientes las correrías danesas por las costas de Inglaterra se hicieron habituales. Ahora sí que, definitivamente, los invasores contaban con el apoyo de la población danesa del país, resentida contra Ethelred II y los sajones. Si el rey confiaba con la ayuda del duque Ricardo II de Normandía, éste no sólo no colaboró, sino que algunas acusaciones de traición contra los normandos terminaron enemistándolo con Ethelred II.
El duque Boleslao I de Polonia había hecho prisionero al duque Boleslav III de Bohemia, que murió en su cautiverio mientras su reino se desmembraba. Poco después Polonia ocupaba Bohemia.
En Roma murió el papa Silvestre II. A la sazón estaba en la ciudad Crescencio, el hijo del Crescencio decapitado por Otón III y que estaba dispuesto a continuar la tradición familiar de control sobre el papado. Primeramente nombró papa a Juan XVII, pero no debió de quedar muy satisfecho con su elección, pues seis meses después lo depuso y nombró en su lugar a Juan XVIII. (El anterior no tardó en morir.) Tras el destello de Silvestre II volvieron los papas títeres.
En 1004 Enrique II de Alemania derrotó a Arduino y se hizo coronar rey de Italia en Pavía. El derrocado Arduino se retiró a un monasterio. A partir de este momento Enrique II tuvo que librar incesantes luchas contra los polacos. Ante la imposibilidad de seguir ocupándose del ducado de Baviera, lo confió al conde Enrique I de Ardennes (ahora duque Enrique V de Baviera).
Mahmud de Gazni destruyó definitivamente el reino Samaní y se anexionó su territorio.
China renunció definitivamente a conquistar la parte de (lo que había sido) su territorio integrada en el imperio Liao. Se firmó un tratado de paz por el que la China de los Song se comprometía a pagar un tributo de sedas y plata.
El conde de Castilla, Sancho I García, trató de convertirse en regente de su sobrino, el rey Alfonso V de León, desplazando al regente actual, el conde Menendo González. Se produjeron disturbios, y al final se impuso como mediador Abd al-Malik, quien resolvió a favor de Menendo González. Sin embargo, en 1005 Abd al-Malik devastó Zamora con la ayuda del conde de Castilla. El caudillo moro ya era conocido con el sobrenombre de al-Muzaffar, el triunfador, y tanto musulmanes como cristianos estaban convencidos de que con la muerte de Almanzor nada había cambiado.
Durante los últimos años, el emperador Basilio II había derrotado una y otra vez a los búlgaros. El zar Samuel no podía hacer otra cosa más que retroceder y evitar en lo posible enfrentamientos directos. Los bizantinos habían llegado a las costas del Adriático.
En Escocia murió el rey Kenneth III y fue sucedido por Malcom II, hijo de Kenneth II.
En Francia fue escogido obispo de Chartres un antiguo discípulo del que luego sería Silvestre II. Se llamaba Fulberto, y había llegado a la ciudad más de veinte años atrás para estudiar medicina. Adquirió fama como maestro por su elocuencia y su capacidad dialéctica. Aunque no se conoce su doctrina, parece ser que era de orientación platónica.
La ciudad italiana de Pisa, junto con los puertos de la Campania, fue uno de los primeros centros en reaccionar contra los musulmanes. El año anterior había sufrido las últimas expediciones sarracenas, pero ahora Pisa obtuvo una victoria en el estrecho de Messina, a la que siguieron numerosas expediciones.
En 1007 murió el conde Menendo González, el regente de León, y la madre del rey Alfonso V decidió que éste fuera declarado mayor de edad y que asumiera las labores de gobierno. El conde de Castilla Sancho I García se puso al frente de una coalición contra Abd al-Malik, que terminó en un fracaso. Sin embargo, Abd al-Malik murió en 1008. Hubo sospechas de que murió envenenado por su hermanastro Abd al-Rahmán Sanchuelo, el hijo que Almanzor tuvo con Abda, la hija de Sancho II Garcés. Alfonso V se casó con Elvira Menéndez, hija de Menendo González.
Ese mismo año el rey de Suecia Olof Skötkonung se convirtió al cristianismo y fue bautizado. El reino noruego que había conquistado unos años antes tenía un eficiente sistema fiscal que Olof imitó. Mandó acuñar las primeras monedas suecas.
En 1009 Mahmud de Gazni dirigió otra exitosa campaña contra la India. El califa fatimí al-Hakim demolió la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, y la noticia provocó una gran indignación en Europa. En Roma murió el papa Juan XVIII y Crescencio nombró a Sergio IV.
Mientras Abd al-Rahmán Sanchuelo estaba en campaña contra Castilla, los cordobeses hicieron abdicar al califa Hisam II y su lugar fue ocupado por Muhammad II. Éste hizo encarcelar a Hisam II, buscó un cadáver que se le pareciera y lo hizo enterrar como si fuera el califa. Abd al-Rahmán Sanchuelo marchó hacia Córdoba para sofocar la rebelión, pero sus hombres le abandonaron y fue asesinado por los partidarios de Muhammad II.
El conde castellano Sancho I García ayudó a los bereberes acaudillados por Sulaymán al-Mustaín, entró en Córdoba y depuso a Muhammad II, quien, para salvarse, confesó que Hisam II seguía vivo. Muhammad II consiguió huir a Toledo, donde siguió actuando como califa. En 1010, recibió la ayuda de Wadih, el gobernador de la frontera norte, que acudió a Toledo junto con un ejército cristiano de diez mil hombres reclutado por el conde de Barcelona Ramón Borrell y su hermano Armengol I, conde de Urgel. También participó el conde Hugo de Ampurias. La coalición derrotó a Sulaymán en la batalla de El Vacar, con lo que Muhammad II recuperó Córdoba, pero luego fue asesinado por los hombres de Wadih, el cual repuso a Hisam II, pero Sulaymán puso sitio a Córdoba. El conde Armengol I murió en Córdoba, y el condado de Urgel pasó a su hijo Armengol II.
Para evitar que Sancho I García reafirmara su alianza con Sulaymán, Wadih le concedió importantes plazas fuertes, que se unieron a los territorios que Castilla había arrebatado a León durante la minoría de edad de Alfonso V. El conde castellano dio a su corte un aire oriental. Él mismo usaba vestimentas musulmanas. Se atribuyó los títulos de conde de Álava y de Asturias.
Dos descendientes de Almanzor, llamados Mubarak y Muzaffar, que hasta entonces estaban encargados de la inspección del sistema de riego en la región de Valencia, se proclamaron reyes de Valencia, rompiendo así toda relación con el Califato de Córdoba. Otro descendiente de Almanzor llamado Muyahid al-Muwaffaq se erigió igualmente en rey de Denia, al sur de Valencia.
Por esta época el reino gaznawí de Mahmud de Gazni se había convertido en la mayor potencia musulmana. Gazni rivalizaba con Bagdad, si no la superaba, en riqueza, poder y cultura. Contaba con grandes construcciones y a ella afluían tesoros con cada campaña de Mahmud, especialmente de la India. En Gazni renació la vieja cultura persa. Un poeta llamado Firdusi compuso un largo poema de unos sesenta mil dísticos (siete veces la extensión de la Ilíada de Homero) en el que relata la historia de los reyes persas, desde sus orígenes legendarios hasta Cosroes II. Estaba escrito en persa, y no en árabe. El impulso que adquirió la lengua persa durante este periodo fue esencial para que no sucumbiera ante el árabe, y así, hoy sigue siendo la lengua hablada en Irán y Afganistán. El poema empieza con la figura de Rustam, que parece ser una adaptación persa del mito de Hércules. Alejandro Magno también aparece, pero con madre persa.
Firdusi presentó el poema a Mahmud, pero éste era sunní, mientras que el poeta era chiita, así que recibió un pago insultantemente exiguo. Firdusi se vengó escribiendo una sátira despectiva contra Mahmud y luego huyó rápidamente del país. La capital gaznawí acogió también a numerosos geógrafos, historiadores y literatos.
En el reino vietnamita de Dai-Viet, la dinastía Le fue sustituida por la de los Li, quienes establecieron la capital en Thang Long, donde está la actual Hanoi, y dividieron el reino en veinticuatro provincias gobernadas por príncipes y administradas por letrados.
En 1011 murió el conde Sunyer de Pallars, descendiente del conde Ramón I, a cuya muerte se separaron los condados de Pallars y Ribagorza. En principio el condado pasó a sus dos hijos, pero éstos pronto lo dividieron en dos: el Pallars Sobirá y el Pallars Jussá.
Ese año murió el duque Bernardo I de Sajonia, que fue sucedido por su hijo Bernardo II.
En 1012 alcanzó la mayoría de edad el rey Sancho III el Mayor de Navarra y conde de Aragón.
En Roma murió el papa Sergio IV, y Crescencio nombró a Gregorio VI, pero otro candidato, Benedicto VIII, protegido por los condes de Túsculo, tuvo el apoyo del emperador Enrique II y logró expulsar a Gregorio. Crescencio murió y los condes de Túsculo asumieron el control del papado.
También murió el duque Otón de la Baja Lorena, que fue sucedido por Godofredo II.
Inglaterra seguía sufriendo impotente los ataques daneses. Una banda de ellos asesinó al arzobispo de Canterbury cuando éste se negó a pagar un tributo.
Tras dos años de asedio, Sulaymán logró tomar Córdoba en 1013. Sus bereberes procedieron a saquear despiadadamente la capital. Finalmente, Hisam II abdicó y Sulaymán se convirtió en el nuevo califa. No se sabe muy bien si Hisam II fue asesinado o si huyó a Oriente.
Ese año murió el conde Guislaberto de Rosellón y fue sucedido por su hijo Gausfredo II, que tenía unos trece años de edad. Su tío Hugo I de Ampurias trató de aprovechar su minoría de edad para unificar los condados, pero lo impidió el conde de Besalú Bernardo I Tallaferro.
La nueva monarquía de Dai-Viet estaba creando una importante red viaria y poniendo en práctica un nuevo sistema fiscal que permitió a su vez formar un fuerte ejército con el que los vietnamitas avanzaron hacia el sur ganando terreno a los Shampa.
El rey Svend I se convenció finalmente de que Inglaterra no tenía capacidad alguna de defensa y decidió llegar hasta el final conquistando el país. Desembarcó en lo que había sido el Danelaw, donde contaba con más simpatías. Allí las distintas ciudades fueron rindiéndose sin ofrecer resistencia, lo que desmoralizó a los sajones. Londres se dispuso a ofrecer la última resistencia, pero Ethelred II huyó a Normandía, adonde había enviado a su familia un tiempo antes. Svend I se convirtió en rey de Inglaterra, aunque sólo por seis semanas, pues pasado ese tiempo murió. Dejó dos hijos. El mayor fue proclamado rey de Dinamarca en 1014, con el nombre de Harald II. El menor se llamaba Canuto, y le había acompañado a Inglaterra, pero ante la muerte inesperada de su padre, decidió regresar a Dinamarca para regresar más adelante con más hombres. Esto permitió el regreso del rey Ethelred II, pero la nobleza sajona le impuso condiciones, que llegaron a plasmarse en un acuerdo escrito. No fue especialmente importante, pero es el primer precedente conocido en la Edad Media de un acuerdo escrito que limita la autoridad de un rey.
El rey alemán Enrique II había logrado pacificar a los polacos el año anterior, tras casi diez años de guerras, y decidió aprovechar el prestigio que había ganado para marchar a Roma y hacerse coronar emperador.
La facción irlandesa partidaria del rey Maelsechlainn II, a quien Brian Boru le había arrebatado el título supremo de Aird Righ, decidió unirse a los escandinavos, así que Brian Boru reunió un ejército que se enfrentó a la coalición de irlandeses y escandinavos en la batalla de Clontarf. En realidad fue el hijo de Brian Boru el que dirigió a sus hombres, pues su padre tenía ya más de setenta años. La batalla duró unas doce horas, y ambos bandos sufrieron considerables pérdidas, pero al fin fueron los nórdicos los que rompieron filas y huyeron. Algunos fueron muertos y otros alcanzaron unos barcos. Una de las partidas que huía dio casualmente con la tienda donde estaba Brian Boru, el cual fue reconocido y asesinado allí mismo. Con todo, el dominio escandinavo sobre Irlanda había llegado a su fin. Esto no significa que la población escandinava abandonara la isla, sino que muchos nórdicos permanecieron en Irlanda dedicados principalmente al comercio y fundaron numerosas ciudades, aunque ahora bajo dominio celta. Por su parte, Maelsechlainn II recuperó su anhelado título de alto rey.
Los búlgaros continuaban defendiéndose de los bizantinos como buenamente podían, hasta que en un momento dado el zar Samuel creyó ver una situación ventajosa en el valle del río Struma, y decidió atacar. Durante un tiempo parecía que la batalla iba a quedar en un empate, pero una unidad bizantina logró rodear el frente enemigo y atacó por la retaguardia. Los búlgaros se asustaron y cayeron en un tremendo desorden. El emperador Basilio II hizo 15.000 prisioneros. Samuel pudo huir hasta la ciudad de Ohrid, y un tiempo después recibió la noticia de que su ejército regresaba. No podía comprender lo que había sucedido. Salió rápidamente al encuentro de sus hombres y al verlos le dio una apoplejía que le llevó a la muerte dos días más tarde: estaban todos ciegos excepto 150 de ellos, que sólo conservaban un ojo. Basilio II había ordenado cegar a todos los prisioneros excepto a uno de cada 100, que fue dejado tuerto para que pudiera servir de guía a sus compañeros. El siempre victorioso emperador bizantino no tardó en ser conocido como Basilio Bulgaroktonos (el matador de búlgaros).
En 1015 murió san Vladimiro I, el príncipe de Kíev que convirtió a su pueblo al cristianismo, actualmente uno de los santos patrones de Rusia (santo sólo para la Iglesia Oriental, no para la Católica). Fue sucedido por su hijo, conocido como Yaroslav el Sabio. En vida de su padre era gobernador de Nóvgorod y allí permaneció durante unos años más.
El rey de Denia Muyahid al-Muwaffaq conquistó las Baleares y no tardó en convertirse en una potencia marítima.
Los pisanos expulsaron a los sarracenos de la isla de Cerdeña.
De esta época datan las primeras referencias al título de conde de Holanda, que empezó a usar un tal Dirk III. Al parecer, Carlos el Simple había dotado a su abuelo o bisabuelo Dirk I con los bienes de la abadía de Egmont, y la familia fue aumentando sus dominios. Ahora Dirk III fundaba la ciudad de Dordrecht.

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Basilio II Bulgaróctono, el asesino de búlgaros (en griegoΒασίλειος Β΄ ΒουλγαροκτόνοςBasileios II Boulgaroktonos), (9581025), fue emperador bizantino desde el 10 de enero de 976 hasta su muerte. Condujo al Imperio bizantino al máximo de su poder en cinco siglos, pero no dejó herederos de su talla y muchos de sus logros se perderían a causa de toda una serie de débiles y desafortunados sucesores.

Basilio II
Emperador del Imperio bizantino
Basilios II.jpg
Icono restaurado de Вasilio II del siglo XI donde se le representa coronado por ángeles enviados por Dios y adorado por sus súbditos
Información personal
Reinado10 de enero de 976 - 15 de diciembre de 1025
Nacimiento958
Fallecimiento15 de diciembre de 1025
PredecesorJuan I Tzimisces
SucesorConstantino VIII
Familia
DinastíaMacedónica
PadreRomano II
MadreTeófano Anastaso

Nacimiento e infancia[editar]

Basilio era el hijo del emperador Romano II quien lo asoció al trono en 960 y murió cuando Basilio sólo tenía 5 años de edad. Como él y su hermano, el futuro emperador Constantino VIII(1025-1028), eran demasiado jóvenes para reinar por sí mismos, la madre de Basilio, Teófano, se casó con uno de los principales generales de Romano, que ascendió al trono con el nombre de Nicéforo II Focas en 963. Nicéforo fue asesinado en 969, y le sucedió en el trono otro general, Juan I Tzimisces, que reinó durante 7 años. Por fin, cuando Juan I murió el 10 de enero de 976, Basilio pudo ascender al trono.

Comienzos del reinado y alianza rusa[editar]

Basilio fue un valiente soldado y un excelente jinete; deseaba demostrarse a sí mismo que era un gobernante fuerte y un poderoso general. En los primeros años de su reinado, la administración quedó en manos del eunuco Basilio Lecapeno (un hijo ilegítimo del emperador Romano I), un astuto y competente funcionario, que aspiraba a que los jóvenes emperadores fuesen títeres en sus manos. Basilio II esperaba y observaba sin interferir, dedicándose al aprendizaje de los entresijos de la administración e instruirse en la ciencia militar.
Basilio II y Constantino VIII, sosteniendo entre ambos una cruz en un Nomisma Histamenon.
Aunque Nicéforo II Focas se había señalado como un brillante general durante su reinado, tanto él como Juan I Tzimisces resultaron ser administradores mediocres. Aunque Juan había intentado frenar el poder de los propietarios de tierras en el final de su reinado había fracasado y circulaban rumores de que había sido envenenado por Basilio Lecapeno, quien había adquirido vastas propiedades ilegalmente y temía una investigación y castigo consecuente. En consecuencia, Basilio se encontró con serios problemas al comienzo de su reinado. Los grandes terratenientes de Asia Menor Bardas Skleros y Bardas Focas; que proporcionaban muchos de los soldados del Imperio y de gran parte de los impuestos, se encontraban en revuelta abierta contra su poder.
Basilio, haciendo gala de la severidad que le caracterizaría durante todo su reinado, les hizo frente y reprimió sus rebeliones en 979 y 989, respectivamente. Con este fin, se alió con Vladímir I de Kiev en 988, quien le ofreció 6000 hombres de su ejército como refuerzo para las tropas imperiales y la retirada de la base bizantina de Quersoneso en Crimea a cambio de la mano de la hermana menor del emperador, Ana (963-1011). Al principio, Basilio dudó porque los bizantinos consideraban bárbaros a los rusos, y la propia Ana se opuso al matrimonio con un bárbaro.
Sin embargo, cuando Vladímir se comprometió a bautizarse y convertir a su pueblo al cristianismo, Basilio aceptó finalmente. El matrimonio se celebró en 989. Los refuerzos rusos serían fundamentales para acabar con la rebelión, y se convirtieron en el punto de partida de la posterior guardia varega. La caída de Basilio Lecapeno siguió a la rebelión. Fue acusado de conspirar con los rebeldes y fue condenado al exilio y a la confiscación de sus enormes propiedades. Tratando de proteger a la pequeña propiedad campesina, Basilio II hizo una despiadada reforma en el sistema tributario gravando con mayor dureza a las inmensas fincas que se habían expandido en Asia Menor.

Campañas contra los árabes[editar]

Tras acabar con las revueltas internas, Basilio dirigió su atención a los demás enemigos del Imperio. Las guerras civiles que había padecido Bizancio habían debilitado su posición en el Este y las conquistas de Nicéforo II FocasJuan I Tzimisces peligraron, siendo Antioquía y Alepo sitiadas. En el 995, Basilio lanzó una campaña contra los árabes con un Ejército de 40 000 hombres. Derrota a los árabes en varias batallas en Siria, libera Alepo, asegura el estratégico valle del Orontes y conquista todas las ciudades desde Emesa hasta Trípoli. Aunque no contaba con fuerzas suficientes para penetrar en Palestina y tomar Jerusalén, sus victorias le permitieron recuperar gran parte de Siria para el Imperio. Ningún emperador, desde los tiempos de Heraclio había conseguido controlar este territorio durante un cierto tiempo, y ahora se mantendría en manos de los bizantinos durante los siguientes 75 años.
Basilio II y su padrastro, el emperador Nicéforo II

Campañas contra búlgaros y jázaros[editar]

Pero Basilio no había acabado con sus acciones, su intención era recuperar los territorios que el Imperio bizantino había ido perdiendo a lo largo del tiempo. A comienzos del siglo XI, inició las hostilidades contra quien sería su gran adversario, el zar Samuel de Bulgaria.
Bulgaria había sido parcialmente conquistada por Juan I Tzimisces, pero partes del país habían logrado mantener su independencia, bajo la dirección de Samuel y sus hermanos. Los búlgaros realizaban incursiones en tierras bizantinas desde el 976 y el gobierno bizantino trató de provocar sin éxito disensiones permitiendo la fuga del emperador cautivo Boris II de Bulgaria.
Fue la invasión de Tesalia y la toma de Larisa a fines de 985 por parte de Samuel lo que decidió a Basilio II a pasar a la ofensiva. Aprovechando un respiro de su conflicto con la nobleza, Basilio guio un Ejército de 30 000 hombres a Bulgaria decidido a tomar por sorpresa Sredets (Sofía) en 986 pero no pudo penetrar en la ciudad. Falto ya de víveres decidió regresar, cuando todavía no había sufrido demasiadas bajas; pero al retirarse el Ejército búlgaro lo alcanzó y le infligió una grave derrota en la batalla de las Puertas Trajanas en agosto de 986, lo que puso en jaque su poder y prestigio dentro del imperio.
Cuando se desató la guerra abierta en 1002, Samuel había extendido el reino búlgaro desde el Danubio, al norte, hasta Atenas. Sus dominios se extendían desde el Adriático al mar Negro, y todos estos territorios habían sido conquistados durante los 300 años anteriores a expensas de los bizantinos. Basilio estaba ahora decidido a invertir el destino del Imperio.
Mapa del Imperio durante el reinado de Basilio II.
La guerra asoló los Balcanes los siguientes doce años, durante los cuales tanto Basilio como Samuel lograron victorias sorprendentes. Las fuerzas de Samuel eran considerablemente menores, pero fue capaz de evitar un enfrentamiento total mientras realizaba ataques menores sobre el ejército de Basilio en su avance por el territorio búlgaro. Samuel esperaba desgastar así a las tropas bizantinas, forzándolas a la rendición o al menos a la firma de una paz.
Finalmente, después de que la fortaleza Baba Vida en la frontera con el Danubio hubiera soportado un asedio bizantino que se prolongó ocho meses, el 29 de julio de 1014 Basilio arrinconó al ejército búlgaro y le obligó a luchar en la Batalla de Kleidion, mientras Samuel se encontraba a varios kilómetros de allí. Basilio aplastó a los búlgaros e hizo 14 000 prisioneros: mandó cegar a 99 de cada 100 de éstos, dejando tuerto al restante para que pudiese guiar a los demás de vuelta. Aunque probablemente se trate de una exageración, este hecho le proporcionó a Basilio su sobrenombre «Bulgaróctonos» («matador de búlgaros»).
Cuando Samuel vio volver a sus tropas cegadas, sufrió una apoplejía en el acto y falleció unos días después. Bulgaria siguió luchando durante otros cuatro años más, pero terminó sometiéndose en 1018. La victoria sobre los búlgaros y el posterior sometimiento de Serbia supuso la consecución de uno de los objetivos de Basilio: la recuperación para el Imperio de la antigua frontera del Danubio por primera vez en 400 años.
Mientras, en 1016, el Ejército bizantino, aliado con el príncipe de Kiev, atacó Crimea, gran parte de la cual había caído bajo la égida del reino de Georgius Tzul, Estado sucesor del reino jázaro centrado en Kerch. Según el historiador Cedreno, Georgius Tzul fue hecho prisionero y su reino destruido.

Últimos años[editar]

Basilio volvió triunfante a Constantinopla, para salir de nuevo, esta vez hacia el Este, y atacar Armenia. Este reino se había convertido en un Estado tributario de Bizancio cuando murió su rey en el año 1000. También aquí se sucedieron las victorias, y Armenia se reincorporó al Imperio bizantino.
Al mismo tiempo, otras fuerzas bizantinas recuperaron gran parte de Italia meridional cuyo dominio había perdido el Imperio a manos de los lombardos y los árabes a lo largo de los 150 años anteriores. Reorganizó las provincias o temas italianas, uniendo tanto la de Longobardia como la de Calabria bajo un mando común, el Catapán de Italia, con capital en Bari, para formar el Catapanato de Italia. En el año 1024 derrotó a una flota rusa que penetró a la isla de Lemnos, donde fue aniquilada por una mucho más fuerte armada bizantina, es la batalla de Lemnos. Cuando el 15 de diciembre de 1025 murió Basilio, estaba planeando una expedición militar para recuperar la isla de Sicilia a manos de los árabes.
En su última voluntad pidió ser enterrado junto al campo de entrenamiento de su caballería, en lugar de en el espacio reservado a los emperadores de su familia. Las fuentes de la época sostienen que así podría escuchar a sus tropas prepararse para el combate por el Imperio. Durante el asalto y saqueo de Constantinopla en la Cuarta Cruzada (1204), la tumba de Basilio II fue saqueada por los cruzados.

Valoración[editar]

Basilio era un hombre bajo de complexión fuerte, que se desentendía de la pompa y ceremonia de la corte imperial, y que muy a menudo se presentaba ante la corte vestido como un militar. Pero además fue un administrador eficiente, que, caso único entre los emperadores-soldado, dejó repletas las arcas del tesoro. Era realmente adorado por sus tropas, pues pasó gran parte de su reinado en campaña con ellas, en lugar de dando órdenes desde los alejados palacios de la capital, como habían hecho muchos de sus predecesores. Llevó la vida de un soldado hasta el punto de comer el mismo rancho que cualquier otro miembro de su Ejército. También se hacía cargo de los huérfanos de sus oficiales, dándoles hogar, alimento y educación. Muchos de esos niños serían luego sus soldados y oficiales, pues lo veían a él como a su padre.
Además de ser llamado "padre del Ejército", también era muy apreciado por los agricultores. Estos producían la mayor parte de los suministros para su ejército y además eran la fuente principal de reclutamiento de sus tropas. Para asegurarse la continuidad de suministros y hombres, las leyes de Basilio protegían a la pequeña propiedad agraria, reduciendo sus impuestos. Su reinado fue una época de relativa prosperidad para esta clase, a pesar del estado casi constante de guerra. Por otra parte, Basilio aumentó los impuestos de la nobleza y el clero, pretendiendo reducir su poder y riqueza. Y aunque lógicamente resultó impopular entre estos grupos, ninguno de ellos contaba con el poder suficiente para hacer frente al Emperador y sus fuertes apoyos militares.
Frontispicio del Salterio de Basilio II, probablemente pintado en Constantinopla c. 1000.
Basilio nunca se casó ni tuvo hijos conocidos –aunque fue muy mujeriego siendo joven, se dedicó después de lleno a sus obligaciones de Estado, una vez nombrado emperador. Desgraciadamente, esto supuso que fue sucedido por su hermano y su familia, que carecían de las cualidades necesarias para el gobierno. Medio siglo después de la muerte de Basilio, el Imperio había vuelto al estatus de potencia de segundo orden, y había perdido casi todo lo que Basilio había reconquistado.

Basilio en la literatura[editar]

En Grecia a lo largo del siglo XX el interés por el Emperador Basilio II se hizo evidente en el número de biografías y novelas históricas que se escribieron sobre el personaje. Quizá la más famosa fuese Basil Bulgaroktonus (1964) elaborada por el escritor de ficción histórica Kostas Kyriazis(1920-): como secuela de su obra anterior Theophano(1963), que se centraba en la madre de Basilio, su novela trataba la vida de Basilio desde su niñez hasta su muerte a través de los ojos de 3 distintos narradores, todos ellos ficticios. El primero es "Areti Skylitzi", una niña de familia noble que Juan I dispuso que fuese la compañera de juegos del joven Basilio; así, la niña se convierte en su confidente y de mayor en la única mujer que verdaderamente lo amó, aunque Basilio nunca pudo casarse con ella, debido a que Basilio sufrió un grave trauma infantil al presenciar siendo muy niño el asesinato de su padre Romano II y de su padrastro Nicéforo II por orden de Teófano, la esposa de ambos, y su propia madre. De este modo, asociaba el matrimonio con la muerte. Areti se mantendrá a su lado, como consorte no-oficial, hasta su muerte. El segundo narrador es "Nicolaus", uno de los generales de Basilio, que le acompañó en todas sus campañas. Para éste el emperador es su líder, su señor, "padre" de su Ejército. El tercero y último es un búlgaro, uno de los generales de Samuel, que había pasado casi toda su vida luchando contra Basilio, y cuenta su versión de los hechos: para él Basilio es el enemigo, el que había matado a su gente y a su propio soberano. La descripción de los hechos históricos es precisa, y se completa con añadidos ficticios: ha sido considerada una de las mejores introducciones al personaje y su época.

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