Paisaje campestre con el puente Milvio, también conocido como Paisaje con pastores, es un cuadro realizado por el pintor francés del Barroco Claudio de Lorena. Mide 75 cm de alto y 97 cm de ancho, y está pintado al óleo sobre lienzo. Data de 1645 y se encuentra en el City Museum and Art Gallery de Birmingham.
Claudio de Lorena fue un pintor francés establecido en Italia. Perteneciente al período del arte Barroco, se enmarca en la corriente denominada clasicismo, dentro del cual destacó en la pintura de paisaje. En su obra reflejó un nuevo concepto en la elaboración del paisaje basándose en referentes clásicos —el denominado «paisaje ideal»—, que evidencia una concepción ideal de la naturaleza y del propio mundo interior del artista. Esta forma de tratar el paisaje le otorga un carácter más elaborado e intelectual y se convierte en el principal objeto de la creación del artista, la plasmación de su concepción del mundo, el intérprete de su poesía, que es evocadora de un espacio ideal, perfecto.1
Este paisaje fue un encargo de un mecenas parisino del que se desconoce el nombre.2 Está firmado CLAUDIO ROM[...] 164[...].3
Esta obra pertenece al período de madurez del artista. Por entonces Claudio era uno de los más famosos paisajistas de Europa, honrado por soberanos como Urbano VIII y Felipe IV. En los años 1640 recibió la influencia de Rafael —a través de los grabados de Marcantonio Raimondi—, especialmente en las figuras,4 así como de Annibale Carracci y Domenichino, como se denota en sus obras Paisaje con San Jorge y el dragón(1643), Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos (1645) y Paisaje con Agar y el ángel (1646).5
El paisaje domina la casi totalidad de la composición, un escenario bucólico de la campiña al norte de Roma, surcada por el río Tíber. En primer término, en la parte inferior del cuadro, hay unos pastores con sus rebaños alrededor de un estanque. Uno de ellos toca una flauta y un perro parece bailar al son de la música. En segundo plano destaca en la izquierda un árbol de gran altura, tras el que se ven unas edificaciones de las que destaca una alta torre redonda, un motivo habitual en las obras de Lorena. En el lado derecho se ve el puente sobre el Tíber, frente al que navega una barca de pescadores. El puente Milvio (Pons Milvius en latín) fue construido en el siglo II a. C. y fue el escenario de la batalla en que el emperador Constantino I venció a Majencio (312). En esa batalla el emperador tuvo la visión de un crismón que le auguraba la victoria, junto a la frase in hoc signo vinces(«con este signo vencerás»), lo que le llevó a convertir el cristianismo en la religión oficial del Imperio romano.6
De esta obra existen dos dibujos preparatorios, conservados en el Museo del Louvre de París y en el British Museum de Londres.3
Esta obra figura en el Liber Veritatis (cuaderno de dibujos donde Claudio dejaba constancia de todas sus obras, para evitar las falsificaciones) con el número 90.
Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos, también conocido simplemente como Paisaje con Apolo y Mercurio, es un cuadro realizado por el pintor francés del Barroco Claudio de Lorena. Mide 74 cm de alto y 98 cm de ancho, y está pintado al óleo sobre lienzo. Data de 1654 y se encuentra en Holkham Hall (Norfolk), residencia de Thomas Coke, primer conde de Leicester, quien lo adquirió en 1750.
Claudio de Lorena fue un pintor francés establecido en Italia. Perteneciente al período del arte Barroco, se enmarca en la corriente denominada clasicismo, dentro del cual destacó en la pintura de paisaje. En su obra reflejó un nuevo concepto en la elaboración del paisaje basándose en referentes clásicos —el denominado «paisaje ideal»—, que evidencia una concepción ideal de la naturaleza y del propio mundo interior del artista. Esta forma de tratar el paisaje le otorga un carácter más elaborado e intelectual y se convierte en el principal objeto de la creación del artista, la plasmación de su concepción del mundo, el intérprete de su poesía, que es evocadora de un espacio ideal, perfecto.1
Esta obra fue realizada para el caballero romano Francesco Alberini, según una inscripción en el Liber Veritatis, un cuaderno de dibujos donde Claudio dejaba constancia de todas sus obras para evitar las falsificaciones.2 Formaba pareja (pendant) con Marina con Baco y Ariadna (1656, Arnot Art Museum, Elmira, Nueva York).3
El cuadro fue comprado en 1750 por Thomas Coke, primer conde de Leicester, quien lo depositó en su residencia de Holkham Hall (Norfolk), donde aún permanece. Este aristócrata, nombrado director general de Correos en 1733, fue un gran coleccionista de arte italiano —viajó por Italia entre 1712 y 1718 en lo que entonces se llamaba el grand tour—, y reunió una gran cantidad de obras de arte en su residencia del condado de Norfolk. Entre otras obras, compró en 1717 un manuscrito de Leonardo Da Vinci conocido como el Códice Leicester, que fue comprado por Bill Gates en 1994 por 19 millones de libras esterlinas.4 En Holkham Hall hay otras obras de Lorena, como Paisaje con pastores (1630-1635), Paisaje con Argos custodiando a Ío (1644), Paisaje con el suplicio de Marsias (1645), Paisaje con pastores (1646), Paisaje con Ester entrando en el palacio de Asuero(1659), Paisaje con Herminia y los pastores (1666), Marina con Perseo y el origen del coral (1673) y Paisaje con el descanso durante la huida a Egipto (1676).5
El lienzo tiene trazas de una firma borrada y la inscripción Roma 1654.6 Figura en el Liber Veritatis con el número 135.7
Descripción[editar]
Este paisaje pertenece al período de madurez del artista. A partir de 1650 deriva hacia un estilo más sereno, de corte más clásico, con una influencia más acusada de Domenichino. Adquiere un carácter más escenográfico, con una composición más compleja y elaborada, el paisaje se inspira cada vez más en la campiña romana y emplea tamaños más monumentales.8
El tema representado es el robo de los rebaños de Apolo por parte de Mercurio. Según la mitología clásica, tras matar a los cíclopesApolo fue obligado por Júpiter a convertirse en pastor, por lo que se convirtió en custodio de los rebaños del rey Admeto. Sin embargo, en un descuido de Apolo, Mercurio, mensajero de los dioses, se los robó. Apolo no recuperó su lugar entre los dioses hasta que Júpiter ordenó a Mercurio que se los devolviera. Claudio pintó varios cuadros con este tema, entre los que destaca Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos (1645, Galería Doria-Pamphili, Roma).2
El paisaje domina la casi totalidad de la composición, una típica estampa de la campiña romana que solía representar Claudio en sus obras. El tema representado es un mero pretexto para situar figuras humanas en el paisaje plasmado por Lorena, que era su verdadero interés, algo usual en su producción pictórica. En primer término, en la parte inferior del cuadro, aparece Apolo tocando el violín, junto a varias reses esparcidas por el campo. Tras él hay un puente que cruza un arroyo, sobre el que se encuentra Mercurio conduciendo los rebaños que ha robado a Apolo. En el centro se yerguen unos altos y majestuosos árboles, tras los que se vislumbra una ciudad de arquitectura clásica. Más al fondo y a la derecha se ve un río tras el que se alzan unas montañas, con el cielo al fondo surcado de nubes.9
Como anécdota cabe notar que a los pies de Apolo se encuentra una lira, un instrumento musical que inventó Mercurio para ofrecérselo a Apolo como prenda de paz tras robarle los rebaños. Sin embargo, su presencia en el momento en que Mercurio roba los rebaños es anacrónica y muestra el poco interés que para Claudio tenía la representación de personas y objetos, centrado siempre en el paisaje.10
Algunos detalles de la composición son similares a otra obra de Claudio realizada ese mismo año, Paisaje con Jacob, Labán y sus hijas (Petworth House, Petworth, West Sussex).
Paisaje con Ascanio asaeteando el ciervo de Silvia es un cuadro realizado por el pintor francés del Barroco Claudio de Lorena. Mide 120 cm de alto y 150 cm de ancho, y está pintado al óleo sobre lienzo. Data de 1682, el año de fallecimiento del autor, por lo que fue una de sus últimas obras. Se encuentra en el Ashmolean Museum de Oxford.
Claudio de Lorena fue un pintor francés establecido en Italia. Perteneciente al período del arte Barroco, se enmarca en la corriente denominada clasicismo, dentro del cual destacó en la pintura de paisaje. En su obra reflejó un nuevo concepto en la elaboración del paisaje basándose en referentes clásicos —el denominado «paisaje ideal»—, que evidencia una concepción ideal de la naturaleza y del propio mundo interior del artista. Esta forma de tratar el paisaje le otorga un carácter más elaborado e intelectual y se convierte en el principal objeto de la creación del artista, la plasmación de su concepción del mundo, el intérprete de su poesía, que es evocadora de un espacio ideal, perfecto.1
Este paisaje fue un encargo del príncipe Lorenzo Onofrio Colonna (1637-1689), príncipe de Paliano y condestable de Nápoles, para el que pintó otros ocho cuadros.2 El cuadro está firmado CLAVDIO. I, V, F, A ROMAE 1682 Come. Ascanio saetta il. Cervo di Silvia figliuola di. Tirro lib. 7 Vig. («Cómo Ascanio asaetea el ciervo de Silvia, hija de Tirro, libro 7 de Virgilio»). Más abajo hay otra firma cubierta parcialmente por el marco: CLAVDIO ROM. Según el catálogo de la subasta Ottley, realizado en 1801, tenía en el reverso la inscripción Quadro per l'Illmo et excellmo Sig. Contestabile Colonna questo di 5 Ottobre 1681, actualmente desaparecido.3
Este cuadro formaba pareja (pendant) con Vista de Cartago con Dido, Eneas y el séquito de ambos saliendo de caza (1676, Kunsthalle de Hamburgo).4 Fue propiedad de la familia Colonna hasta 1783. En 1798 fue adquirido por William Young Ottley y llevado a Londres. Entre 1801 y 1826 perteneció a la familia Porter; posteriormente pasó a los Stratton y los Baring, y a los Northbrook entre 1866 y 1919; luego fue propiedad Buttery y Weldon, hasta que fue adquirido por el Ashmolean Museum.3
Descripción[editar]
Se trata de una escena mitológica extraída de la Eneida de Virgilio(libro VII, 483-499): tras la llegada a Italia del héroe Eneas, su hijo Ascanio participó en una cacería donde, a instancias de la diosa Juno, mató a un ciervo que era muy apreciado por los habitantes de la región, lo que desencadenó una guerra entre los troyanos y los latinos. Tras la victoria de los recién llegados, Eneas fundó el reino del que surgiría posteriormente el Imperio romano.2
Esta obra fue una de sus últimas realizaciones, en el mismo año de su fallecimiento. En los últimos años de su carrera trabajó especialmente en temas religiosos y mitológicos, interpretados con sencillez. La Eneida pasó a ser su principal fuente de inspiración, con una serie de obras de gran originalidad y vigor, mostrando paisajes majestuosos que escenifican lugares míticos ya desaparecidos: Palanteo, Delfos, Cartago, el Parnaso.5 La figura humana se reduce, se convierten casi en simples marionetas, dominadas completamente por el paisaje que las envuelve. Así, en esta obra la pequeñez de las figuras queda patente al situarlas junto a una arquitectura grandiosa que, junto a la infinitud del paisaje, las reduce a la insignificancia.6
En esta composición predomina el paisaje, de exuberante vegetación, dividida en dos por un río en la parte central. En el lado izquierdo aparece Ascanio apuntando con su arco, a punto de disparar; tras él aparecen unos soldados con perros para la caza. Tras ellos se encuentran unas imponentes ruinas de estilo clásico y, en segundo término, un templo de tipo tholos. En el lado derecho se ve al ciervo, girado hacia Ascanio; al fondo hay una montaña sobre la que se alza un castillo. Las figuras humanas son alargadas e incorpóreas, como es usual en sus últimas obras. La composición general tiene un aire algo etéreo, con colores de reflejos plateados y formas difuminadas, como se percibe en los árboles casi transparentes.7 En esta obra Claudio aunó magistralmente la solidez estructural de la arquitectura y el paisaje, que denotan unas cuidadas proporciones, con una gran finura en los detalles tan solo perceptible en algunas de sus últimas obras, como El Parnaso (1680, Museum of Fine Arts, Boston).3
Para esta obra el pintor hizo dos dibujos preparatorios (1678, Colección Chatsworth, Devonshire; 1682, Ashmolean Museum, Oxford). En ellos se percibe la conexión con el cuadro La costa líbica con Eneas de caza(1672, Musées Royaux des Beaux-Arts, Bruselas), con una composición estructurada a través de la continuidad entre los árboles y las nubes del cielo, y entre los elementos vegetales y la arquitectura.3
Esta no obra figura en el Liber Veritatis, el cuaderno de dibujos donde Claudio dejaba constancia de todas sus obras para evitar las falsificaciones, probablemente porque murió antes de consignarlo.
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