domingo, 29 de octubre de 2017

CUADROS POR ESTILO

CLASICISMO
Paisaje con el padre de Psique ofreciendo sacrificios en el templo de Apolo es un cuadro realizado por el pintorfrancés del Barroco Claudio de Lorena. Mide 174 cm de alto y 220 cm de ancho, y está pintado al óleo sobre lienzo. Data de 1663 y se encuentra en la colección Fairhaven, perteneciente al National Trust, en la abadía de Anglesey, Lode (Cambridgeshire).

Claudio de Lorena fue un pintor francés establecido en Italia. Perteneciente al período del arte Barroco, se enmarca en la corriente denominada clasicismo, dentro del cual destacó en la pintura de paisaje. En su obra reflejó un nuevo concepto en la elaboración del paisaje basándose en referentes clásicos —el denominado «paisaje ideal»—, que evidencia una concepción ideal de la naturaleza y del propio mundo interior del artista. Esta forma de tratar el paisaje le otorga un carácter más elaborado e intelectual y se convierte en el principal objeto de la creación del artista, la plasmación de su concepción del mundo, el intérprete de su poesía, que es evocadora de un espacio ideal, perfecto.1
Este cuadro fue un encargo de Angelo Albertoni, un rico prohombre romano. Fue padre de Gasparo Albertoni, quien se casó con Laura Altieri, sobrina del papa Clemente X, quien lo nombró gobernador del Castel Sant'Angelo. Gasparo encargó en 1675 otro cuadro a Claudio para hacer de pareja (pendant) del anterior, Paisaje con el desembarco de Eneas en el Lacio, conservado igualmente en la actualidad en el National Trust en la abadía de Anglesey. Por ello estos dos cuadros son conocidos globalmente como los Altieri.2
El cuadro y su pareja pertenecieron a la familia Altieri hasta 1799, fecha en que fueron adquiridos por el coleccionista William Thomas Beckford por 6 500 guineas, quien a su vez los vendió en 1808 a Richard Hart Davis por 12 000 guineas, casi el doble, el récord hasta entonces por la venta de unas obras de arte.3​ Posteriormente fue propiedad de la familia Miles hasta 1884, de la familia Brassey hasta 1940 y del duque de Kent hasta 1947, fecha en que pasó a la colección Fairhaven.2
El cuadro está firmado sobre la escalera de la izquierda: CLAVDIO GILLEE IV. FECIT. ROMA 1663.2​ Figura en el Liber Veritatis, un cuaderno de dibujos donde Claudio dejaba constancia de todas sus obras para evitar las falsificaciones, con el número 157, donde se halla la inscripción «quadro faict per il sigr Angelino».2

Descripción[editar]

Dibujo 157 del Liber Veritatis de Claudio, correspondiente a este cuadro
Esta obra pertenece al período de madurez del artista. En los años 1660 Claudio abandona la severidad clasicista y se interna en un terreno más personal y subjetivo, reflejando un concepto de la naturaleza que algunos estudiosos califican de romántico avant-la-lettre.4
El tema está extraído de las Metamorfosis de Apuleyo (libro IV): Psique, personificación del alma, era la más bella de las hijas de un rey de Anatolia, pese a lo que no encontraba marido. Su padre se dirige entonces al oráculo del templo de Apolo en Delfos —momento aquí representado—, que le conmina a vestir a su hija para una boda y abandonarla en una roca, donde sería tomada por un monstruo horrible. Una vez allí y tras encontrarse sola es llevada por el viento al jardín del palacio de Eros (Cupido) y ambos se enamoran mutuamente.5​ Este tema ha sido tratado por otros artistas, como Rafael (Villa Farnesina) o Bernardo Castello (palacio Giustiniani, Udine).2
Como es habitual en la producción de Claudio, esta obra presenta un idílico paisaje de la campiña romana con algunos elementos arquitectónicos y figuras humanas de pequeño tamaño. En el lado izquierdo aparece el templo de Apolo en Delfos, de factura más bien renacentista, frente al cual se sitúa un altar en el que el padre de Psique ofrece sacrificios junto a otros personajes. Un poco más lejos se ve un tholos, un templo de planta circular, aparentemente en ruinas. En el lado derecho, a los pies de unos altos y majestuosos árboles, hay unos pastores observando la escena, mientras que en la parte inferior del cuadro aparecen unas reses pastando. En el fondo, en la parte central del cuadro, se ve un río atravesado por un puente, tras el cual se suceden los campos hasta un paisaje montañoso en lontananza. En la parte superior se ve el cielo surcado de nubes.
La composición del cuadro repite de forma invertida la de Vista de Delfos con una procesión (1650, Galería Doria-PamphiliRoma). Para la crítica en general es una de las obras maestras de Claudio y, junto a su pareja, son los primeros exponentes de un estilo más sereno del artista en la fase final de su trayectoria.6
De esta obra existen cuatro dibujos preparatorios, conservados en el British Museum de Londres, en el Ashmolean Museum de Oxford, en el Gabinete Nacional de Estampas de Roma y en el Museo Bonnat de Bayona.








Paisaje con la boda de Isaac y Rebeca, también conocido como Paisaje con figuras danzando y El molino, es un cuadro realizado por el pintor francés del Barroco Claudio de Lorena. Mide 149 cm de alto y 197 cm de ancho, y está pintado al óleo sobre lienzo. Data de 1648 y se encuentra en la National Gallery de Londres.

Claudio de Lorena fue un pintor francés establecido en Italia. Perteneciente al período del arte Barroco, se enmarca en la corriente denominada clasicismo, dentro del cual destacó en la pintura de paisaje. En su obra reflejó un nuevo concepto en la elaboración del paisaje basándose en referentes clásicos —el denominado «paisaje ideal»—, que evidencia una concepción ideal de la naturaleza y del propio mundo interior del artista. Esta forma de tratar el paisaje le otorga un carácter más elaborado e intelectual y se convierte en el principal objeto de la creación del artista, la plasmación de su concepción del mundo, el intérprete de su poesía, que es evocadora de un espacio ideal, perfecto.1
Esta obra fue realizada para el cardenal Camillo Pamphili, sobrino del papa Inocencio X, pero poco antes de su entrega se produjo el escándalo de su renuncia a los hábitos para casarse con Olimpia Aldobrandini, hecho por el cual tuvo que exiliarse durante cuatro años, por lo que finalmente el cuadro fue vendido al duque de Bouillon, general de la armada pontificia.2​ Este cuadro formaba pareja (pendant) con Puerto con el embarque de la Reina de Saba (1648, National Gallery, Londres).3
Poco después el ex-cardenal encargó una segunda versión del cuadro (Paisaje con figuras danzando, 1648, Galería Doria-PamphiliRoma), junto a otro titulado Vista de Delfos con una procesión (1650, Galería Doria-Pamphili, Roma).4
El cuadro estuvo en posesión de la familia Bouillon hasta 1803, excepto durante la Revolución francesa, período en que fue requisado; luego fue propiedad de la familia Erard en Londres y, posteriormente de la familia Angerstein, hasta que fue adquirido por la National Gallery en 1824.5
El lienzo incluye una inscripción original con el título MARI[AGE] DISAC AVEC REBECA y está firmado CLAVDIO. G.L.I.N. V. ROMAE 1648 F.5​ Figura en el Liber Veritatis (cuaderno de dibujos donde Claudio dejaba constancia de todas sus obras, para evitar las falsificaciones) con el número 113. Este dibujo tiene la inscripción «quadro faict per l'excellentmo sig principe Panfil».5

Descripción[editar]

Dibujo 113 del Liber Veritatis de Claudio, correspondiente a este cuadro
Este paisaje pertenece al período de madurez del artista. Por entonces Claudio era uno de los más famosos paisajistas de Europa, honrado por soberanos como Urbano VIII y Felipe IV. En los años 1640 recibió la influencia de Rafael —a través de los grabados de Marcantonio Raimondi—, especialmente en las figuras,6​ así como de Annibale Carracci y Domenichino, como se denota en sus obras Paisaje con San Jorge y el dragón (1643), Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos (1645) y Paisaje con Agar y el ángel (1646).7
El paisaje domina la casi totalidad de la composición, una típica estampa de la campiña romana que solía representar Claudio en sus obras. El tema representado, la boda entre Isaac y Rebeca, es un mero pretexto para situar figuras humanas en el paisaje plasmado por Lorena, que era su verdadero interés, algo usual en su producción pictórica. En primer término, en la parte inferior derecha del cuadro, aparecen los novios bailando, rodeados de los demás asistentes a la boda. En el lado izquierdo un pastor conduce sus rebaños. En el centro hay un río surcado de barcas de pescadores, al fondo del cual hay un puente. En segundo plano, a la izquierda, se vislumbra tras una arboleda un grupo de edificios entre los que se distingue un molino de agua, coronados por una alta torre de forma redonda; junto al molino se distinguen unas lavanderas que lavan ropa en el río. En un segundo plano a la derecha, tras los altos árboles que dominan el lado derecho del cuadro, se distingue una ciudad en lontananza. El fondo superior del cuadro está dominado por un límpido cielo azul, surcado por algunas nubes.8
Sobre la iconografía, sostiene Doretta Cecchi que la escena original debía estar probablemente inspirada en la mitología clásica —en cuyo caso su pareja, el Embarque de la Reina de Saba, habría sido más probablemente un Embarque de Cleopatra—, en consonancia con el gusto del comitente, como se comprueba en otras obras encargadas por el cardenal Pamphili a Claudio: Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos (1645, Galería Doria-Pamphili, Roma), Paisaje con Céfalo y Procris reunidos por Diana(1645, Galería Doria-Pamphili, Roma) y Paisaje con pastores (1646, Szépművészeti MúzeumBudapest). Así pues, habría sido probablemente la nueva adquisición por parte del duque de Bouillon la que habría motivado el cambio de título a un tema religioso.5
Según Anthony Blunt la composición del cuadro denota una clara influencia de Domenichino, mientras que algunos detalles, como los recipientes de la derecha, están inspirados en Poussin.








Paisaje con las tentaciones de San Antonio es un cuadro realizado por el pintor francés del Barroco Claudio de Lorena. Mide 159 cm de alto y 239 cm de ancho, y está pintado al óleo sobre lienzo. Fue pintado en 1637 o 1638 para el palacio del Buen Retiro por encargo de Felipe IV de España. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado, en Madrid.
Claudio de Lorena fue un pintor francés establecido en Italia. Perteneciente al período del arte Barroco, se enmarca en la corriente denominada clasicismo, dentro del cual destacó en la pintura de paisaje. En su obra reflejó un nuevo concepto en la elaboración del paisaje basándose en referentes clásicos —el denominado «paisaje ideal»—, que evidencia una concepción ideal de la naturaleza y del propio mundo interior del artista. Esta forma de tratar el paisaje le otorga un carácter más elaborado e intelectual y se convierte en el principal objeto de la creación del artista, la plasmación de su concepción del mundo, el intérprete de su poesía, que es evocadora de un espacio ideal, perfecto.1
En 1635 Lorena recibió un encargo de Felipe IV para el palacio del Buen Retiro en Madrid, para decorar la Galería de Paisajes, junto a obras de artistas coetáneos como Nicolas PoussinHerman van SwaneveltJan BothGaspard Dughet y Jean Lemaire. Claudio realizó ocho cuadros monumentales, en dos grupos: cuatro de formato longitudinal (1635-38: Paisaje con las tentaciones de San AntonioPaisaje con San OnofrePaisaje con Santa María de Cervelló y un cuarto desconocidonota 1​) y cuatro de formato vertical (1639-41: Paisaje con Tobías y el Arcángel RafaelPaisaje con el embarque en Ostia de Santa Paula RomanaPaisaje con Moisés salvado de las aguas del Nilo y Paisaje con el entierro de Santa Serapia). La primera serie estaba dedicada a anacoretas, debido a la presencia de numerosas ermitas en la zona del Buen Retiro, y la segunda al Antiguo Testamento e Historias de los Santos, iconografía elegida por el conde-duque de Olivares.2
El intermediario entre el rey y el artista fue probablemente Giovanni Battista Crescenzi, un aristócrata romano establecido en Madrid en 1617 y que en 1630 fue nombrado «superintendente de edificios y jardines», cargo desde el que fue uno de los responsables de la construcción del palacio del Buen Retiro (1631-1637), por lo que fue nombrado marqués de la Torre. Crescenzi conocía a Claudio de cuando este pintó unos frescos para el palacio de su familia en Roma, hacia 1627, en colaboración con Pomarancio.3
Este cuadro formaba pareja (pendant) con Paisaje con Santa María de Cervelló. De la colección real pasó al Museo del Prado de Madrid hacia 1828, donde se expone actualmente (nº de catálogo P02258).3
Figura en el Liber Veritatis —un cuaderno de dibujos donde Claudio dejaba constancia de todas sus obras para evitar las falsificaciones— con el número 32, donde consta la inscripción per il Re di Spagna, así como Claudio fecit in V.R.3

Descripción[editar]

Dibujo 32 del Liber Veritatis de Claudio, correspondiente a este cuadro
Las obras para el palacio del Buen Retiro suponen el inicio de una etapa de madurez en la producción del artista. En pocos años Claudio se convirtió en uno de los más famosos paisajistas de Europa, honrado por soberanos como Urbano VIII y Felipe IV: las obras pintadas para el monarca español son las más monumentales realizadas por el artista hasta el momento y su concepción solemne y majestuosa marca el punto álgido en la producción del artista.4
Se trata de una escena religiosa que representa la tentación de san Antonio Abad por el Demonio, según los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo popularizados en La leyenda dorada del dominicogenovés Santiago de la Vorágine en el siglo xiii.5​ La tentación de san Antonio se volvió un tema frecuente en la iconografía católica, representado por numerosos pintores de relevancia como El BoscoMatthias GrünewaldPiero della FrancescaMartin SchongauerPaul CézanneMax Ernst y Salvador Dalí.
El santo anacoreta aparece en primer término en la parte inferior central del cuadro, situado entre ruinas de aspecto clásico. Está rodeado de unos diablillos que le atosigan, ante lo que implora la ayuda de Dios. Este parece oír sus plegarias, ya que de unas nubes en la esquina superior derecha sale un rayo de luz que ilumina el rostro del santo. Dicho rayo parte la composición del cuadro de forma diagonal y lo divide en dos zonas de distinta luminosidad: un primer plano más oscuro, correspondiente a la arquitectura en ruinas, y un fondo más luminoso, donde se extiende el paisaje. En este segundo plano los diablos encienden hogueras, cuya luz rojiza ilumina la zona central tras la figura de san Antonio. En la parte central izquierda se abre un río surcado por alguna barca, a cuyo fondo se percibe un puente y algunas edificaciones de aspecto igualmente ruinoso. El fondo está iluminado por la luz de la luna, de color gris azulado. Cabe destacar que Lorena no hizo numerosos nocturnos, un motivo probablemente tomado de uno de sus maestros, Agostino Tassi.6
En esta obra el artista se apartó de su producción habitual tanto por el tamaño como por el tema —Claudio prefería la mitología clásica—, sin duda por exigencias del encargo real. Según Marcel Röthlisberger, experto en el artista lorenés, la figura del santo es de distinta factura, obra probablemente de un ayudante desconocido de Claudio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario