lunes, 4 de marzo de 2019

CUADROS POR ESTILO

MODERNISMO

Abaporu (del tupí-guaraní aba / poru, "hombre que come") es un cuadro de pincel sobre tela de la pintora brasilera Tarsila do Amaral, pintado en 1928 como presente del aniversario del escritor Oswald de Andrade, su esposo en la época.
Hoy es la pintura brasilera más valorada en el mundo, llegando a alcanzar el valor de US$ 1,5 millones, pagado por el coleccionista argentino Eduardo Costantini en 1995. Se encuentra expuesta en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).1
La composición - un hombre, un Sol y un cactus - inspiró a Oswald de Andrade a escribir y desarrollar el Manifiesto Antropófago, con la intención de "deglutir" la cultura europea y transformarla en algo bien brasilero.

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El Friso de Beethoven es una pintura del artista modernista austriaco Gustav Klimt.
En 1902, Klimt terminó el Friso de Beethoven para la 14a Exposición de la Secesión vienesa, destinada a homenajear al compositor, y cuya pieza central sería una monumental estatua polícroma de Max Klinger. Destinado exclusivamente a la exposición, el friso se pintó directamente sobre las paredes con materiales ligeros. Tras la exposición la pintura se conservó, pero no volvió a exhibirse hasta 1986. Hoy en día se puede visitar en el Pabellón de la Secesión de Viena.

Descripción[editar]

El friso está compuesto de tres partes: “El anhelo de felicidad” se encuentra con “Las fuerzas enemigas” y triunfa con el “Himno a la alegría”:
“Primera pared larga, frente a la entrada: El anhelo de felicidad (las figuras suspendidas). Los sufrimientos de la débil Humanidad (la niña de pie y la pareja arrodillada). Las súplicas de la Humanidad al fuerte y bien armado (el caballero), la compasión y la ambición como fuerzas internas de los impulsos (las figuras femeninas detrás de él), que le mueven a luchar por conseguir la felicidad.
Pared estrecha: Las fuerzas enemigas. El gigante Tifeo, contra el que incluso los dioses lucharon en vano (el monstruo que se asemeja a un simio); sus hijas, las tres Gorgonas (a su izquierda). La Enfermedad, la locura, la Muerte (las cabezas como de muñecos y la anciana tras ellas). La Lujuria, la Impudicia, la Desmesura (las tres figuras femeninas de la derecha junto al monstruo). La pena aguda (la que se encuentra en cuclillas). Las ansias y los deseos de los hombres, que se alejan volando por encima.
Segunda pared larga: El anhelo de felicidad encuentra reposo en la poesía (las figuras suspendidas se encuentran con una mujer que toca la cítara). Las artes (las cinco figuras de mujeres dispuestas una sobre otra, algunas de las cuales señalan al coro de ángeles que canta y toca) nos conducen al reino ideal, el único en el que podemos encontrar alegría pura, felicidad pura, amor puro. Coro de los ángeles del Paraíso. ‘Alegría, hermosa chispa de los dioses’. ‘Este beso para el mundo entero’.”










"Judit I" es un óleo sobre tela de 84 x 42 cm pintado en 1901por el pintor austríaco Gustav Klimt, una obra que representa la madurez artística del autor y está considerada como la primera de su "período dorado", caracterizado por un lenguaje de fuerte abstracción simbólica y el uso de oro como material junto a los pigmentos al óleo.
Apoyada en una cornisa de cobre repujado (realizada por su hermano Georg, escultor y orfebre), Klimt pinta por primera vez a la bella heroína bíblica, ya que una segunda Judit se completará en 1909.
El sujeto se utiliza como metáfora del poder de seducción femenino, que logra vencer a la mayor fuerza viril. El clima del cuadro se presta obviamente a resaltar la figura de Judit como "mujer fatal", cruda y seductora, que lleva a la ruina y a la muerte a su amante.
La imagen tiene una dimensión vertical muy acentuada con la figura de Judit, de gran fuerza erótica, que domina casi completamente la composición. La cabeza de Holofernesaparece apenas en escorzo, abajo a la derecha, tallada en la mitad inferior del borde de la cornisa. Es notable la diferencia entre la carnalidad de la figura principal, que presenta una resolución tridimensional, y el vestido, tratado con un decorativismo bidimensional muy acentuado.
Detrás de la cabeza de Judit se representa un paisaje arcaico y estilizado de colinas y árboles, que recuerda los motivos decorativos de la cerámica micénica.
La obra se exhibe en la Österreichische Galerie Belvedere de Viena, en Austria.

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