Cuando otra sangrienta lucha por el poder estalló en el Imperio Romano después de la muerte de Constantino, los alamanes y los francos cruzaron el Rin otra vez. Alrededor del 350, los alamanes controlaron grandes partes del este de Galia. En 353, los francos destruyeron el campamento militar de Bonna (Bonn), en 355, conquistaron y saquearon Colonia.
Pero Juliano, el sobrino de Constantino y comandante del ejército galo, llegó a Vienne y desde allí se dirigió a la amenazada Autun, donde llegó a fines de junio de 356, y después hacia Troyes, librando escaramuzas. Ese mismo año logró una paz, siquiera precaria, con los francos. Después reagrupó sus fuerzas en Reims y marchó hacia el Rin librando varios combates hasta alcanzar Colonia Agripina (actual Colonia), que fue reconquistada ese mismo año. Invernó en Senona, siendo cercado por una fuerza superior de alamanes. A pesar de que le había abandonado el maestre de la caballería Marcelo, Juliano resistió a los sitiadores y los derrotó. Constancio envió por fin refuerzos en la primavera del 357 comandados por el magister peditum Barbacio (25.000 hombres)
Reconquistó Colonia y mandó reconstruir y fortificar la guarnición de Bonn. Poco después, Juliano ascendió al trono imperial (361-363). Es apodado de “apóstata” pues renegó del cristianismo, declarándose pagano y neoplatónico. Pero no mandó perseguir otras religiones. Juliano murió en una campaña contra los sasánidas, de aquí en adelante todos los emperadores eran cristianos.
En aquel entonces, Roma permitió a los francos instalarse en Toxandria, hoy Bélgica. Cada vez más francos venían, y finalmente eran el mayor grupo étnico. Era una transición pacífica y numerosos francos, entre ellos los primeros merovingios, servían en el ejército romano. Los francos en la orilla derecha del Rin, sin embargo, quedaban enemigos del Imperio.
Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum(357)
En la primavera del año 357, los alamanes renovaron sus incursiones, penetrando en la Galia más de lo acostumbrado,. Aunque no cabe hablar de una incursión a gran escala, Constancio II vio en ello la ocasión de destruir a los alamanes de una vez por todas. Envió 25.000 hombres de Italia al mando de Barbacio, uno de los segundos al mando del ejército. Juliano diseñó un plan para atrapar a los alamanes en un movimiento de pinza entre su ejército y el de Barbacio, con el objeto de confinarlos en un espacio muy pequeño y allí aniquilarlos.
Sin embargo, cuando Juliano iba a fortificar Saverne y a enviar auxiliares contra las islas del Rin en posesión de los alamanes, recibió noticias de que éstos habían arremetido contra las fuerzas de Barbacio, derrotándolas y obligando a éste a retirarse a sus cuarteles de invierno. Ello redujo las fuerzas de Juliano a 10.000 infantes (4.500 legionarios y 5.500 auxiliares) y 3.000 jinetes, que habían de enfrentarse a un ejército bárbaro que se componía de 7 reyes (Chonodomario, Velstrapo, Urio, Ursicino, Serapio, Suomario, y Hortario) y 10 príncipes que congregaron a 30.000 infantes y 3.000 jinetes. Los reyes ordenaron a Juliano abandonar el oeste de Renania que consideraban suyo por derecho de conquista.
Juliano rechazo la orden y se preparó para repeler la invasión. A primeros de agosto, los exploradores romanos informaron que los alamanes se encontraban entre Argentatorum (actual Estrasburgo) y Drusenheim, viendo una rara oportunidad de entrar en batalla contra todo el ejército alamán, emprendió el camino, se encontraban a 34 km de distancia, avanzó con jinetes exploradores delante, la infantería ligera en vanguardia y la caballería ligera a los flancos para proteger la columna.
A medio día los exploradores le informaron de que los alamanes se encontraban en una elevación del terrero un poco más adelante, en la margen occidental del Rin, donde los alamanes seguían reuniendo fuerzas. Juliano ordenó construir un campamento fortificado con foso y empalizada y atacar al amanecer del día siguiente, tras el descanso nocturno.
Sus tropas discreparon y se lo hicieron saber golpeando el escudo con sus lanzas y jabalinas, querían enfrentarse con el enemigo en aquel instante.
Viendo que era imposible disuadir a sus tropas, decidió atacar inmediatamente.
Despliegue de fuerzas
Juliano desplegó sus fuerzas con su magister equitum Severo en el ala izquierda para evitar sorpresas procedentes del bosque, en el centro situó la infantería ligera a vanguardia para hostigar al enemigo (3.000) y detrás la infantería pesada: la legión palatina Regii (800-1.200) y los auxiliares bátavos, cornutii y brachatii (800-1.000). En el ala izquierda 2 vexilationes ligeras (1.000), en el ala derecha 3 vexilationes pesadas (1.500) (cada vexilatión tenía de 400 a 600 jinetes). A retaguardia situó la reserva en la que estaban 500 brucelarios de la Scola de Mediolanum, y la legión Primanii que era una legión comitatense (1.000) e infantería posiblemente hérulos, celtas y petulantes.
Los alamanes formaron con la caballería en las alas, el ala derecha escondida en un bosque bajo el mando de Serapión con jinetes mezclados con infantes, en la derecha mandada por Cnodovario también con jinetes e infantes. En el centro la infantería, en primera línea Chonodomario y en segunda línea Comitato. La infantería formaba en la típica formación de muro de escudos y la cuña para el ataque.
La batalla
El ejército romano avanzó, pero Severo que marchaba el el ala izquierda, detectó la emboscada, y Juliano ordena detener el avance.
Los bárbaros avanzaron y fueron recibidos por una lluvia de venablos y flechas de la infantería ligera, que se replegó detrás de la infantería pesada, desde donde siguieron lanzando proyectiles.
Los alamanes exigieron a sus caudillos desmontar para combatir a pies, chocaron con las legiones que formaron un muro con sus escudos, de los que sobresalían las lanceas.
Severo se impuso en el ala izquierda, consiguiendo derrotar a sus oponentes y avanzar con orden, pero la caballería pesada romana del ala derecha se desbandó cuando uno de sus máximos oficiales resultó herido. En la huida, habrían rebasado incluso a sus propias líneas si las legiones no se hubieran mantenido firmes. Juliano al frente de los clibanarios y su guardia personal, reunió tras él a los que huían y recompuso el ala. Parece ser que al ver el drago o estandarte imperial los jinetes fugitivos volvieron grupas y se unieron a Justiniano.
La batalla se resolvió en una lucha de infantería en todo el frente. Ante el las armas arrojadizas (jabalinas, venablos y flechas), la formación bárbara comenzó a descomponerse. Los auxiliares germanos de las cohortes cornuti y bracchiati lanzaron el grito de guerra germano, el barritus, para que sus oponentes supieran a quién tenían enfrente.
Los romanos formaron un muro de escudos, y siguió un combate a empellones que los alamanes intentaron superar con hombros y rodillas, y con frenéticos golpes de espada. Chonodomario en persona encabezó una fuerza de jefes tribales que rompieron el frente romano creando una brecha importante en la primera línea. La legión Primani que estaba en reserva actúa y restablecen la línea.
Aquel fue el último esfuerzo de los alamanes, que incapaces de adentrarse en el muro de escudos romanos, y ante el gran número de sus bajas, iniciaron la huida. Ebrios de sangre, los romanos rompieron la formación y los persiguieron hasta el Rin, donde Juliano lanzó una carga y ordenó masacrar a los germanos con armas arrojadizas mientras intentaban atravesar el río a nado. Los alamanes perdieron 6.000 hombres y otros 2.000 más al cruzar el Rin. Chonodomario fue capturado y enviado a Roma, donde falleció poco después. Las bajas romanas sumaron 243 hombres, entre ellos dos tribunos.
Juliano fue aclamado como Augustus por sus tropas en el mismo campo de batalla. Él rechazó el título y ordenó a la unidad de caballería, que casi le había costado la victoria, que desfilara al día siguiente con ropa de mujer.
Después de la batalla penetró 16 km en territorio germano, asolando todo a su paso, hasta que se topó con la selva y regresó por miedo a las emboscadas, firmando una tregua de 10 meses.
Transcurrido el plazo, volvió a cruzar el Rin para doblegar el orgullo de los reyes Surmar y Hortorio que habían participado en la batalla de Estrasburgo, los germanos prometieron devolver a los cautivos que tenían, pero mintieron en el número.
Realizó una tercera incursión regresando con 20.000 cautivos que los germanos aún mantenían.
Campañas de Valentiniano I
Los alamanes acusaron al emperador de no pagarles la misma cantidad de tributos que los anteriores emperadores romanos les entregaban, al no recibir respuesta del emperador Valentiniano I (364-375). Los alamanes invadieron Galia en el 365. Este hecho coincidió en el tiempo con la sublevación de Procopio en Oriente. Valentiniano recibió ambas noticias al casi al mismo tiempo y sopesó si acudir a ayudar a su hermano o permanecer en la Galia haciendo frente a los alamanes. Finalmente decidió dirigirse al oriente, mientras envió a su general Dagalaifo contra los alamanes. Sin embargo las presiones de las ciudades galas y se su corte le hicieron cambiar de opinión y quedarse en la Galia para hacer frente a los alamanes. Temía que si se dirigía al sur perdería los apoyos del ejército de la Galia, que era el que le subido al trono.
Batalla de Catalauni 366
El emperador se dirigió a Reims, desde donde dirigió las acciones militares. Envió un ejército al mando de Charitto y Severiano contra los alamanes, pero estos consiguieron derrotar a las tropas romanas. Tras reorganizar el ejército el Augusto envió en el 366 una nueva expedición, al frente de la cual situó a Dagalaifo. Tras los continuos fracasos del general romano fue sustituido por Jovino, que los derrotó la la batalla de Scarpona (Charpeigne), y de nuevo en la batalla de Catalauni (Châlons-en-Champagne), los romanos sufrieron 1.200 bajas frente a los 6.000 muertos y 4.000 prisioneros alamanes. consiguiendo expulsar a los alamanes de Galia. Como agradecimiento por los servicios prestados Valentiniano nombró al vencedor de los alamanes cónsul.
Batalla de Solicinium 366
Sin embargo los alamanes contraatacaron al año siguiente y volvieron a invadir la Galia. Cruzaron por sorpresa el Rin, atacando y saqueando Mogontiacum (Maguncia). Valentiniano ordenó el asesinato de uno de los líderes alamanes, Viticabio. En la primavera del 368 los romanos enviaron una expedición contra los alamanes para situarles definitivamente bajo el poder imperial. La campaña fue dirigida por los generales Sebastiano, Jovino y Severo. Valentiniano se puso al frente de las tropas que cruzaron el río Main. Finalmente las huestes romanas se enfrentaron a los bárbaros en la batalla de Solicinium (Schwetzingen). Se sabe poco sobre la batalla que probablemente tuvo lugar en la parte norte de lo que hoy es Hechingen y la ciudad perdida Solicinium. El historiador romano Ammianus Marcelino afirma que diferentes tribus se organizaron para una gran ofensiva, y cruzar las limas romanas. Forzados a la batalla, los alamanes se retiraron a una colina desde donde infligieron grandes bajas a los romanos hasta que finalmente fueron derrotados en una brutal batalla, en que los romanos obtuvieron la victoria pirrica, y en una de las acciones el emperador estuvo a punto de encontrar la muerte y las bajas en el ejército romano fueron tan numerosas que tuvo que abandonar la idea de continuar su campaña contra los alamanes. A su regreso a Galia Valentiniano mandó reforzar y ampliar las defensas de la orilla izquierda del Rin.
Los alamanes protestaron por estos trabajos, ya que lo consideraban un ataque a su integridad. Tras ser desoídas sus protestas atacaron la principal fortaleza de la línea defensiva del Rin situada en las cercanías de Heidelberg, consiguiendo destruirla tras dar muerte a sus defensores. Paralelamente el emperador vio como la situación empeoraba en el norte de Galia.
Campaña contra Macriano
En el 370 a causa de la intensificación de los ataques de los sajones. Valentiniano envió a Severo a frenar los ataques. Tras una dura campaña los romanos acabaron con la vida de la mayoría de los hombres del ejército sajón, a pesar de que estos al verse derrotados pidieron permiso a los romanos para regresar sanos y salvos a sus tierras.
Una vez solucionados los problemas con los sajones, Valentiniano lanzó un nuevo ataque contra los alamanes. Esta vez su objetivo eran las tribus encabezadas por Macriano. Para facilitar su victoria trató de contar con la colaboración de los burgundios, otra tribu germánica posiblemente originaria de Bornholm (en el mar Báltico) que era enemiga declarada de los alamanes. Teodosio fue el encargado de ponerse al frente de las tropas que atacaron a los alamanes en Retia y en el valle del río Po. Esta campaña se prolongó durante cuatro años, mostrándose Macriano como un rival duro de vencer. Con el fin de acabar con la resistencia de los bárbaros el emperador trató de ganarse el favor de los alamanes que apoyaban el acuerdo con los romanos. Gracias a sus gestiones consiguió trasladar a Britania a las tropas del rey alamán Fraomario. Los burgundios se establecieron en la cuenca del río Rin y posteriormente se expandieron hasta Borgoña.
El desarrollo de las campañas contra los alamanes se vio entorpecido por los continuos problemas fronterizos, primero en África y después en el Danubio. Ante la imposibilidad de derrotarle y teníendo una invasión de Iliria por parte de tribus de los cuados y los sármatas, Valentiniano firmó la paz con Macriano.
La situación interna se agravó cuando un ejército de pictos, escotos y atacotes derrotaron al dux Fullofaudes en Britania, provincia que cayo en un estado de anarquía, lo que fue aprovechado por los francos y los sajones para atacar el norte de la Galia. Los enviados del emperador para pacificar Britania, primero Severo y posteriormente Jovino, fracasaron en sus intentos de devolver al paz al territorio.
Cuando ese mismo año Valentiniano cayó enfermo se desató una lucha por la sucesión entre Severo, candidato del ejército, y Rústico Juliano, apoyado por la nobleza gala. La inesperada recuperación del emperador puso fin a estas disputas internas. Para evitar que volviera a plantearse una situación parecida en el futuro nombró a su hijo Graciano, co-Augusto. A comienzos del 368 lanzó una campaña contra la alamanes y envió a Teodosio a Britania. Este último, quien se encontraba al mando de cuatro legiones, consiguió restaurar el orden en el sur de la provincia, tras lo que reorganizó el ejército y la administración provincial. Siguiendo una táctica casi de guerrillas en el año 369 Teodosio logró recupera la región situada al norte de Londres y puso fin a la rebelión de Valentino, cuñado de Maximino, y que había tratado de hacerse con el control de Britania. Por sus éxitos en sus campañas a su regreso a a la Galia Valentiniano nombró a Teodosio magister equitum en sustitución de Jovino.
Final de Valentiniano
En el 373 las tribus de los cuados y los sármatas cruzaron el Danubio y comenzaron a saquear las provincias de Valeria y Mesia. De esta última provincia fueron expulsados por Teodosio el Joven, dux de Mesia, e hijo del general de Valentiniano.
Los sármatas solicitaron el perdón del emperador, quien decidió castigar duramente a los cuados de Moravia, que habían invadido Panonia e Iliria. En el verano del 375 se adentró con sus tropas en el territorio de los cuados, éstos huyeron despavoridos, los romanos saquearon y arrasaron la zona. Tras su razia punitiva, volvió en otoño a su cuartel general en Savaria (Szombatheli), donde el 17 de noviembre del 375 recibió a una embajada de los cuados, que solicitaban un acuerdo de paz con Roma a cambio de la destrucción de las líneas defensivas romanas en su territorio. La actitud de los embajadores bárbaros enfureció tanto a Valentiniano que le provocó un ataque al corazón que terminó con su vida. Su hijo Graciano, que contaba con tan solo 15 años de edad, fue proclamado emperador.
En mayo de 378, Graciano derrotó completamente a los lentienses, la tribu más austral de los alamanes, en la batalla de Argentovaria, (actual Colmar, Francia), según Amiano, tenían una fuerza de 40.000 hombres, de los que solo sobrevivieron 5.000, las bajas romanas se desconocen pero al parecer fueron escasas. Ese mismo año, Valente encontró la muerte en la batalla de Adrianópolis el 9 de agosto, a manos de los godos, que habían entrado en el imperio huyendo de los hunos.
gran web de historia : https://arrecaballo.es/edad-antigua/invasiones-germanicas/invasiones-en-el-siglo-iv/
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