Hattusa o Hattusas (Hitita 𒌷𒄩𒀜𒌅𒊭, URUḪa-at-tu-ša, transcripción: "Ḫattuša") fue la antigua capital del Imperio hititadesde el reinado de Hattusili I, situada en el centro de Anatolia, junto al río Kizil-Irmak, en lo que corresponde hoy en día en ubicación con la aldea de Boğazkale o Bogazköy, parte de la provincia turca de Çorum. La ciudad contaba con amplios bosques y un fértil campo adyacente, aunque su emplazamiento tenía dos inconvenientes: los ríos de la zona no eran navegables, lo que impedía el transporte fluvial, y la cercanía a la tribu bárbara de los kaskas (o gasgas) que fueron una amenaza permanente y constante para Hattusa. El enclave de Hattusa fue declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en el año 1986, abarcando un área protegida de 268 ha.
Arqueología de Hattusa[editar]
Las primeras excavaciones realizadas en la zona datan de 1906, cuando el Instituto Arqueológico Alemán comienza a trabajar en las ruinas de la ciudad, trabajo que ha continuado ininterrumpido hasta la actualidad en las campañas arqueológicas de verano. En el yacimiento se han encontrado numerosas tablillas de arcilla, escritas en multitud de lenguas, como el luvita o el acadio, que son la fuente principal para el estudio de la cultura hitita.
Los restos excavados hasta ahora corresponden principalmente al reinado de los últimos monarcas hititas quienes modificaron muchos templos antiguos para engrandecerlos, aprovechando la prosperidad del imperio en esa época y su máximo poderío militar.
Historia de Hattusa[editar]
Hattusa fue inicialmente fundada por un pueblo de lengua no indoeuropea, Hatti, pero durante el reinado de Anitta (siglo XVIII a. C.) acogió a aristócratas rebelados contra Anitta y fue, por tanto, destruida.
Hattusili I (1650 - 1620 a. C.), rey hitita reconstruyó la ciudad y la convirtió en su capital, en detrimento de Nesa, hasta el punto de que su propio nombre, Hattusili, está relacionado con el nombre de la ciudad. Todos los sucesores de Hattusili conservaron la capital en Hattusa, excepto Muwatalli II que la traslado a Tarhuntassa para defenderse mejor de los egipcios, pero el traslado no duró mucho, ya que su hijo Urhi-Tesub trasladó de nuevo la capital a Hattusa.
Una de las constantes de la historia hitita es la amenaza de los kaskas, que, apareciendo por primera vez en tiempos de Hantili II, llegaron a capturar la capital en tiempos de Arnuwanda I, habiendo de esperar los hititas hasta Tudhaliya III para reconquistar la ciudad.
Tras la caída del Imperio hitita (1200 a. C., aprox.) se pierde la pista de Hattusa, aunque se sospecha que fue destruida por los kaskas o por alguna tribu frigia.
Descripción de la ciudad[editar]
Durante el Reino Nuevo la capital alcanzó su máxima extensión superficial y se dividió en dos partes aproximadamente iguales: la ciudad interior y la exterior, ambas rodeadas por una muralla construida en tiempos de Suppiluliuma I. La ciudad interior contenía principalmente edificios administrativos y templos, mientras que la exterior destacaba por las elaboradas puertas de su muralla (que incluían guerreros, leones y esfinges, todas rudimentarias) y contenía, además de algunos templos, casas y edificios de uso comercial. En las afueras se situaban los cementerios y necrópolis.
En su momento de mayor desarrollo, la ciudad tuvo una población de 40 000 o 50 000 personas.
Hattusa-Boğazköy, antigua capital del Imperio hitita
Rodeada por imponentes murallas, con una ciudadela y numerosos templos en su interior, Hattusa, fue el corazón del poderoso Imperio hitita
Hattusa-Boğazköy, antigua capital del Imperio hitita
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Había dos superpotencias en el mundo hace 3500 años. Una de ellas fue Egipto de los faraones y la otra fue el Imperio hitita. Estos dos grandes estados rigieran una parte importante del mundo conocido de aquel entonces. Eran limitados los medios de transporte, población y tecnología. La seguridad del camino y el mantenimiento de la orden fueron muy importante para el comercio. Fue muy difícil de controlar y regir las geografías amplías en una orden de imperio. Las rebeliones y los daños causados por los bandidos ocuparon muchos a los estados grandes.
Los hititos ampliaron su soberanía hacia a cuatro esquinas convirtiendo Hattusa-Boğazköy, actualmente parte de la provincia turca de Çorum. Los hititas, el miembro más antiguo conocido de la familia de lenguas indoeuropeas, practicaban una religión politeísta y no tenían una lengua común. En sus religiones, encabezadas por Tengri (dios del Cielo) y Dios Solar, el número de los dioses aumentó junto con los lugares que conquistaron. Por eso, los hititas son llamados el pueblo de los mil dioses.
Hattusa-Boğazköy sirvió como capital al Imperio hitita entre los siglos XIII y XVII a.C. La ciudad interior y la exterior y Yazlıkaya, centro religioso, fueron los lugares turísticos más importantes de la ciudad. La ciudad interior contenía principalmente edificios administrativos y templos mientras que la exterior destacaba por las elaboradas puertas de su muralla y contenía casas y edificios de uso comercial. En las afueras se situaban los cementerios y necrópolis. Los hititas se conocieron más o menos debido a que el nombre hitita se menciona en la Torá. La presencia de los hititas se confirmó con las informaciones concretas con el descubrimiento de los arqueólogos en los años 1890. El hecho de que fuera descubierto el archivo estatal y fuera leído el alfabeto con forma de escritura cuneiforme en las excavaciones en Hattusa, confirmó otra vez más la presencia de este imperio. Los hititas lograron ser un estado de derecho con sus leyes. El jefe de cada ciudad tanto rigió la región como mantuvo la orden en nombre del emperador. Las entradas de la antigua ciudad, la Puerta del León, la Puerta del Esfinge y la Puerta del Rey, actualmente se mantiene de pie.
En el siglo XIII a.C., los hititas y los egipcios guerrearon para Siria. Las armas y aparatos bélicos hititas fueron tecnológicamente más allá de las de los egipcios. Al ejército de 37 mil soldados acompañaron 3500 carros de combate. Al contrario, el ejército egipcio tenía 20 mil soldados y 2000 carros de guerra. Los ejércitos de dos estados, que lucharon en el valle de Qadesh en 1295 a.C, no pudieron obtener una victoria. El eclipse de solar, que ocurrió en el día de la guerra, se consideró que los dioses de guerra no quisieron guerra. Y se firmó el Tratado de Qadesh entre el faraón egipcio Ramsés II y el rey hitita Hattusili III. Este acuerdo diplomático es considerado el más antiguo del mundo. Sin embargo, es el tratado más antiguo sobreviviente en el mundo hasta la actualidad. Las muestras egipcias e hititas del acuerdo se colgaron en las capitales de dos países. La muestra de acuerdo, encontrada en las excavaciones en Hattusa en 1906, se expone actualmente en el Museo Arqueológico de Estambul. Y una muestra extendida se exhibe en la sede de la ONU en Nueva York por haber sido el primer tratado de paz de la historia. Tras el Tratado de Qadesh se enviaron embajadores recíprocos entre hititas y egipcios. Las interacciones entre los dos países reflejaron a cada área de la vida. Las murallas en el sur de la capital hitita fueron construidas de forma pirámide.
El Museo de Boğazköy y el Museo de Çorum se destacan con sus importantes obras culturas que brillan la época hitita. Si un día recorre a la capital hitita, una de las superpotencias del mundo hace 3500 años, les esperan las herencias culturales en estos museos.
http://www.trt.net.tr/espanol/las-herencias-culturales-de-turquia
Hattusa fue el centro neurálgico del potente Imperio de los hititas, que desarrolló su etapa de esplendor aproximadamente entre el período que va de 1420 a 1200 a.C. Los restos conservados en la antigua ciudad muestran el esplendor de esta civilización, a pesar de que el Imperio hitita no necesita hacer ostentación de su poder en el arte, pues ya de por sí gozaba de gran prestigio. Únicamente las potentes murallas de Hattusa y de otras importantes ciudades proporcionan una idea aproximada del poder del rey de Hatti.
Hattusa era una ciudad fortificada, rodeada en todos sus lados por una doble muralla, de bloques ciclópeos, más baja la delantera y más elevada la trasera, ambas reforzadas por torreones cuadrangulares coronados con almenas. Dentro del recinto, otras murallas dividían la ciudad en una serie de zonas que podían ser defendidas en caso de que un posible enemigo hubiese podido atravesar el doble muro externo.
Los diversos accesos a la ciudad hitita se abrían mediante falsos arcos parabólicos, en cuyos monolitos inferiores se labraban altorrelieves avanzantes con representaciones mayormente de animales. La entrada mejor conservada es la denominada Puerta de los Leones, situada al oeste y datada hacia los siglos XIV y XII a.C.
El simbolismo de tal tipo de figuración, animales feroces con las fauces abiertas, podría ser de clara inspiración mesopotámica, aunque la defensa de las puertas mediante animales custodios es muy antigua. Tal vez el Imperio hitita sea de los primeros en usarlos, ya que la figura del león es un símbolo utilizado con frecuencia por los artistas de la época.
La cabeza y parte delantera de cada león sobresale de su bloque de piedra, sin dejar de formar una unidad con el conjunto de su masa. Al ser representados rugiendo confieren al rostro una expresión de protección. Estos amenazantes leones, casi megalíticos, ahuyentaban a los espíritus maléficos y les prohibían la entrada al recinto.
Hattusa mantiene otros accesos importantes, aunque no tan bien conservados, como el caso de la llamada Puerta del Rey, al este de la muralla en la que aparece labrada la imagen de una divinidad, quizás se trate de alguno de los dioses principales de los hititas. De todas formas, la calidad técnica de ésta, como la de la Puerta de los Leones, no alcanza un desarrollo similar al de Egipto o a Mesopotamia.
Otras muchas ciudades hititas fueron grandes centros urbanos fortificados, algunos de los cuales presentan también una entrada custodiada por figuras de animales. Así, en Alaca Hóyük se encuentra la Puerta de las Esfinges, donde la influencia egipcia es patente al representar a estas figuras como esfinges femeninas. La misma puerta tiene esculpidos en los laterales relieves con el tema del águila bicéfala de alas desplegadas, iconografía puramente hitita y que se ha identificado con el dios de la Tempestad e incluso con el emblema heráldico del Imperio.
Las ruinas de Hattusa, la legendaria capital de los hititas, la actual Bogázkoy en la zona centro-oriental de Anatolia (Turquía), es desde el año 1986, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Hattusa era una ciudad fortificada, rodeada en todos sus lados por una doble muralla, de bloques ciclópeos, más baja la delantera y más elevada la trasera, ambas reforzadas por torreones cuadrangulares coronados con almenas. Dentro del recinto, otras murallas dividían la ciudad en una serie de zonas que podían ser defendidas en caso de que un posible enemigo hubiese podido atravesar el doble muro externo.
Los diversos accesos a la ciudad hitita se abrían mediante falsos arcos parabólicos, en cuyos monolitos inferiores se labraban altorrelieves avanzantes con representaciones mayormente de animales. La entrada mejor conservada es la denominada Puerta de los Leones, situada al oeste y datada hacia los siglos XIV y XII a.C.
El simbolismo de tal tipo de figuración, animales feroces con las fauces abiertas, podría ser de clara inspiración mesopotámica, aunque la defensa de las puertas mediante animales custodios es muy antigua. Tal vez el Imperio hitita sea de los primeros en usarlos, ya que la figura del león es un símbolo utilizado con frecuencia por los artistas de la época.
La cabeza y parte delantera de cada león sobresale de su bloque de piedra, sin dejar de formar una unidad con el conjunto de su masa. Al ser representados rugiendo confieren al rostro una expresión de protección. Estos amenazantes leones, casi megalíticos, ahuyentaban a los espíritus maléficos y les prohibían la entrada al recinto.
Hattusa mantiene otros accesos importantes, aunque no tan bien conservados, como el caso de la llamada Puerta del Rey, al este de la muralla en la que aparece labrada la imagen de una divinidad, quizás se trate de alguno de los dioses principales de los hititas. De todas formas, la calidad técnica de ésta, como la de la Puerta de los Leones, no alcanza un desarrollo similar al de Egipto o a Mesopotamia.
Otras muchas ciudades hititas fueron grandes centros urbanos fortificados, algunos de los cuales presentan también una entrada custodiada por figuras de animales. Así, en Alaca Hóyük se encuentra la Puerta de las Esfinges, donde la influencia egipcia es patente al representar a estas figuras como esfinges femeninas. La misma puerta tiene esculpidos en los laterales relieves con el tema del águila bicéfala de alas desplegadas, iconografía puramente hitita y que se ha identificado con el dios de la Tempestad e incluso con el emblema heráldico del Imperio.
Las ruinas de Hattusa, la legendaria capital de los hititas, la actual Bogázkoy en la zona centro-oriental de Anatolia (Turquía), es desde el año 1986, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
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