domingo, 22 de octubre de 2017

Apuntes de Historia del Arte

Arte de la prehistoria  http://www.historiadelarte.us


Arte figurativo durante la prehistoria

Es de aceptación generalizada que el modo de vida paleolítico se acaba en torno al año 10000 antes de nuestra era, con los cambios climáticos que se caracterizarán por la fijación de unas temperaturas algo más elevadas, al final de la última glaciación de Würm y la retirada de los hielos hacia el norte europeo. Las condiciones climáticas de este nuevo período -el Holoceno, Postpleistoceno o Neotermal- tuvieron importantes consecuencias medioambientales. Por un lado, la retirada de los glaciares hacia el norte de Europa dejó libres muchas tierras que empezaron a ser ocupadas por el hombre; pero esta ampliación de las zonas habitables quedó compensada por la reducción de las tierras costeras ante la elevación del nivel de los mares.
Ahora, la mayor parte de Europa queda cubierta de bosques, y los animales que se habían adaptado a las frías condiciones glaciales desaparecen, como el mamut o el rinoceronte, o emigran hacia las zonas más septentrionales, como el reno; los animales susceptibles de ser cazados son más pequeños, bien porque pertenezcan a otras especies nuevas o porque las anteriores han reducido su tamaño para adaptarse a las nuevas condiciones.
En realidad, el cambio para el hombre prehistórico no fue drástico ni repentino. Durante mucho tiempo continuó siendo cazador-recolector, pero en muchos lugares desarrolló una actividad de subsistencia de amplio espectro que le llevó a explotar todos los recursos del medio, posibilitando una residencia mucho más estable, a veces verdaderamente sedentaria.
Una mayor fijación en el territorio, unas posibilidades de subsistencia aseguradas, por lo menos a corto plazo, son rasgos que debieron de influir en las relaciones entre individuos y grupos, entre hombre y medio, y no se sabe hasta qué punto en los conceptos de la vida y del mundo. Lo cierto es que el gran arte del Cuaternario desaparece y, con él, la ideología que lo hizo posible y la relativa unidad de estilo y temática que se había producido en diferentes áreas europeas.
No obstante, las representaciones rupestres no desaparecen. En las regiones orientales de la península Ibérica se empieza a desarrollar el llamado arte levantino. Ciertamente cambia el estilo, puesto que las figuras son más pequeñas, hay una tendencia progresiva hacia el esquematismo, la figura humana es casi protagonista y las composiciones ofrecen una gran movilidad. Tampoco son infrecuentes las representaciones de arqueros, de escenas que parecen de lucha y que podrían ser reflejo de una creciente competitividad entre los grupos por el control de unos recursos alimenticios.
La progresiva adopción de la agricultura y el pastoreo fue definitiva para la generalización de la vida sedentaria. El ciclo agrícola depende de una serie de factores climáticos que aseguren el buen desarrollo de las cosechas: la fertilidad de la tierra se convierte en un objetivo de vital importancia. Será entonces el culto a este principio lo que inspirará toda una serie de representaciones femeninas que encontraremos en muchas de las culturas europeas del Neolítico Antiguo. Son pequeñas esculturas, de cerámica o de piedra, que de un modo naturalista o esquemático coinciden en centrar la atención o acentuar aquellos rasgos físicos relacionados con la fecundidad.
Las religiones del Viejo Mundo siempre estuvieron dominadas por un principio femenino, la Gran Diosa Madre, que poco a poco fue desplazada por el principio masculino, representado primero como esposo e hijo de la diosa, hasta asumir posteriormente para sí solo el papel de dios creador del mundo, tal como vemos en las religiones ya organizadas de las primeras grandes civilizaciones como Mesopotamia o Egipto, o en las creencias de los pueblos de habla indoeuropea.
Estas figurillas aparecen por lo general en ambientes domésticos, en las casas, demostrando que responden a cultos que no requieren todavía una organización centralizada. Hacen aparición entre las comunidades agrícolas y sedentarias del Próximo Oriente y se encuentran en parte en Europa a medida que el nuevo tipo de vida se va extendiendo por Grecia, los Balcanes o Europa central. La Península italiana y, sobre todo, la isla de Malta marcan el punto más occidental de distribución de estas esculturas. En Malta, aparecen en templos, como el de Hagar Quim, o en complejos conjuntos funerarios, como el hipogeo de Hal Saflieni.
Vaso geminado
Vaso geminado con decoración cardial, procedente de la Cova de l’Or, Alicante (Museo Arqueológico, Valencia). La decoración era realizada por medio de incisiones practicadas con valvas de moluscos, con el borde de la concha del Cardium edule. Precisamente, la decoración cardial de la cerámica, ha sido uno de los hallazgos más importantes de este período. Aparecen grabadas diversas figuras antropomorfas, símbolos (geométricos y abstractos) y otros motivos que se relacionan directamente con el arte levantino.


Arte figurativo durante la prehistoria 1

Más hacia Occidente, este simbolismo centrado en un principio femenino aparece más tarde. Posiblemente ello se debe a que lo que, en esta zona, se considera Neolítico Antiguo no tiene en realidad un carácter tan agrícola y sedentario. En la segunda mitad del III milenio, en un ambiente plenamente paleolítico y de poblados con una arquitectura defensiva bien desarrollada, son frecuentes en Andalucía -en el sudeste es la cultura de Los Millares-, Extremadura y Portugal los ídolos cilíndricos de piedra o marfil, de hueso -ídolos falange- o en placas de pizarra -las placas alemtejanas-, con representaciones muy esquemáticas en las que priman los motivos oculados. A estos pequeños objetos cultuales se les asocia con los cultos a la Diosa Madre.
Poco a poco, esta simbología ligada a unos cultos de la fertilidad, centrados en un principio femenino y propios de la sociedad neolítica europea, acabará por desaparecer, dando paso a una temática completamente diferente que refleja la imposición del principio masculino en todos los órdenes. Es difícil conocer el momento en que ocurre este cambio, pero se va detectando a lo largo del III milenio -en el período conocido como Calcolítico-, y se refleja claramente en algunas manifestaciones artísticas a partir de la Edad del Bronce.
Son, sobre todo, los ajuares funerarios los que indican que se está gestando un nuevo orden. La diferencia de riqueza en los que acompañan a los muertos son un reflejo de que los individuos, en vida, desempeñan papeles diversos según la edad y el sexo; hay diferencias de status, aunque todavía estamos lejos de las verdaderas clases sociales. Por lo general, esta individualización del rango se acompaña en las tumbas masculinas por la deposición de armas, que reflejan el papel simbólico de la guerra y del status del guerrero.
Pues bien, en lugares tan apartados de Europa como la región alpina -Val Camonica, Monte Bego- y Escandinavia -Malmö, Bohusland, Gotland- se conocen abundantes grabados rupestres, en rocas al aire libre, que desarrollan temáticas muy similares y respondiendo a una ideología similar a la que expresan las tumbas.
Generalmente se acepta que, cuando hay una agricultura de arado, esta actividad económica deja de estar en manos de la mujer para convertirse en una actividad masculina y que esto repercute en la consolidación de las sociedades patriarcales. La mujer pasa a desempeñar un papel secundario en el mantenimiento económico del grupo. Son muy frecuentes las representaciones humanas y sólo muy excepcionalmente son mujeres; aparecen figuras masculinas, como guerreros, cultivando o en actitud de orantes con los brazos levantados. Las armas parece que ocupan un lugar muchas veces central.
De nuevo, el papel predominante de la guerra como principio de reflejo de poder. En las representaciones escandinavas destacan las figuras de barcos, al principio sencillos, pero más adelante con mascarones terminados en cabezas de animales reales o fantásticos, claro precedente de las posteriores embarcaciones de los vikingos. Finalmente, hay que destacar el conocido hallazgo en el fondo de un pantano, donde fue lanzado como ofrenda, del carro de Trundholm (Dinamarca): es de bronce y representa un caballo -animal muy frecuente en el arte desde la Edad del Bronce- sobre cuatro ruedas que arrastra un gran disco de bronce, cubierto con hoja de oro decorada con franjas concéntricas de motivos también en círculos concéntricos. Es una de las representaciones más claras de la nueva religión que ha sustituido a la neolítica, centrada en el culto de la Diosa Madre. Ahora, el principio dominante es masculino, el Sol, que en su viaje diario -representado a veces por el carro tirado por un caballo o por un ave acuática- cumple con el cometido de la creación del mundo y de su continua regeneración. El Sol se convierte en fuente de toda vida.
En la península Ibérica se conocen también importantes concentraciones de petroglifos y grabados rupestres, sobre todo en el área gallega, donde predominan las representaciones de armas o de temas geométricos abstractos. Aunque el soporte sea diferente, y correspondan a ambientes funerarios, hay que citar aquí las célebres estelas alemtejanas con representaciones de armas o las posteriores estelas extremeñas, en las que aparece una figura masculina rodeada de objetos de status, como armas, fíbulas, carros, etc., que son fiel reflejo de la importancia que el simbolismo de la guerra había adquirido entre la sociedad, en este caso ya del Bronce Final.
Vaso campaniforme
Vaso campaniforme, procedente de Ciempozuelos (Museo Cerralbo, Madrid). Después de las primeras piezas de cerámica lisa, sin adorno, el hombre aprende a embellecerlas con incisiones sobre la pasta blanda. Este bellísimo ejemplo, que toma su nombre de la elegante forma de campana, tiene una decoración en bandas de una sorprendente regularidad geométrica. Es el arte sedentario y del agricultor. No en vano se ha dicho que los vasos del tercer milenio son grandes propagadores de la temática abstracta y obras de arte indiscutibles.




El Génesis artístico. Arte figurativo en la Prehistoria

Lunes, 22 de agosto de 2016 8:01
|Diego Fernandez



El Austrolopithecus surgió en un lugar de África hace cuatro millones de años. Los primeros hombres que poblaron nuestro planeta vagaron sobre todo el globo sin saber la gran influencia que tendría para la Historia aquel viaje que inició rumbo a lo que actualmente conocemos como el continente asiático. No fue hasta la evolución del homo erectus a homo sapienscuando aquellos hombres y mujeres comenzaron a sentir afinidad sentimental por sus semejantes. En dicho momento, cuando el hombre hábil comenzó a enterrar a sus muertos, inició la construcción de un pensamiento emocional que llevaría a la estructuración de ideas lógicas hilvanadas con la capacidad más representativa de la raza humana: la imaginación.

homo sapiens
Algunos expertos en el arte del Paleolítico sugieren que las primeras piezas halladas en cuevas europeas son los vestigios del primer contacto del hombre con el acto artístico. Cabe decir que muchas de esas piezas arqueológicas son instrumentos de caza creados por el cazador-recolector, esto pone en duda la definición que actualmente tenemos sobre el “arte”: pues bien, éste puede definirse como toda creación humana –como es el caso de las herramientas que tenían una utilidad cotidiana–, pero también hay otros que dictan que el arte conjuga la creación, la comunicación y la emoción que un individuo produce con el objeto de mover el alma de otro individuo.

pintura rupestre
 La evolución del homo sapiens a homo sapiens-sapiens fue marcada cuando este último comenzó a crear piezas mobiliarias y pinturas parietales que no tenían otro fin más que el de expresar sentimientos y comunicar a la tribu historias cotidianas que iban desde la caza de animales como mamuts, bisontes, ciervos, renos, rinocerontes, caballos y toros, hasta la narración de mitos que trataban de responder a las cuestiones filosóficas más elementales. La religión animista de los primeros hombres cargaba de vida a todo elemento natural con la intención de explicar hechos como la corriente de los ríos o el movimiento solar.
Siguiendo esta línea prehistórica  podemos afirmar que el arte surgió hace casi cuarenta mil años antes de nuestro tiempo con el origen del Cromagnon (aunque existen antropólogos que le atribuyen la creación artística al Neanderthal). La Cueva de Altamira, ubicada en el municipio Santillana del Mar, en la costa occidental española, es un ejemplo vívido del espíritu creador de los seres humanos. Sus pinturas policromas muestran la vida cotidiana del Paleolítico Superior y el gran valor simbólico que estos hombres y mujeres le otorgaban al enfrentamiento entre el cazador y el animal. La metáfora que representa la lucha de los hombres contra el toro deja entendido que nuestros antepasados concebían al hombre y al animal como uno solo. Muchos siglos después, en Creta –isla en la que se cree que se originaron las corridas de toros–, apareció la figura del minotauro (hombre-toro). Esto nos obliga a pensar que la capacidad artística de los hombres antiguos tuvo una gran influencia naturalista antes de que llegara la acumulación originaria que, según Jared Diamond, separaría al ser humano de la naturaleza.      

La Cueva de Altamira
En cuestión de arte mueble o escultura, la gruta del Tuc d’Audoubert, vecina de la gruta de Trois Fréres, en Francia, cuenta con espléndidos relieves de bisontes, piezas y herramientas talladas o moldeadas en distintos materiales. También se han encontrado esculturas hechas sobre piedras finas que representan figuras femeninas. Estas piezas han sido bautizadas como “Venus” y, generalmente, hacen alusión a la fecundidad femenina, ya que los rasgos sexuales están muy marcados (anchas caderas y pechos grandes). Esto da a entender la importancia –casi divina– que el hombre prehistórico le atribuía a la mujer. Desde entonces se entendía a la madre como la portadora de la vida. Gracias a estas piezas de arte, algunos antropólogos han llegado a la conclusión de la posible existencia de un matriarcado durante el Paleolítico.

gruta del Tuc d’Audoubert
Los materiales utilizados para la creación del arte mobiliario y las pinturas rupestres son distintos, dependiendo del lugar  donde se hayan encontrado. La mayoría de las piezas halladas por los arqueólogos están grabadas o talladas sobre materiales duros como piedra, marfil, jade, huesos, entre otros. Algunas esculturas fueron moldeadas en barro fresco, otras fueron talladas en madera, hecho que impresiona a los arqueólogos, pues aunque estos materiales son perecederos, han sobrevivido casi intactos por más de treinta mil años.

https://culturacolectiva.com

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