lunes, 16 de octubre de 2017

Apuntes de Historia Universal

batalla de gaugamela

La batalla de Gaugamela

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La batalla de Gaugamela fue uno de los mayores triunfos de Alejandro. Superados en número de cinco a uno, los macedonios derrotaron a los persas mientras Alejandro aventajaba en el mando a Darío, a pesar de que el gran rey combatía en su propio terreno, preparado con armas especiales como los carros armados con guadañas y los elefantes de combate.
Alejandro heredó más que un reino de su padre, Filipo II de Macedonia. Heredó un potente instrumento militar y el deseo de utilizarlo. Filipo había combatido durante muchos años para unificar el reino de Macedonia e imponer su poder sobre sus vecinos griegos y bárbaros. El ejército que forjó para hacerlo fue la base de las conquistas de Alejandro. Si Filipo no hubiera sido asesinado a la edad de 46 años, él, y no Alejandro, podría haber combatido contra la gran Persia.

Datos de Gaugamela

Quiénes : Alejandro Magno (356-323 a.C.) con 47.000 soldados griegos/macedonios frente a 240.000 persas bajo el gran rey Darío (reinó entre el 336-330 a.C.).
Cómo: Alejandro utilizó una formación oblicua para romper el frente persa, Darío huyó y el ejército persa se desplomó.
Dónde: Cerca de Tel Gomel, en lo que hoy es el norte de Iraq.
Cuándo: 1 de octubre del 331 aC.
Por qué: Alejandro intentaba derrotar finalmente a Darío en combate y terminar su conquista del Imperio persa.
Resultado: Darío fue asesinado, posiblemente por sus propios generales. Alejandro se convirtió en el dueño de Persia.

Ejemplos e inspiración de Alejandro Magno

Alejandro se crió como correspondía a un príncipe griego, con relatos heroicos de la poesía épica de Homero. Formaba parte de una cultura que exigía que los grandes hombres despreciaran el peligro personal y se arriesgaran para obtener experiencia.
También recibió enseñanzas del propio Aristóteles en filosofia y ciencias, y ya de niño era un huésped encantador para los invitados de la corte. Aristóteles fue nombrado su maestro, en buena medida para controlar la temeridad y agresividad de Alejandro o al menos atemperarlas con valores más filosóficos y civilizados. En esto no consiguió un éxito completo.
Alejandro aprendió mucho de su tutor y se convirtió en un hombre muy erudito, pero siguió siendo esencialmente el niño que quería ser Hércules. La inspiración de Alejandro era Hercules; los relatos de Homero de sus hazañas inspiraron a Alejandro en su actitud general. Es probable que Alejandro se considerase como una versión moderna de los héroes griegos clásicos. En gran medida, esto era cierto.
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Alejandro Magno

Situación en el Reinado de Filipo II

En la época en que Alejandro heredó el reino de Macedonia. Filipo II lo había convertido en la potencia dominante en el mundo griego. Atenas, Tebas e incluso Esparta habían sido eclipsadas y los persas habían sido expulsados de Tracia. Alejandro había participado en algunas de las ultimas campañas y se estaba forjando una reputación como comandante agresivo. Filipo también cambió la naturaleza de la sociedad Macedonia. La nobleza existente tenía ahora la
obligación de prestar servicio militar, y el ejército era una vía clara hacia la grandeza. Filipo recompensó a sus oficiales y soldados distinguidos, y Alejandro no tardó en comprender los efectos de la generosidad de su padre sobre la moral.

Ascensión al poder de Alejandro Magno

Filipo fue asesinado por uno de sus propios guardaespaldas, y es posible que Alejandro estuviera detrás de la conjura. Existen otras explicaciones plausibles, y el propio Alejandro adoptó la versión de que Persia estaba detrás del asesinato del rey de Macedonia. La sucesión de Alejandro fue un proceso turbulento característico, con el asesinato o la ejecución de posibles rivales y enemigos, y tuvo repercusiones que duraron todo el reinado de Alejandro. No obstante, él no se detuvo aquí, sino que inició inmediatamente su propia campaña de conquista. Las campañas iniciales de Alejandro fueron para sofocar rebeliones entre tribus de su frontera septentrional y en la propia Grecia. Tan pronto como pudo, se volvió contra Persia, como siempre había deseado. Un contingente macedonio ya realizaba escaramuzas en Persia, aunque no se había logrado nada de importancia. En el 334 a.C. Alejandro reforzó su ejército e inició su gran campaña.

El imperio persa en el 334 A.C.

El Imperio persa era enorme: se extendía desde el Mediterráneo hasta el océano Indico. Era extremadamente rico, aunque estaba internamente dividido. El Imperio persa bajo Darío podía alinear un enorme número de soldados, pero estos procedían de muchas regiones y culturas diferentes. No tenían ninguna estructura común, y en algunos casos hablaban un idioma completamente diferente. Muchos de los soldados del imperio procedían de pueblos sometidos, descontentos de su estado, y no ponían gran entusiasmo en combatir por su gran rey. Esto creaba un problema adicional: Persia no solo tenía que proteger y controlar una superficie enorme, sino que algunas de las tropas que utilizaba no eran muy fiables.
Parte de la tropa de Darío constaba de mercenarios griegos, ya que con frecuencia los mercenarios eran más fiables que las fuerzas de los pueblos sometidos que formaban la gran masa de la soldadesca persa. Estos mercenarios griegos formaban la columna vertebral del ejército que se enfrentó por primera vez a Alejandro en su avance hacia Asia Menor.

Victoria en el gránico

Alejandro era un comandante extremadamente agresivo que consideraba cualquier tipo de preparativo defensivo como un signo de debilidad. Por tanto, se sintió alentado, más que consternado, cuando el ejército persa se congregó tras el río Gránico, obligándole a cruzarlo frente a su oposición. Alejandro declaró que los persas no tenían confianza en la victoria, y contaban con las pronunciadas riberas del río para frenar la intensidad de su ataque lo suficiente como para que la caballería persa le derrotara. Lanzó a su caballería a través del rio en el punto donde el enemigo parecía más fuerte, y después de una enconada refriega consiguió poner en fuga a la caballería persa. La segunda línea persa, los mercenarios griegos, se mantuvo firme, pero fue masacrada.
El Gránico estableció el dominio moral del ejército de Alejandro sobre sus enemigos y obligó a Darío a adoptar una actitud aún más defensiva. Varias poblaciones locales se pasaron a Alejandro, quien pudo consolidar su conquista de la región sin interferencia. Solo el puerto fortificado de Halicamaso se defendió en cierta medida, pero finalmente cayó ante el ejército de Alejandro.
Las fuerzas de Alejandro tomaron rápidamente toda la región de Anatolia. El ejército persa no interfirió, aunque algunas tribus locales causaron problemas. Alejandro avanzó sobre Cilicia, desde donde podía dirigirse tanto hacia Egipto como hacia el corazón de Persia, obligando a Darío a actuar.
Darío había reunido un ejército de unos 140.000 hombres mientras Alejandro limpiaba su flanco de poblaciones costeras resistentes y sometía a los bárbaros de las montañas. Se dirigió hacia el sur, a Siria, para situar a su ejército en la retaguardia del de Darío, y este, al entrar en Cilicia a través de los puertos de montaña del norte, se encontró cruzando la línea de aprovisionamiento de Alejandro. Darío, pensando todavía en términos defensivos, eligió una buena posición junto al río Pinaro y aguardó el siguiente movimiento de Alejandro. Este lo interpretó nuevamente como un signo de nerviosismo y lanzó un ataque frontal. Alejandro peleó a pie al frente de su infantería y, como en el Gránico, derrotó a las fuerzas persas en el momento crítico. El ejército persa se desintegró y los macedonios persiguieron a los rezagados con gran energía. El propio Darío escapó, aunque su familia fue capturada.
falange macedonia
Falange macedonia

La pausa

Durante los dos años siguientes Alejandro, que poseía ahora la mitad del Imperio persa, redujo focos de resistencia y eliminó las bases de la flota persa en el Mediterráneo. Descaradamente, capturó Egipto, confiando en la mentalidad defensiva de Darío, para evitar un ataque sobre su retaguardia mientras hacía campaña en Occidente.
En el verano del 331 a.C., Alejandro estaba preparado para completar su conquista del Imperio persa. Enormemente superado en numero y al final de una larga línea de aprovisionamiento, decidió no obstante que, en lugar de aceptar la oferta de Darío de reconocer sus conquistas, lo arriesgaría todo en un intento de capturar todo el imperio. Esta era la actitud de Alejandro, en pocas palabras: todo o nada. Avanzando sobre Mesopotamia, la antigua cuna de la civilización entre los ríos Tigris y Éufrates, Alejandro lanzó su desafío a Darío, rey de reyes. Darío consideró la posibilidad de retroceder más hacia su territorio y quizá quemar la tierra tras de sí, pero decidió, en cambio, presentar batalla.

Preparativos de Darío

Darío sabía que Alejandro presentaría batalla lo antes posible, ya que estaba operando al final de una larga línea de aprovisionamiento, y los persas no. Eligió su terreno cerca de la moderna ciudad de Mosul en Iraq e hizo sus preparativos para el combate. Darío estaba decidido a procurarse todas las ventajas, aun cuando mandaba cinco veces más soldados que Alejandro.
Ordenó allanar la tierra y eliminar los obstáculos para que su caballería y los carros tuviesen mejor acceso al enemigo.
El ataque inicial de Darío sería realizado por su primera línea, compuesta por la caballería y las mejores unidades persas de infantería. El propio Darío estaba en el centro de la línea persa con su guardia personal de 10.000 hombres, que los griegos llamaban los Inmortales. Frente a ellos estaban alineados unos 200 carros con guadañas. Una segunda línea, compuesta por un número enorme de soldados de infantería, estaba situada detrás de la primera. Darío esperaba poder envolver ambos flancos de Alejandro y aplastar su ejército desde todos los lados. La línea de Alejandro sería atravesada y rota por la arremetida de la caballería y de los carros. La infantería avanzaría para completar la victoria. En cambio, Alejandro tenía otras ideas.

Comienza la batalla

Para proteger sus flancos de la maniobra envolvente, Alejandro utilizó una versión del orden de batalla oblicuo utilizada por los tebanos en el 371 a.C. Colocó las unidades de su caballería en los flancos, escalonada cada una hacia atrás con respecto a la última, creando flancos «rechazados» que exigían que el enemigo avanzara más si quería entablar batalla. Su falange de infantería macedonia bien entrenada estaba situada en el centro de la línea griega. Una falange de reserva formaba la segunda línea de Alejandro. El plan de Alejandro exigía que su flanco izquierdo, bajo el veterano general Parmenio, iniciara una acción de contención mientras Alejandro Magno conducía al ala derecha a la victoria. En esto le ayudaron los propios persas, quienes enviaron a su caballería del flanco izquierdo a gran distancia en torno al derecho de Alejandro, abriendo una brecha en su línea. El ejército macedonio se desplazaba a la derecha. Si Darío se retrasaba mucho, sus carros podrían perder el beneficio de su carrera preparada. Así que se lanzó el ataque. La caballería de Darío rodeó los flancos de la fuerza macedonia mientras los carros (y, en algunos relatos, 15 elefantes de combate) efectuaban su ataque frontal inicial.
La línea macedonia pudo rechazar a los carros y soportar la arremetida inicial, aunque una parte de la caballería persa consiguió atravesarla. Fue acometida por la falange de reserva y por tropas ligeras, que habían recibido instrucciones para ello.
mapa batalla de gaugamela
Mapa de la Batalla de Gaugamela

Triunfo de Alejandro

Algunos persas empezaron a desvalijar el tren de bagajes de los macedonios. Si se hubieran dado la vuelta y caído por detrás sobre los macedonios, en inferioridad numérica y rodeados, podrían haber contribuido a una victoria. En cambio, se retiraron de la batalla cuando más necesarios eran. Como había planeado, Alejandro condujo a su caballería de élite, los Compañeros, y a las fuerzas a las que respaldaban, contra el ala izquierda persa. Explotando la brecha que se abría entre la caballería del ala izquierda persa y el centro, los Compañeros asestaron un salvaje golpe a las fuerzas que tenían enfrente. Fueron seguidos por una gran cuña de infantería y tropas ligeras, que cayeron sobre los desorganizados persas.
Temiendo verse separado, el comandante del ala izquierda persa, Besso, inició una retirada, lo cual redujo la presión sobre el extremo del ala derecha rechazada de Alejandro. Entre tanto, el propio Darío experimentaba la presión. Si la caballería conquistadora de Alejandro giraba hacia él, en lugar de atacar ferozmente a Besso, el propio Darío podía verse rodeado y capturado. Los recuerdos de anteriores derrotas pudieron haber influido mucho en el emperador persa, porque él también empezó a retroceder. La retirada se convirtió en una desbandada cuando los guardaespaldas de Darío siguieron a su líder en la huida del campo de batalla. Alejandro no les podía perseguir porque la situación de su ala izquierda se estaba volviendo desesperada. Las fuerzas de Parmenio estaban en apuros a la izquierda, aunque habían cumplido su misión al sujetar a las fuerzas persas. Ahora Alejandro cargó sobre la retaguardia de los persas que atacaban a Parmenio, obligándoles a retirarse. El comandante del ala derecha persa, Maceo, trató de dirigir una retirada ordenada, pero fue atacado vigorosamente, y sus soldados se sumieron en el desorden.

Fin de la resistencia Persa

Esto representó el final de la resistencia persa organizada en Gaugamela. Las restantes fuerzas persas fueron dispersadas, perseguidas o pasadas a cuchillo y se capturó el tren de bagajes. Alejandro inició una persecución de las fuerzas supervivientes de Darío durante tres días, aunque no pudo capturar a su enemigo, que reagrupó a buena parte de su caballería restante y a varios miles de soldados de infantería y logró escapar. Tras la huida de Darío quedaron 40.000 soldados persas muertos, 4.000 más prisioneros y el resto del ejército disperso por el campo.
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Batalla de Gaugamela

Secuelas

Gaugamela fue una derrota decisiva para Darío. Conservó la Corona y parte de su ejército, pero no pudo volver a desafiar a Alejandro, quien continuó hasta la misma Persia. Después de tomar Susa, se dirigió a la capital, Persépolis, y se hizo dueño del Imperio persa en todo menos en el título. Mientras Darío siguiera vivo, no podía reclamar el título.
Darío evitó ser capturado y llegó al reino amigo de Bactria, donde apareció muerto, asesinado. Por fin, los persas podían rendirse. Alejandro fue proclamado «Gran Rey» y añadió Persia a su creciente imperio. El reino de Alejandro se extendería finalmente hasta la India.

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