lunes, 16 de octubre de 2017

Apuntes de Historia Universal

LA CONQUISTA DE OCCIDENTESIGUIENTE
Justiniano decidió emplear la capacidad de su general Belisario para fines más ambiciosos que la estéril guerra contra Persia. Por ello en 532 firmó con Cosroes I la que se llamó "paz eterna". El rey persa estaba pensando en reorganizar su Imperio, y para ello también le convenía la paz, así que firmó encantado sin tratar de aprovecharse de su última victoria. Cosroes I realizó un censo en el Imperio y estableció un nuevo sistema de impuestos. Adquirió una sólida fama de monarca culto, justo y tolerante. De hecho, fue conocido como Cosroes el Justo. Su fama llegó a oídos de los filósofos atenienses que se habían quedado sin saber qué hacer tras el cierre de la Academia. Decidieron emigrar a Persia y allí fueron bien recibidos.
El plan de Justiniano era nada menos que reconquistar el Imperio Romano de Occidente. Su primer objetivo fue África, pues tenía una clara excusa para intervenir: el rey Gelimer tenía prisionero a su predecesor Hilderico, que había sido aliado del Imperio. Justiniano exigió a Gelimer que le entregara a Hilderico, pero la respuesta del vándalo fue ejecutarlo.
En 533 Justiniano dotó a Belisario de una flota de unas quinientas naves, que transportaban quince mil soldados y otros tantos marineros, cinco mil caballos y todos los suministros necesarios. Era una fuerza mucho menor que la que León I había enviado a África medio siglo antes, pero esta vez el mando lo tenía un buen general. Belisario tomó todas las precauciones para que la población católica de África se pusiera de su lado. Además las fuerzas vándalas estaban divididas, y una buena parte de ellas se encontraba en Cerdeña cuando Belisario desembarcó cerca de Cartago. Belisario entró en la ciudad y prohibió a sus hombres el saqueo. Luego se produjo una segunda batalla contra las tropas que habían regresado de Cerdeña apresuradamente. Gelimer tuvo que huir y refugiarse entre los mauritanos, pero finalmente se entregó a condición de que se respetara su vida y la de su familia.
Mientras tanto Triboniano fue readmitido en sus funciones, pues había dejado a medias nuevos trabajos jurídicos y era poco menos que indispensable. Preparó cincuenta tomos de opiniones legales de juristas prestigiosos de los siglos II y III (la edad de oro del derecho romano), destinadas a orientar a los jueces en la interpretación de las leyes. También redactó un manual para estudiantes.
Ese mismo año murió san Remigio, el obispo de Reims que había bautizado a Clodoveo I.
En 534 Gelimer fue llevado a Constantinopla, donde figuró en el triunfo de Belisario. Luego recibió dominios en Galacia, donde se retiró con su familia. África pasó a formar parte nuevamente del Imperio Romano. Los vándalos se diluyeron entre la población y desaparecieron de la historia. El arrianismo fue erradicado de la región.
Finalmente, Clotario II, con la ayuda de su hermano Childeberto I, acabó con el rey burgundio Gundemaro. Entre los dos se repartieron Borgoña, que quedó así incorporada a Neustria. Ese mismo año murió Thierry I y fue sucedido por su hijo Teodeberto I. Había ayudado a sus tíos en la guerra contra Gundemaro, por lo que parte de Borgoña quedó bajo su dominio.
El joven rey ostrogodo Atalarico enfermó y murió antes de alcanzar la mayoría de edad. Su madre, Amalasunta, no podía seguir gobernando en solitario, así que inmediatamente se casó con un primo suyo, sobrino de Teodorico I, llamado Teodato. Sin embargo, en 535 Teodato encarceló a Amalasunta y poco después la hizo estrangular. Era la excusa perfecta para Justiniano, que al conocer la noticia se apresuró a enviar a Belisario contra Italia. Desembarcó en Sicilia, donde, al igual que había sucedido en África, logró el apoyo popular contra los visigodos.
Mientras tanto murió el papa Juan II y fue sucedido por Agapito I que, amenazado por Teodato, huyó a Constantinopla. Belisario pasó a Italia y logró avanzar hasta Nápoles sin encontrar apenas resistencia.
La emperatriz Teodora influía cada vez más en Justiniano en favor del monofisismo. Tenía un buen argumento, pues tanto Egipto como Asia Menor eran mayoritariamente monofisitas, por lo que cualquier gesto del emperador en favor del monofisismo sería sin duda bien recibido y potenciaría la lealtad de estas regiones. En 536 murió el papa san Agapito y la emperatriz Teodora propuso como nuevo papa al monofisita Vigilio, que marchó a Roma para ocupar el cargo, pero allí el clero romano había elegido a Silverio, hijo del papa Hormisdas, quien contaba con el apoyo de Teodato.
Los francos aprovecharon los problemas de los ostrogodos con el Imperio y no tardaron en apoderarse de la Provenza, que pasó a formar parte de Neustria. Belisario capturó Nápoles y Teodato tuvo que huir a Ravena, desde donde solicitó una negociación, pero sus hombres lo asesinaron y nombraron rey a Vitiges, que había sido ministro de Amalasunta. El nuevo rey trató de legitimar su posición casándose con Matasunta, nieta de Teodorico el Grande. Reunió un ejército en Ravena, pero no pudo impedir que Belisario tomara Roma. Aquí entraron en conflicto los dos papas, Silverio y Vigilio I. El primero defendía el catolicismo y el segundo el monofisismo. Teodora trató de que Silverio desautorizara el concilio de Calcedonia y, ante su negativa, logró que fuera desterrado en 537, tras lo cual no tardó en morir. Vigilio I fue finalmente reconocido como papa y condenó a su predecesor, san Silverio. Vitiges puso sitio a Roma.
La rebelión de Nika había destruido la basílica de Constantino, la principal iglesia de Constantinopla. Después de cinco años una nueva iglesia estaba lista para su inauguración. Era la iglesia de Santa Sofía,esto es, la iglesia de la Sabiduría Divina. Fue construida sobre las ruinas de la anterior, pero sobre un perímetro mayor. Los muros eran de mármol pulido de varios colores, contaba con columnas talladas en piedras diversas, entre ellas un feldespato de color rojo púrpura llamado pórfido y un mármol verde veteado llamado mármol serpentino. En la decoración destacaba un nuevo arte que se había desarrollado bajo el reinado de Justiniano: el mosaico. Se trataba de figuras formadas con pequeños trozos de vidrio de colores o de vidrio trasparente sobre hojas de oro. Pero lo más espectacular era la cúpula. Desde hacía unos cuarenta años, los arquitectos de Asia Menor habían perfeccionado una técnica para colocar una cúpula hemisférica sobre un soporte cuadrado, de modo que la parte inferior de la cúpula podía perforarse con muchas ventanas sin perder su estabilidad. La cúpula de Santa Sofía era tan grande y tenía tantas ventanas que todo el interior de la iglesia recibía la luz del sol y los mosaicos brillaban en un sorprendente juego de luces. Se cuenta que cuando Justiniano la vio acabada gritó "¡Salomón, te he superado!".
En Japón la dinastía del Yamato había ido asimilando paulatinamente la cultura china a través de Corea. Así llegó a la isla la elaboración de la seda, la escritura, el papel, la cerámica barnizada, la arquitectura y algunos elementos de la cultura confucionista y taoísta. En un momento dado, el soberano cambió su título (miyatsuko) por el título chino de emperador (tenno). Unos dos siglos más tarde el emperador japonés encargó la redacción de un par de obras "históricas" con el fin de legitimar su dominio. En ellas se relata que el Imperio fue creado por Jimmu, que era nieto de Amaterasu, la diosa del Sol. Así, el Imperio Japonés resulta ser el estado más antiguo del mundo, con una línea imperial ininterrumpida que se remonta a los primeros padres, Izanagi e Izanami a través de Amaterasu, la diosa del Sol, que instituyó el Imperio por decreto divino y dio superioridad al emperador por encima de todos los demás. Esta historia figuraba todavía en los libros de texto oficiales de la escuela primaria japonesa a mediados del siglo XX.
El año 538 se considera el inicio del periodo histórico japonés. Fue el año en que el budismo se convirtió en religión oficial, aunque también pervivió la vieja religión animista. Muchos aristócratas japoneses iban a estudiar a China, mientras que los monjes budistas coreanos se instalaban en la corte japonesa. Esto produjo tensiones sociales que se canalizaron a través de la rivalidad entre dos clanes: el clan Soga,favorable al budismo y a la cultura china, y el clan Mononobe, partidario de los cultos indígenas y del aislamiento político del Yamato.
Por esta época, un misionero britano llamado Gildosio, que había estado predicando el cristianismo por Irlanda y Britania, se retiró a la isla de Houat, donde atrajo pronto seguidores y fundó el monasterio de Rhuis.
Belisario resistía en Roma el asedio de Vitiges. Parece ser que Justiniano no le envió los refuerzos necesarios. Esto puede interpretarse como signo de que el emperador recelaba de un general excesivamente victorioso, pero también pudo deberse simplemente a que Justiniano pretendía seguir la estrategia que caracterizó al Imperio oriental a lo largo de toda su historia: obtener victorias con pocos recursos a base de evitar enfrentamientos directos. En cualquier caso lo cierto es que se generó una tensión entre Belisario y Justiniano. El emperador envió a Roma a Narsés, un eunuco que se había ganado la confianza de Justiniano durante la insurrección de Nika y que desde entonces se había convertido en el hombre más influyente de Constantinopla, después de los propios Justiniano y Teodora. Belisario consideró que Narsés no era más que un espía, y no se llevó bien con él. Logró que Vitiges abandonara el asedio y en 539 fue él quien puso sitio a Ravena.
Mientras tanto, el franco Teodeberto se lanzó al saqueo sobre Italia y logró varias victorias tanto contra los ostrogodos como contra el ejército imperial.
En 540 Narsés tuvo que volver a Constantinopla. Vitiges acababa de solicitar la rendición, pero según la versión que Narsés llevó al emperador (no está claro que sea cierta), Vitiges había ofrecido su rendición ante Belisario, no ante Justiniano. Entonces Justiniano envió sus propios negociadores para tratar con los ostrogodos por encima de Belisario. Ofreció un reparto de Italia: el sur para el Imperio, el norte para los ostrogodos. Belisario no aceptó estos términos y estrechó el asedio, hasta que los ostrogodos tuvieron que rendirse incondicionalmente. Justiniano otorgó a Vitiges el título de patricio y le dio unas tierras en Asia Menor.
Mientras tanto, los persas, conscientes de que Justiniano estaba demasiado implicado en el Oeste para poder ocuparse debidamente del Este, invadieron Siria sin previo aviso y llegaron hasta el Mediterráneo. Pusieron sitio a Antioquía y ofrecieron respetarla a cambio de media tonelada de oro. La oferta fue rechazada, así que la ciudad fue saqueada.
En 541 los ostrogodos eligieron rey a Erarico, pero fue apuñalado al poco tiempo en un banquete. El nuevo rey pasó a ser Totila. Justiniano destinó a Belisario al frente persa, y Totila aprovechó la circunstancia para tratar de reconstruir el reino ostrogodo. Ese mismo año Justiniano emprendió ciertas reformas administrativas en el Imperio, entre las que estuvo la eliminación definitiva del consulado. Hacía ya siglos que el consulado era un cargo meramente honorífico, sin ninguna función real, y ahora, después de más de mil años de su institución, desaparecía para siempre.
Mientras tanto el duque visigodo Teudiselo logró expulsar definitivamente a los francos de la península ibérica. El rey Teudis, alarmado por la expansión de Justiniano, tomó la plaza africana de Septem(Ceuta) en 542, si bien pronto fue reconquistada por el ejército imperial. Belisario logró detener el avance del rey persa Cosroes I. Mientras tanto Constantinopla tenía que hacer frente a la primera de una serie de epidemias de peste bubónica que iban a castigarla durante los años siguientes.
La labor de Belisario frente a los persas se vio nuevamente entorpecida por las tensiones con el emperador. En 543 se le ordenó volver a Constantinopla. Mientras tanto Totila conseguía cada vez más éxitos en Italia, que culminaron con la toma de Cumas y Nápoles.
El cristianismo estaba penetrando lentamente en Nubia. Un misionero monofisita llamado Julián convirtió al rey de Nobatia, mientras que el reino de Makuria no tardó en aceptar el cristianismo bizantino. En cambio, más al sur, en Alodia, triunfó también el monofisismo.
En 544 Totila puso sitio a Roma y Justiniano tuvo que enviar a Belisario de nuevo a Italia.
En 545 murió, retirada en un convento, santa Clotilde, la viuda del rey franco Clodoveo I. También murió el jurista Triboniano, que fue recordado como "el más sabio de su tiempo". Los persas firmaron finalmente la paz con el Imperio, si bien Justiniano tuvo que entregar para ello una tonelada de oro.
En 546 Totila asedió Roma por segunda vez, y ahora logró ocuparla sin que Belisario pudiera evitarlo, pues su ejército era sin duda alguna inadecuado. Aquí acabó la suerte de Roma. Los ostrogodos derribaron sus murallas y destruyeron sus acueductos. La ciudad se quedó sin su agua corriente y su alcantarillado. Las tierras altas se quedaron sin agua y las bajas se convirtieron en marismas plagadas por la malaria. En 547 Belisario logró tomar Roma. Ese mismo año murió san Benito, el fundador de la orden benedictina.
Justiniano había realizado un nuevo gesto de acercamiento a los monofisitas al condenar la obra de tres obispos a los que los monofisitas acusaban de nestorianos. Eran Teodoro de Mopsuesto, Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa. Los tres habían muerto años atrás. La medida fue bien recibida en Oriente, pero en la propia Constantinopla y en Occidente suscitó una polémica conocida como el asunto de los tres capítulos. El problema era que Teodoreto de Ciro había destacado en el concilio de Calcedonia, donde se había condenado el monofisismo, por lo que en Occidente se entendía que al condenar su obra se ponía en entredicho la resolución del concilio. Justiniano logró que el patriarca de Constantinopla ratificara la prohibición, y a continuación llamó a la capital al papa Vigilio, para que hiciera otro tanto. La actitud de Vigilio fue ambigua, pero en 548 ratificó la condena. Poco después, un concilio celebrado en Cartago excomulgó al papa. Vigilio, asustado, se retractó de su decisión, pero con ello no evitó que el obispo de Aquilea (Italia) negara la autoridad papal. La polémica se paralizó momentáneamente a raíz de la muerte de la emperatriz Teodora.
También murió el rey de Austrasia Teodeberto I, que fue sucedido por su hijo Teodebaldo. Mientras tanto, Belisario, frustrado por la falta de recursos, solicitó dejar Italia y regresar a Constantinopla, donde pasó a dirigir la guardia imperial. Totila no tardó en recuperar Roma. A finales de año murió asesinado el rey visigodo Teudis, y fue sucedido por su general Teudiselo, pero apenas un mes después, ya en 549,fue también asesinado en un banquete. El nuevo rey fue Agila, pero su reinado se vio enturbiado por numerosas conspiraciones de la nobleza visigoda.
Los filósofos griegos que marcharon a Persia cuando Justiniano cerró la Academia de Atenas se encontraron con que Persia no era lo que habían esperado. Cosroes I no los persiguió, pero tampoco se ocupó mucho de ellos, así que decidieron volver a Grecia. Para ello recibieron la ayuda del rey, que negoció con Justiniano para que les permitiera volver (aunque se les mantuvo la prohibición de enseñar). Cuando murieron, pocos años después, con ellos murió el paganismo griego.
En 550 el rey ostrogodo Totila extendió sus conquistas por el sur de Italia y dominó las islas: Sicilia, Córcega y Cerdeña.

Justiniano heredó de su tío una serie de hostilidades en curso entre el Imperio bizantino y el Imperio sasánida.33​ En 530, el imperio bizantino logró derrotar a un ejército persa en la batalla de Dara, aunque al año siguiente las fuerzas romanas comandadas por Balisario fueron derrotadas en la batalla de Calinico. A la muerte del rey Kavad I, en septiembre de 531, Justiniano concluyó un tratado de paz de duración indefinida conocido como la Paz Eterna34​ con su sucesor, Cosroes I (532). Este tratado serviría para asegurar la frontera oriental, permitiendo a Justiniano dirigir su atención hacia el oeste, en donde los pueblos germánicos de religión arriana se habían asentado en los territorios del antiguo Imperio romano de Occidente.

Campañas contra el reino vándalo (533-534)[editar]

Imagen de Justiniano en edad avanzada; mosaico en la basílica de San Apolinar Nuovo, en Rávena(posible retrato modificado de Teodorico el Grande.
En mayo de 530, el monarca probizantino Hilderico fue depuesto por su primo Gelimer aduciendo que su falta de personalidad habían llevado a los vándalos a ser derrotados por las tribus moras. Las protestas de Justiniano para que Hilderico pudiera regresar a Constantinopla no fueron escuchadas, por lo que preparó con cuidado una campaña que debía combinar eficacia militar y sobriedad de costes. Juan de Capadocia, responsable de las finanzas del Imperio y opuesto a la guerra, accedió al final a llevar los gastos de la campaña de una forma rígida. Belisario, el general más brillante de Oriente fue el encargado de llevar las armas.
La decisión de atacar el reino vándalo coincidió con la aparición en éste de una serie de debilidades. La simbiosis entre invasores e invadidos no llegó nunca a consolidarse, lo cual generó hostilidades con los últimos. El miedo a revueltas internas había conducido a la desfortificación de los núcleos urbanos por miedo a que acogieran revueltas. A su vez un general godo que regía Cerdeña en nombre del monarca de Cartago, pretendió con ayuda militar oriental gobernar de forma independiente, pero fue detenido por Gelimer, antes de que dicha ayuda llegara.
La flota oriental, compuesta por 92 dromones que escoltaban 500 transportes, abandonó los puertos de Constantinopla a mediados de junio de 533 y, vía Sicilia alcanzó las costas africanas al cabo de tres meses, desembarcando en la ciudad de Caput Vada, en la actual Túnez, con un ejército de unos 15 000 hombres, más un número indeterminado de tropas auxiliares bárbaras. Belisario encontró escasa resistencia, y venció a los vándalos, que habían sido tomados completamente por sorpresa, en la batalla de Ad Decimum, el 14 de septiembre de 533. Más tarde volvería a derrotarles en la batalla de Tricamerón, en diciembre, tras la cual Belisario tomó la ciudad de Cartago. Gelimer, temeroso de que entronizaran al depuesto rey, había ejecutado a Hilderico antes de la caída de Cartago y huyó a los rebordes montañosos en el monte Pappua, en Numidia. Finalmente optó por entregarse a finales de marzo de 534. Belisario lo condujo hasta Constantinopla, donde el general fue recibido con grandes honores y hasta con la celebración de un triunfo romano, ceremonia que durante siglos había estado reservada al emperador. La provincia fue anexionada al Imperio. Las islas de CerdeñaCórcega, las islas Baleares, y la fortaleza de Ceuta, cerca del estrecho de Gibraltar, también pasaron al control bizantino en la misma campaña.35
Se creó una prefectura africana, centrada en Cartago, en abril del año 534,36​ aunque se encontraría cerca del colapso durante los siguientes 15 años, envuelta en guerras contra los moros y motines militares. El área no sería pacificada completamente hasta el año 548,37​ aunque permanecería pacificada a partir de ese momento durante mucho tiempo, llegando a disfrutar de cierta prosperidad. La recuperación de la provincia de África costó al imperio alrededor de 100 000 libras de oro.38

Campañas contra el reino ostrogodo, primera fase (535-540)[editar]

Al igual que ocurrió en África, los problemas dinásticos en el reino ostrogodo de Italia supusieron una oportunidad para la intervención militar del imperio bizantino. A la muerte de Teodorico el Grande el control de la política ostrogoda cayó en manos de su hija Amalasunta, la cual ejerció el poder en nombre del rey niño Atalarico, hasta que éste falleció el 2 de octubre de 534. La regencia se caracterizó por un viraje político hacia Oriente, generando una fuerte oposición interna. La pronta desaparición de su hijo forzó a la regente a la búsqueda de un monarca formal, tras el que seguir moviendo los hilos del gobierno. El elegido fue Teodato, con el que contrajo matrimonio a fines de 534. Sin embargo, Teodato hizo prisionera a la reina, encerrándola en una residencia en la isla Martana, en el lago Bolsena, en donde la hizo asesinar en 535, posiblemente a instigación de Teodora que buscaba un casus belli para la intervención de Justiniano.
Ese mismo año Justiniano daría dos golpes de mano que le permitieron tomar Sicilia, al mando de Belisario y Dalmacia, por Ilírico Mundo. Teodato recurrió a una embajada papal, pero se envió una embajada Imperial paralela al propio monarca ostrogodo para establecer un acuerdo secreto de cesión de Italia al imperio. Los diversos contratiempos que atravesaba el Imperio en ese momento, como la revuelta de África y la recuperación de territorios por germanos en Dalmacia indujeron a Teodato a romper el compromiso y a hacer frente a los ejércitos de Justiniano. Justiniano reorganizó la jerarquía militar para poder poner al frente de las campañas italianas a Belisario ya que Mundo había fallecido en la ofensiva de Dalmacia. En su lugar se puso a Constantiniano, que recuperó la ofensiva en Dalmacia, reocupando Salona y expulsando a los ostrogodos de la región.
Belisario invadió Sicilia ese mismo año al mando de 7500 hombres39​ y avanzó dentro de Italia, saqueando Nápoles y capturando la ciudad de Roma el 9 de diciembre de 536. Para entonces, Teodato había sido depuesto por su ejército, que eligió al rey Vitiges, comandante de su guardia personal, en su lugar. Éste reunió un gran ejército y asedió Roma entre febrero de 537 y marzo de 538, pero fue incapaz de volver a tomar la ciudad.
Justiniano envió a otro general a Italia, Narsés, pero las tensiones entre Narsés y Belisario dañaron el progreso de la campaña. Milán fue tomada, pero pronto fue recapturada y arrasada por los ostrogodos. Justiniano hizo volver a Narsés en 539, y para entonces la situación militar se había vuelto de nuevo en favor de los bizantinos, y en 540 Belisario alcanzó la capital ostrogoda de Rávena. Ahí recibió el ofrecimiento de los ostrogodos de ser proclamado emperador romano de occidente al mismo tiempo que llegaban al lugar enviados de Justiniano para negociar una paz que situaría la región al norte del río Po en control de los godos. Belisario fingió aceptar la oferta y entró en la ciudad en mayo de 540, para reclamarla en ese momento para el imperio.40​ Entonces fue llamado de vuelta a Constantinopla, en donde acudió con Vitiges y su mujer Matasunta como cautivos.

Guerra con el Imperio sasánida (540-562)[editar]

Dibujo de un medallón en el que se celebra la reconquista de África, c. 535.
Belisario había sido llamado de vuelta a Constantinopla a la vista de una vuelta a las hostilidades con el Imperio sasánida. Tras una revuelta contra el imperio en Armenia a finales de la década de los años 530, y posiblemente motivada por las súplicas de los embajadores ostrogodos, el rey Cosroes I rompió la "Paz Eterna" e invadió el territorio romano en la primavera de 540.41​ Primero saqueó Aleppo y luego Antioquía (en dónde permitió a la guarnición de 6000 hombres abandonar la ciudad),42​ asedió Daras, y después se dirigió a atacar al pequeño, pero estratégicamente significativo reino de Lázica, cerca del mar Negro, obteniendo tributos de las ciudades que iba dejando atrás. Obligó a Justiniano a pagar 5000 libras de oro, más 500 libras anuales adicionales.42
Belisario llegó a Oriente en 541, pero, tras algunos éxitos, fue llamado de nuevo a Constantinopla en 542. Los motivos de su llamada se desconocen, aunque pudo haberse debido a que a la Corte imperial llegaron rumores de deslealtad por su parte.43​ El brote de una grave plaga causó una decaída de las hostilidades en 543. Al año siguiente Costroes derrotó a un ejército bizantino de 30 000 hombres,44​ pero no tuvo éxito en el asedio de la ciudad de Edessa. Ninguna de las partes logró avances, y en 545 se acordó una tregua para la parte sur de la frontera romano-persa. La guerra en Lázica continuó en el norte durante varios años, hasta que se acordó una segunda tregua en 557, que continuaría con el acuerdo de paz de cincuenta años de 562. En el tratado, los persas accedieron a abandonar Lázica a cambio de que el Imperio bizantino abonara un tributo anual de 400 o 500 libras de oro (30 000 solidi).

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