sábado, 21 de octubre de 2017

Culturas antíguas


Los Lidios
Lidia, una de las civilizaciones más importantes de Anatolia, tuvo su época dorada entre 680-547 AC.

Gracias al oro y la plata que fluían en el río Pactolo, mármol y minerales del suelo fértil de la geografía circundante, los lidios gozaban de una vida opulenta, dando forma a las artes y al comercio de la región.

En 1904, Osman Hamdi Bey ordenó a su asistente Gustav Mendel el llevar a cabo la primera expedición arqueológica en Sardes, la capital de Lidia, y sus alrededores. La primera expedición a gran escala fue dirigida por un equipo de la Universidad de Princeton entre 1910 a 1914, y las excavaciones todavía continúan.

LIDIA ANTES DE LOS LIDIOS

Anatolia occidental estaba habitada mucho antes de la llegada de los lidios. Alrededor de 6,000 AC, la gente comenzaba a establecerse en pequeñas aldeas.

La Edad de Bronce temprana, 3,000 - 2,000 AC vio un gran aumento de asentamientos,  tecnología e intercambio a larga distancia. Estas culturas son más conocidas a través de sus objetos funerarios, cerámicas y joyas.

En la última parte de la Edad de Bronce Medio, 1,700 A. C., aparecen en Lidia poblados fortificados más grandes, al igual que en otras partes del oeste de Anatolia. Entre los descubrimientos recientes más importantes en torno al Lago Mármara (Marmara Golu) se encuentra la identificación de una red de ciudadelas fortificadas, una de ellas más grande que la Troya contemporánea.

Durante la Edad de Bronce media y tardía, los habitantes de Lidia estaban en estrecho contacto con los hititas, quienes denominaban esta zona como el País del Río Seha (Bakir Çay en la actualidad), parte de los países de Arzawa. Relieves e inscripciones en estilo hitita, probablemente cincelados por gobernantes locales, fueron tallados en la fachada del paso de Karabel y al pie de Monte Sipylos.

Una catástrofe generalizada entre 1,200 - 1,100 A.C. puso fin a estos asentamientos fortificados, trayendo consigo la caída de la cultura hitita, micénica y otras culturas de la Edad de Bronce.

Los próximos 500 años pueden ser vagamente recordados en los abundantes mitos y leyendas Lidios, como la dinastía Heráclida, que gobernó, según Herodoto, durante 505 años hasta ser derrocada por Gyges alrededor del 680 A.C.

QUIEN ERAN LOS LIDIOS

Los lidios eran un pueblo de Anatolia que habitaba los valles de los ríos Geciz, el pequeño Menderes, el norte del gran Menderes y sus colinas cercanas. Hablaban una lengua indoeuropea, Lidio, y sus tradiciones religiosas y culturales derivan parcialmente de Anatolia, y de la vecina Grecia. Su ciudad principal era Sardes (la actual Sart, cerca de Salihli). En el primer milenio A.C. los lidios poseían un estado monárquico, que se convirtió en una potencia mundial durante más de un siglo, del 680 al 540 A. C., cuando una dinastía de reyes agresivos - empezando por Gyges y terminando con Creso - creó un imperio en el oeste de Anatolia. Mantuvieron relaciones diplomáticas con Asiria, Babilonia, Egipto y los estados griegos, y pelearon con los medos y los persas.

Los escritores griegos acreditaron a los lidios la invención de la moneda y emisión de las primeras monedas de oro y de plata.

El Imperio Lidio y la independencia Lidia finalizaron alrededor de 540 A.C., cuando el ejército del rey Creso de Lidia fue derrotado y Sardes fue sitiada y tomada por el ejército del rey Ciro de Persia.



En Lidia, los contemporáneos de Jeremías idearon algo para simplificar el comercio: usar monedas con un peso determinado que se garantizaba grabándoles un sello oficial. Las primeras monedas lidias estaban hechas con una mezcla natural de oro y plata llamada electro. Cuando Creso ascendió al trono, sustituyó estas monedas por otras de oro y plata de pureza casi total. Los lidios inventaron también un sistema monetario bimetálico en el que doce monedas de plata igualaban a una de oro. Pero este sistema se vio amenazado cuando se falsificaron monedas mezclando el oro con un metal inferior. Así pues, los comerciantes necesitaban un método sencillo para comprobar la pureza del oro.
Los lidios descubrieron que una clase de piedra negra de aquel lugar llamada lidita podía resolver el problema. Cuando se frotaba una moneda sobre esta piedra lisa, ligeramente abrasiva, se producía una marca. Entonces se comparaba el color de la marca con el color de las marcas dejadas por otras piezas cuyo contenido de oro ya se conocía. De este modo se determinaba la proporción de oro de la moneda. El descubrimiento de este método —la prueba con la piedra de toque— hizo confiable el uso de las monedas. Ahora bien, ¿cómo nos ayuda todo esto a entender mejor la Biblia?
Piedras de toque simbólicas en la Biblia
A medida que la prueba con la piedra de toque se convirtió en una práctica habitual entre los mercaderes, la expresión piedra de toque llegó a significar método de prueba. En griego, el idioma en que se escribió parte de la Biblia, dicha expresión también definía el tormento que sufrían los hombres sometidos a tortura.
Y puesto que los prisioneros eran torturados por los carceleros, a estos últimos también se les aplicaba una palabra derivada del término griego para piedra de toque. Con este sentido, la Biblia recoge la ilustración de Jesús en la que un esclavo ingrato fue entregado a manos de “los carceleros” o, como dicen algunas versiones, “los torturadores” o “atormentadores” (Mateo 18:34Nácar-Colunga; Serafín de Ausejo [1976]; Scío de San Miguel). Respecto a este versículo, The International Standard Bible Encyclopaedia comenta: “Probablemente el mismo encarcelamiento se consideraba un ‘tormento’ (y sin duda lo era), y los ‘atormentadores’ no eran otros sino los carceleros”. Esto nos ayuda a explicar un enigmático texto bíblico.
Se resuelve el enigma
El destino final de Satanás ha intrigado por mucho tiempo a los lectores sinceros de la Biblia. En Revelación (Apocalipsis) 20:10 leemos: “El Diablo [...] fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás”. Sin duda, el que Jehová condene a alguien a una vida de tormento eterno es contrario a su amor y su justicia (Jeremías 7:31). Además, la Biblia presenta la vida eterna como una dádiva y no como un castigo (Romanos 6:23). Está claro, pues, que Revelación 20:10 está escrito con un lenguaje simbólico. Por lo tanto, la bestia salvaje y el lago de fuego son metafóricos (Revelación 13:2; 20:14). Entonces, ¿será también simbólico el tormento? ¿Qué podría significar este término?
Como hemos visto, la palabra griega para tormento, que se deriva de la correspondiente para piedra de toque, puede referirse al tormento de estar en prisión. Así que el tormento eterno de Satanás tal vez se refiera al hecho de que sea custodiado bajo llave para siempre en la más segura de las prisiones: la mismísima muerte.
La prueba que se realizaba con la lidita, o piedra de toque, nos ayuda a comprender algo más sobre el tormento eterno de Satanás, algo que armoniza con el amor de Dios. En algunos idiomas, una piedra de toque es una norma para verificar las cosas. Por ejemplo, en español, piedra de toque se define como “lo que sirve para comprobar o confirmar la cualidad o la eficacia de una cosa”. Por lo tanto, el tormento eterno de Satanás indica que su juicio servirá como piedra de toque que podría utilizarse si en algún momento futuro se suscitara otra rebelión contra Jehová. Nunca más habrá necesidad de someter a prueba un desafío a su soberanía durante un período prolongado para demostrar que los rebeldes no tienen razón.
Al comprender por qué los comerciantes de todas partes adoptaron la prueba con la piedra de toque y entender las expresiones figuradas a las que dicha práctica dio origen, podemos determinar lo que le ocurrirá a Satanás. Por toda la eternidad, su destino servirá de piedra de toque judicial, dejando bien claro que Dios ya nunca tendrá por qué tolerar ninguna clase de rebelión (Romanos 8:20).

Los lidios

Artemisa con una joven
Época: GriegosPersas
Inicio: Año 500 A. C.
Fin: Año 400 D.C.

Antecedente:
Causas y antecedentes

(C) ARTEHISTORIA


Comentario
Como consecuencia tardía de la desaparición del imperio hitita, en Asia Menor se producen diferentes movimientos y conflictos, con la presencia de cimerios y escitas, hasta que en el siglo VII parece definirse la formación de un reino lidio. Las tradiciones le atribuyen desde el primer momento una gran riqueza, que caracterizaría al rey Giges, fundador de la dinastía de los Mérmnadas, en conflicto con Candaules. Antes, el rey Midas ha dado ocasión, en Frigia, con su riqueza al nacimiento de la leyenda del que transforma en oro cuanto toca. La tradición atribuye a Lidia el origen de la moneda y de la tiranía griegas, dos rasgos característicos de la evolución del arcaísmo hacia formas productivas y sistemas políticos coherentes, capaces de estructurar una nueva sociedad.
Creso, a mediados del siglo VI, igualmente famoso por su riqueza, entró en contacto contradictorio con los griegos de las costas de Asia Menor. Desde Giges, los lidios los habían atacado esporádicamente, pero también habían establecido con ellos relaciones de colaboración que favorecieron en gran medida los contactos de las ciudades griegas con oriente, promotores de su prosperidad económica y desarrollo científico y cultural. Creso fue el primero que, según Heródoto, se dedicó a conquistar ciudades. Su modo de intervención fue el de la imposición de tributos, sin que parezca haber interferencias de tipo político. Posiblemente, los gobernantes de las ciudades, aristocracias o tiranías, se acomodaban al sistema tributario a cambio de la estabilidad que los lidios podían proporcionar a su propio dominio.
Creso, por otro lado, experimentó un fuerte proceso de helenización que facilitaba en lo ideológico las relaciones creadas. Creso consultaba el oráculo
de Delfos, buscaba la alianza con Esparta y, en un diálogo ficticio, Heródoto lo convierte, frente a Solón, en el personaje alternativo al sabio moderado, el rey que aspira a la riqueza y se halla satisfecho con lo que considera su felicidad, sin darse cuenta de que, en la mentalidad griega soloniana, tanta felicidad trae consigo de manera inevitable la ruina y la destrucción. Como personaje externo al mundo griego, Creso sirve como modelo del tirano, consciente de su propia felicidad e inconsciente de sus peligros. En efecto, en la época de Creso, que confiaba en poder destruir un gran imperio, el de los persas, lo que hicieron los lidios fue destruir el suyo propio, por la propia iniciativa del rey, confiado en su fuerza y en el oráculo ambiguo de la Pitia délfica, que no especificaba qué gran imperio iba a destruir.
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