San Francisco en éxtasis es una obra de El Greco, realizada en 1600. Se conserva y exhibe en una de las salas del Museo Nacional del Prado en Madrid, España.
Análisis[editar]
Muy probablemente esta obra fue realizada por algún seguidor de El Greco, o bien, por su taller. La iconografía ideada por el cretense para los franciscanos tuvo una notable aceptación y bastantes seguidores. Aquí se representa el momento en que san Francisco de Asís recibe los estigmas de Jesucristo. Es una obra carente de iluminación, aunque de muy buena factura.
San Ildefonso es una obra de El Greco, realizada en 1609durante su último período toledano. Se conserva en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Análisis[editar]
Esta obra procede de la iglesia de San Vicente de Toledo y hacía pareja con el San Pedro. La imagen de este santo, antes de ser reconocida como san Ildefonso, había sido conocida como san Eugenio o san Blas.
El santo presenta una amplia y decorada casulla, mitra obispal, un báculo y un libro abierto. Los ornamentos de la casulla se obtienen a través de fuertes pinceladas de luz y color. La actitud del santo refleja erudición y espiritualidad, como lo exigía la Contrarreforma. Los amplios ropajes impiden ver la anatomía del modelo, como lo hiciera Miguel Ángel.
San Ildefonso es una obra de El Greco, realizada entre 1597 y 1603 durante su último período toledano. Se conserva en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad.
El Greco, por mediación de su hijo, en 1603 consiguió un contrato para realizar cuatro cuadros para la iglesia del antiguo hospital de la Caridad de Illescas (Toledo). Los cuadros corresponden al periodo tardío del pintor.
Análisis[editar]
En 1603 El Greco realizó un contrato para realizar cinco cuadros de la Virgen María para esta iglesia de Illescas. Es probable que este cuadro no estuviera dentro del contrato de 1603, sino que fuera anterior, ya que no se hace mención de él en los documentos. Lo que sí parece bastante claro es que este lienzo se diseñó para estar en el lugar que hoy ocupa. La escena que aquí se representa le sirve a El Greco para enfatizar la figura del santo, patrón de Toledo y un personaje bastante magnificado en esta época por los artistas. Además, intenta relacionar el tema del cuadro con el sitio donde lo va a colocar, ya que según cuenta la tradición, fue san Ildefonso el que trajo a la villa de Illescas la imagen de la Virgen de la Caridad, que él poseía en su oratorio catedral mientras fue arzobispo de Toledo.
El Greco muestra al santo de una manera bastante novedosa, si hasta este momento la escena que más se representaba de la vida de san Ildefonso era la de la imposición de la casulla a manos de la Virgen María, aquí El Greco innova, presentándonos al santo dentro de una escena más íntima e intelectual: sentado en su oratorio de la catedral de Toledo, en actitud de escribir, quizás los tratados en defensa de la virginidadde María que le hicieron tan famoso, y buscando la inspiración en una imagen de la Virgen que él tenía en su oratorio y que probablemente era la Virgen de la Caridad de Illescas. Por tanto, El Greco pone como inspiradora de los tratados de San Ildefonso a la imagen de la Virgen de la Caridad, apoyando el discurso contrarreformista sobre la virginidad de María.
En este cuadro el pintor lleva hasta su tiempo la escena colocando al personaje en un escenario típico del siglo XVI. Destaca la captación del terciopelo rojo de la mesa y la luz intimista que se observa en el cuadro con la utilización de colores muy matizados para acompañar la atmósfera.
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