jueves, 4 de abril de 2019

CUADROS POR ESTILO

EL BARROCO

San Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña es un cuadro barroco de Luca Giordano (1634 – 1705), pintor napolitanodel siglo XVII, que actualmente se encuentra en la iglesia de San Miguel de la villa de Cuéllar (Segovia).

Historia[editar]

Se desconoce la fecha de ejecución de la obra, aunque debió ser encargada entre 1697 y 1701, después de que finalizase la decoración del camarín del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe y la serie de estampas de la Vida de la Virgen que se conservan en el Museo de Historia del Arte de Viena. Se trata por ello de una de sus últimas obras en España, antes de regresar en 1702 a su ciudad natal, donde murió tres años después.
Respecto a su ubicación original, destaca la existencia en Cuéllar del convento de Santa Ana, fundado en 1572 por una hija de Beltrán II de la Cueva y Toledo, tercer duque de Alburquerque, quien desempeñó los cargos de Virrey de Aragón y de Navarra. Es probable que el cuadro fuese encargado por los duques posteriores en la Corte, como pieza central del retablo mayor, casi con toda seguridad renovado en el siglo XVII, aunque no existen noticias documentales al respecto.
El convento fue exclaustrado en 1835 con la Desamortización de Mendizábal, y en 1857 fue vendido. La pintura pasaría entonces a la iglesia de Santa María de la Cuesta, y de allí a la de El Salvador, donde se conservaba en 1872, cuando fue requerida por el Museo de Segovia, considerando que se trataba de una pieza de este último templo, que había sido desamortizado. Tras la negativa de las autoridades civiles y religiosas a enviar la pintura y la posterior aclaración de su procedencia, fue finalmente trasladada a la iglesia de San Miguel, donde se conserva en la actualidad.

Descripción[editar]

La obra representa el momento en que los padres de la Virgen, quienes aparecen en primer plano, conducen de los brazos a la niña al templo para ser consagrada a Dios. Sobre ellos aparece la alegoría del Espíritu Santo, y en primer plano a la izquierda se localiza un ángel que ofrece un cesto de flores a la niña.
Está inspirado en la obra de Rubens sobre la Sagrada Familia, aunque con un aire más clasicista. El cuadro se halla firmado en el ángulo inferior izquierdo, bajo el pie derecho de Santa Ana, en el que figura «Jordanus F.».










San José, carpintero (en francésSaint Joseph charpentier), es una de las pinturas más conocidas del pintor francés Georges de La Tour. Está realizado en óleo sobre lienzo. Se calcula que fue pintado a principios de la década de los años 1640, en 1642 o 1645. Mide 137 cm de alto y 102 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Louvre de París, a donde llegó por la donación Percy Moore Turner, en 1948.
En el cuadro, José de Nazaret trabaja una viga delante del Niño Jesús de Nazaret, que lo ilumina con una vela. José es carpintero de armar o de obra de afuera, esto es, carpintero que hace las armaduras, entramados y demás armazones de madera para los edificios. San José es el patrono de este gremio.
La vigueta que José está serrando se interpreta como una prefiguración de la madera de la cruz en la que morirá Jesús.
Esta pintura muestra el interés de Georges de La Tour en las diversas fuentes de luz. Es una obra de madurez del pintor, plenamente tenebrista. La fuente de luz artificial es explícita, como en el caso de la escuela de Utrecht y en particular de Gerard van Honthorst: una vela.
La fuente de luz modela abruptamente las figuras, mientras que el resto se sume en la oscuridad. Se crean interesantes sombras en la pared del fondo, así como en el traje del Niño y en el suelo, producida esta última por su sandalia. El niño sujeta la vela con una mano, mientras coloca otra delante. Con gran maestría se representan las sombras en la mano derecha de Jesús, así como la forma en que la luz incide en la mano izquierda, haciendo traslúcidos los dedos y filtrándose entre ellos.1
La pintura es casi monocroma. El rostro de José está tratado con trazos gruesos de pintura que evidencian sus arrugas. Una mancha gruesa de pintura consigue representar la barba.
Otra obra de de La Tour similar en temática y estilo es Aparición del ángel a san José (1640, Museo de Bellas Artes, Nantes).










San Juan Bautista es uno de los cuadros emprendidos por Caravaggio sobre la vida de Juan Bautista. Se encuentra en Toledo.
La atribución de esta pintura a Caravaggio está siendo disputada (el candidato alternativo es Bartolomeo Cavarozzi). Se encuentra en el Museo Catedrálico, de Toledo, y John Gash, uno de sus biógrafos, especula que es de sus inicios en la pintura y formó parte de un conjunto para el Hospital de la Consolación. Mancini, primer estudioso de la figura de Caravaggio, menciona esta obra y afirma que Caravaggio «las llevó consigo a su patria», pero una copia quedó en Sevilla, hacia 1593. Varios de los eruditos que han estudiado la obra de Caravaggio ven en esta obra un modelo para sus siguientes trabajos, como San Francisco de Asís en éxtasis y Los músicos. Alfonso Pérez Sánchez, antiguo director del Museo del Prado, define a esta obra como «un bello paisaje típico de Caravaggio». De acuerdo con Pérez Sánchez, esta obra pudo influir en los años sevillanos de Diego Velázquez.1
Peter Robb da por hecho que la pintura es de Caravaggio, y la data cerca de 1598, en la época del mecenazgo de Francesco María del Monte. Según Robb, el modelo es el mismo que en El sacrificio de Isaac de la colección Piasecka Johnson, y ambas obras son de la misma fecha. Pero la autoría de El sacrificio de Isaac también es discutida, por lo que no se resuelve el problema de la autoría. En la pintura, Juan aparece sobre un campo verde, entre cañas y uvas, con un bastón simbolizando su misión y con una oveja a sus pies. Esta representación quedaría como un precedente para futuras obras del mismo estilo.2
Juan Bautista tiene un aspecto más preocupado que el resto de las obras de Caravaggio en esa época. Las hojas bajo el personaje y la vegetación que le rodea se representan con un cuidado casi fotográfico, emulando a Cesto con frutas, de la misma época. Las espinas y la oveja recuerdan a una obra posterior de Caravaggio, La coronación de espinas.
La decisión de Caravaggio de pintar un Juan Bautista joven y no apegado a la tradición pictórica imperante fue un tanto inesperada. Hasta entonces, se le representaba como un niño, acompañado de su madre Isabel, su tía María y su primo Jesús, también niño. Otras veces era pintado como un joven en edad madura, casi adulta, bautizando a Cristo. Tanto Andrea del Sarto como Leonardo da Vinci pintaron el mismo tema, de una forma que prefigura el modelo caravaggista. Esta última opción era la visión particular de Caravaggio sobre el tema, una elección que muchas veces se impondrá a los designios estéticos de su tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario