jueves, 4 de abril de 2019

CUADROS POR ESTILO

EL BARROCO

San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz es un cuadro de Bartolomé Esteban Murillo, pintado al óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 283 x 188 cm. Datado entre los años 1668 al 1669, actualmente se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Historia[editar]

El cuadro forma parte de una serie de pinturas encargadas a Murillo por la Orden de los Capuchinos para la iglesia de su convento en Sevilla. Tales obras, realizadas alrededor de los años 1668 y 1669, debían exaltar los elementos distintivos de la espiritualidad franciscana.
El tema de la obra (Alegoría sobre la renuncia al mundo material de Francisco de Asís para seguir a Jesús.) ya había sido plasmado por otros pintores y entre las todas las versiones, la más celebre era la de Francisco Ribaltarealizada cerca de diez años antes para los capuchinos de Valencia. Por tanto es fácil pensar que fueron los hermanos valencianos, quienes además contribuyeron en la fundación del convento de Sevilla, los que sugirieron a Murillo la reproducción de ese motivo en su tela.

Descripción y características[editar]

La composición simboliza el momento culminante de la vida de San Francisco de Asís, es decir, cuando decide renunciar a todos sus bienes materiales para abrazar la vida religiosa.
Junto a la cruz, dos ángeles sujetan un libro abierto donde se puede leer en latín el pasaje del Evangelio de Lucas (14,33) que dice:
"Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas las cosas que posee no puede ser mi discípulo"
De este modo, el globo sobre el que san Francisco apoya el pie, casi como empujándolo, simboliza el mundo terreno que rechaza y abandona para convertirse en discípulo de Jesús.
La composición es de luz suave y colores cálidos combinando sin estridencias los pardos, azules y verdes con la palidez del cuerpo de Cristo.










San Francisco de Asís con un crucifijo es un cuadro al óleo sobre lienzo atribuido a Francisco Pacheco y conservado en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. La atribución a Pacheco ha sido cuestionada en 2016 por varios historiadores del arte que ven en esta tela una obra del joven Velázquez, alumno de Pacheco.

Atribución[editar]

La atribución a Pacheco ha sido cuestionada por el conservador de la pintura española del museo del Louvre, Guillaume Kientz al que ha seguido Benito Navarrete Prieto para quien «se trata, sin duda de una obra de juventud de Velázquez». Para la directora del museo, María del Valme Muñoz, «es necesario un debate científico» para determinar si se trata de una obra del maestro o del discípulo.

Histórico[editar]

La tela permaneció mucho tiempo en los almacenes del Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fue atribuida primero a Zurbaran y posteriormente, en 1985, a Francisco Pacheco por Enrique Valdivieso y Juan Miguel Serrera. Tras ser restaurada para su exhibición en 2016 en la exposición dedicada a Pacheco en el museo sevillano, Guillaume Kientz apreció en la tela la mano de Velázquez, a quien se la atribuyó al juzgar que posee una «fuerza y [una] inmensa calidad de factura, mucho más allá de las costumbres —y de los medios— de Francisco Pacheco».1
El lienzo habría formado parte de las obras de estudio de Velázquez mientras pasaba sus últimos años como aprendiz en el taller de Francisco Pacheco. El cuadro es buena muestra de los temas tratados por el futuro suegro de Velázquez, quien gozaba de gran prestigio entre el clero y era hombre influyente en los círculos literarios sevillanos reunidos en torno a la nobleza local.2
Otro conocido aprendiz estudiaba por entonces en el taller de Pacheco, en el que había entrado en 1616: Alonso Cano.

Descripción[editar]

San Francisco está representado en pie, de cuerpo entero, en posición de tres cuartos a la derecha, llevando un crucifijo en su mano derecha. Mira al cielo, en un paisaje sombrío y nuboso. En su mano izquierda y en el pecho lleva los estigmas.
La influencia del arte de [F.Pacheco] está, a pesar de todo, tangible e indiscutible. Jamás, sin duda, Velázquez se acercó tanto a su maestro. En la ejecución, a pesar de todo, el naturalismo cálido, la monumentalidad de la figura llenando el espacio, la concepción de los elementos de paisaje, la potencia de los contornos, subrayados y corregidos directamente en la tela, la untuosidad cremosa, densa y compacta del toque, corresponden a la mano del joven prodigio. Los pliegues profundos, el ritmo pesado y sereno de los drapeados evocan inmediatamente el Santo Tomás de Orleans, posterior de unos años. La factura de las manos recuerda a las de los primeros bodegones, en particular los del Ermitage y de la National Gallery; la expresión de la cara aN uncia, por su lado, el San Juan en Patmosdel museo de Londres; el paisaje de fondo, por fin, presenta numerosas similitudes de concepción y de ejecución con los de las primeras composiciones, en particular con La adoración de los Reyes Magosdel museo del Prado.
Guillaume Kientz1


 











San Francisco de Asís en éxtasis es un cuadro de Caravaggio encargado por el cardenal Francesco del Monte, para celebrar su ascensión al alto puesto católico. En esta pintura se muestra al santo tras haber recibido los estigmas de Jesucristo y está siendo cargado por un ángel. Fue tremendamente influenciado por Simone Peterzano, quien le enseñó el tenebrismo realista que puso de manifiesto en este cuadro. No fue muy bien recibido por la crítica cristiana al mostrar a Francisco de Asís en dos momentos que se suponen fueron distintos (su éxtasis y sus estigmas). Pero el pueblo le aclamó como buen cuadro, ya que denotaba dulzura y sentimiento de amor por parte del ángel y de Francisco, respectivamente.














San Francisco de Asís en éxtasis es una obra pictórica del artista español Francisco de Zurbarán pintada hacia 1638 durante el Siglo de Oro Español en el que se representa a san Francisco de Asís durante el estado de arrobamiento místico. Actualmente se encuentra en el Museo Soumaya de la ciudad de México.
Existe otra versión de este cuadro también del pincel de Zurbarán y de la misma época, que comparte muchas características con este, datado entre 1635 y 1690 y que se encuentra en la Galería Nacional de Londres.1​ Asimismo, forma parte de una serie de "Franciscos" pintados por Zurbarán entre 1628 a 1640.

Historia[editar]

Este cuadro data de alrededor de 1638, época por la cual Zurbarán residió en Sevilla mientras pintaba la serie de cuadros dedicados a la virgen de Guadalupe de Cáceres. En 1639 muere su segunda esposa Beatriz de Morales, a lo cual se atribuye una mayor oscuridad en su obra patente a partir de 1640.2
De esta época datan también la mayor parte de los Franciscos pintados por Zurbarán: hincados, de pie y en éxtasis, repartidos por el mundo que comparten características similares. Parece factible que el cuadro haya sido pintado por encargo de una comunidad de frailes menores descalzos.3​ El más similiar a él, el de la National Gallery de Londres, fue parte de la colección de Luis Felipe I de Francia, que fue vendida en subasta en 1853,4​ lo que también parece ser el caso de la versión que actualmente se encuentra en el Soumaya.5

Descripción[editar]

El cuadro muestra al fundador de la orden franciscana bajo la línea iconográfica postridendinta, esto es, en actitud ascética y en cotemplación mística.5​ El cuadro repite elementos usados por Zurbarán en otros Franciscos: el santo en oración, la mirada dirigida al cielo, la cara cubierta y casi velada totalmente con la sombra del capuchón y gran porción del cuerpo en sombras.2
El santo sostiene una cráneo, símbolo tradicional del ascetismo, en las manos entrelazadas y cercano a su pecho. Su hábito se encuentra rasgado en uno de los codos y en la manga para mostrar la pobreza de san Francisco. Como fondo se puede ver una construcción y un paisaje en donde destaca la Giralda o torre de las campanas de la catedral de Sevilla.5

Estilo[editar]

San Francisco en meditación. Versión resguardada en la National Gallery de Londres.
El cuadro es un ejemplo del tenebrismo de Zurbarán heredado de Caravaggio, por lo que hace uso del claroscuro para dar énfasis a la austeridad y misticismo de san Francisco. Dicho tenebrismo es característico de la escuela sevillana de pintura desarrollada durante la época del Barroco.

















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