viernes, 5 de abril de 2019

CUADROS POR ESTILO

EL BARROCO

Sileno ebrio es un cuadro de José de Ribera, «El Españoleto», pintado al óleo sobre lienzo y con unas dimensiones de 185 x 228 cm. Firmado y datado en 1626, actualmente se conserva en el Museo de Capodimonte de Nápoles. Esta composición se hizo famosa desde fecha temprana porque el mismo Ribera la reprodujo en un grabado que alcanzó difusión internacional.

Historia[editar]

Es la pintura firmada y fechada por Ribera más antigua que se conoce1​; se conocen algunas otras obras tempranas con firma, pero ninguna de ellas está fechada y ello dificulta determinar su cronología.
Realizado en Nápoles en 1626, la primera noticia acerca de la propiedad de este lienzo proviene de un célebre mercader y coleccionista nacido en Flandes llamado Gaspare Roomer (1606-1674), quien se estableció en Nápoles y llegó a reunir unos 1.500 cuadros. Sin embargo no fue él quien encargó la obra pues consta que la adquirió al pintor Giacomo de Castro en 1653, casi treinta años después de haberse pintado.
La composición alcanzó fama en fecha temprana pues el mismo Ribera la reprodujo en una estampa al aguafuerte, fechada dos años después, que se considera la obra más lograda y famosa de su labor como grabador. En el grabado Ribera simplificó la escena, eliminando varios elementos, y le dio un ambiente más diáfano al sustituir el murete del fondo por un paisaje. Como es habitual en los grabados reproductivos, la imagen impresa es invertida: Ribera la repitió al derecho en la matriz de cobre, y debido al efecto especular las estampaciones salen al revés. Las estampaciones de Sileno ebrio circularon en fecha temprana por Europa y dieron pie a copias y derivaciones, tanto de la imagen general como de figuras aisladas, realizadas por grabadores de varios países. Se puede citar un aguafuerte del poco conocido Francesco Burani, que reinterpreta el Sileno ebrio de Ribera dándole un tono más caricaturesco [1].
A finales del siglo XVIII, el cuadro de Silenio ebrio forma parte de la colección de la casa Borbón de Nápoles y consecuentemente es expuesta dentro del Museo de Capodimonte.2

Descripción[editar]

Sileno ebrio, por Cesare Fracanzano, c. 1630-1635, Museo del Prado.
La obra, cuyo fondo es un paisaje clásico, está realizada con una pincelada gruesa para las figuras y personajes, mientras que una más sutil, en negro, delimita los contornos ofreciendo un mayor efecto tridimensional.3
Grabado de Sileno ebrio realizado por el propio Ribera en 1628. Ejemplar conservado en el Hermitage de San Petersburgo (Rusia).
La figura central es la de Sileno, leal compañero de Baco y el más borracho, más viejo y más sabio de sus seguidores. Ribera le representa recostado junto a una gran tina de madera (empleada para exprimir la uva en la vendimia) durante un festejo en honor de Baco y en el acto de acercar un recipiente (una concha) a un personaje situado detrás, quien vierte vino de un pellejo que porta sobre su hombro.4​ Sileno se ha acomodado sobre una tela o manta, ahora poco perceptible por el deterioro de su color, y que en origen hubo de ser más clara. Posiblemente se había pintado de azul con azurita, un colorante más delicado y económico que el lapislázuli.[cita requerida] En la derecha del lienzo se ve a Pan con orejas, cuernos y pezuñas de cabra que corona a su hijo Sileno con unas hojas de parra. En torno a Pan, se representan algunos otros objetos típicos del personaje como el cayado, alusivo al pastoreo de ovejas, la tortuga (símbolo de la pereza) y la caracola (símbolo que anuncia la muerte).2
Al otro lado de la tela, en el ángulo inferior izquierdo, una serpiente (símbolo de sabiduría) muerde un pergamino donde aparece la fecha y firma. "Josephus de Ribera, Hispanus, Valentín/ et academicus Romanus faciebat/ partenope 1626".
Arriba, en la esquina de la derecha, se asoma el perfil de una Ninfa a quien Apolo (otros lo identifican con Priapo) mira con deseo. En el lado opuesto, vemos a un joven sátiro sonriente de orejas puntiagudas que alza una copa en su mano y a su espalda un asno que rebuzna; el pormenor más jocoso del cuadro. El asno es un animal asociado a Sileno dado que le lleva encima en el cortejo báquico. Según el experto Alfonso Pérez Sánchez(catálogo exposición Ribera, 1992) la inclusión del burro rebuznando alude a un pasaje mitológico muy concreto: las intenciones sexuales de Príapo con la ninfa Lotis, dormida tras una fiesta báquica. Fue el asno de Sileno quien al rebuznar, impidió tal intentona.
En general Sileno ebrio se trata de una representación mitológica de origen clásico como si fuese una escena de la vida cotidiana, la cual retrata Ribera con una fuerte dosis de ironía y jocosidad, algo que no tiene comparación con ningún otro pintor de aquellos años.










Sir Endymion Porter y Anton van Dyck es un autorretratodel pintor flamenco Anton van Dyck, en el que se representa a sí mismo junto a su protector sir Endymion Porter. Está realizado en óleo sobre tela, en formato oval, y fue pintado hacia el año 1635. Mide 119 cm de alto y 127 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de MadridEspaña.
Este autorretrato es el único de van Dyck en el que el artista se representa con otra persona. Esto demuestra cuán estrecha era la relación con Endymion Porter, al que había conocido en 1620, durante su primer viaje a Londres. Porter era un colaborador del rey y ayudaba al soberano en la adquisición de telas de grandes pintores: había sido comisionado para cerrar la adquisición de la gran colección de arte del duque de Mantua por parte de Carlos I. Y el mismo Porter era un gran apasionado y rico coleccionista de obras de arte. Además de ser amigo de van Dyck, conoció bien a Rubens y Orazio Gentileschi. Cuando van Dyck ejecutó esta tela, tenía cerca de 35 años y Porter 47.
Este retrato doble perteneció a Endymion Porter. Después estuvo en otras colecciones, y llegó al Museo del Prado procedente de la Colección Real, a la que se había incorporado por adquisición de la reina Isabel de Farnesio, en cuyo poder está documentado en el año 1745.
Lo realmente notable de esta pintura, aparte de su rareza al representar a un pintor y su comitente juntos, es que lo hace de manera singular, pues el artista y sir Porter aparecen tratados como iguales. Tan sólo la posición central del noble denota cierta superioridad, ya que van Dyck se muestra con una gran elegancia en sus vestiduras y actitud. Aparte de la amistad y cercanía que unía a los dos personajes, esto es muestra del estatus social ascendente que adquirieron muchos pintores de renombre durante el Barroco.








Susana y los viejos (en italianoSusanna e i vecchioni) es un cuadro al óleo sobre lienzo de 205 cm de alto y 168 cm de ancho realizado en 1649 por la pintora italiana Artemisia Gentileschi. Se conserva en la Galería Morava de BrnoRepública Checa.

La obra[editar]

El lienzo, firmado y datado ofrece un precioso testimonio del último período de la larga carrera artística de Artemisia Gentileschi, la del definitivo establecimiento en Nápoles después del paréntesis londinense.
Es inevitable comparar el cuadro con otro Susana y los viejos, conservado en la colección Schönborn en Pommersfelden, que había representado el exordio artístico de Artemisia, ocurrido poco menos de cuarenta años antes.
Junto a algunas analogías (la postura sentada de la heroína bíblica, su completa desnudez celada a duras penas por un paño blanco, la torsión del busto, el brazo tenso rechazando la indecente proposición de los dos intrusos, el gesto del más anciano que le exige silencio), se nota la evidente diversidad de composición y de estilo.
La escena se haya aquí más amplia, no ocupada sólo por tres figuras, sino abierta sobre un jardín florido que se deja intuir entre las elegantes columnitas de la balaustrada y sobre un lejano paisaje de colinas. Una vasija de peltre, puesto a los pies de Susana, permite a la pintora exhibir, en la ejecución de las asas con grutescos y de los apoyos con garras de leones, su habilidad en la descripción de los detalles.
El cuadro es entonces, bajo muchos perfiles, más cuidado y más en consonancia con el gusto estético que se va afirmando hacia la mitad del siglo XVII. Se observa una atenuación del estilo caravagesco y una menor vivacidad en la paleta hacen la escena menos dramática. Incluso el gesto de rechazo de Susana, con los ojos manierísticamente vueltos al cielo, hacen asumir a la tela un lenguaje que parece más débil y retórico.

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