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Esta poesía forma parte del libro Lira póstuma - Vol. XXI
DESPEDIDA
Para María Guerrero, que los declamó en el Teatro
Odeón, de Buenos Aires, la
noche del 5 de Julio de 1897.Odeón, de Buenos Aires, la
Al partir, justo es que os diga
cómo a mí no ha sido extraña
tierra en que renace España,
por hidalga y por amiga.
Frescos, fragantes y finos,
nutridos de savia ardiente,
hoy acaricia mi frente
los laureles argentinos.
cómo a mí no ha sido extraña
tierra en que renace España,
por hidalga y por amiga.
Frescos, fragantes y finos,
nutridos de savia ardiente,
hoy acaricia mi frente
los laureles argentinos.
Vuestros corazones son
armoniosos y vibrantes
por la sangre de Cervantes,
de Moreto y Calderón.
Y fuera en vosotros mengua
que desdeñarais un día
con vuestra propia hidalguía
vuestra raza y vuestra lengua.
Mas no; lleno de frescor
libre bajo el cielo brilla
el árbol cuya semilla
plantara el Conquistador,
Vine, sí, si vencí yo
la victoria conseguís:
estaré en otro país
pero en otra patria ¡no!
armoniosos y vibrantes
por la sangre de Cervantes,
de Moreto y Calderón.
Y fuera en vosotros mengua
que desdeñarais un día
con vuestra propia hidalguía
vuestra raza y vuestra lengua.
Mas no; lleno de frescor
libre bajo el cielo brilla
el árbol cuya semilla
plantara el Conquistador,
Vine, sí, si vencí yo
la victoria conseguís:
estaré en otro país
pero en otra patria ¡no!
Aquí la musa divina
de Calderón halló rosas;
y tuvo palmas fastuosas
la de Tirso de Molina.
La Niña Boba en Castilla
más afamada no fué,
ni la desventura de
doña Estrella de Sevilla.
Vuestro afecto se aquilata,
y nuestro mental tesoro
se ufana en bajel de oro
sobre el Río de la Plata.
Sabéis honrar las brillantes
máscaras, que mi alma adora,
y a Talía vencedora
coronada de diamantes.
de Calderón halló rosas;
y tuvo palmas fastuosas
la de Tirso de Molina.
La Niña Boba en Castilla
más afamada no fué,
ni la desventura de
doña Estrella de Sevilla.
Vuestro afecto se aquilata,
y nuestro mental tesoro
se ufana en bajel de oro
sobre el Río de la Plata.
Sabéis honrar las brillantes
máscaras, que mi alma adora,
y a Talía vencedora
coronada de diamantes.
Que sois gentiles, es fama;
mas vuestro afecto conquista
a la dama y a la artista
como artista y como dama.
La noble sangre latina
y la lengua castellana
juntan con el alma hispana
la joven alma argentina.
Y, dichosa mensajera,
yo voy a decir a España
que en nuestra cordial campaña
flota una misma bandera.
Mantengamos ese fuego
que caliente ambas naciones...
¡y, hasta luego, corazones
argentinos; hasta luego!
mas vuestro afecto conquista
a la dama y a la artista
como artista y como dama.
La noble sangre latina
y la lengua castellana
juntan con el alma hispana
la joven alma argentina.
Y, dichosa mensajera,
yo voy a decir a España
que en nuestra cordial campaña
flota una misma bandera.
Mantengamos ese fuego
que caliente ambas naciones...
¡y, hasta luego, corazones
argentinos; hasta luego!
Dezir.
(A la manera de Johan de Duenyas.)
REINA Venus, soberana
capitana de deseos y pasiones, en la tempestad humana por ti mama sangre de los corazones. Una copa me dió el sino y en ella bebí tu vino y me embriagué de dolor, pues me hizo experimentar que en el vino del amor hay la amargura del mar.
Dí al olvido turbulento
sentimiento, y hallé un sátiro ladino que dió a mi labio sediento nuevo aliento, nueva copa y nuevo vino. Y al llegar la primavera, en mi roja sangre fiera triple llama fué encendida: yo al flamante amor entrego la vendimia de mi vida bajo pámpanos de fuego. En la fruta misteriosa, ámbar, rosa, su deseo sacia el labio, y en viva rosa se posa, mariposa, beso ardiente o beso sabio. ¡Bien haya el sátiro griego que me ensenó el dulce juego! En el reino de mi aurora no hay ayer, hoy ni mañana; danzo las danzas de ahora con la música pagana.
FFINIDA
Bella a quien la suerte avara
ordenara martirizarme a ternuras, dió una negra perla rara Luzbel para tu diadema de locuras.
Otro Dezir.
Ponte el traje azul que más
conviene a tu rubio encanto. Luego, Mía, te pondrás otro, color de amaranto, y el que rima con tus ojos y aquel de reflejos rojos que a tu blancor sienta tanto. En el obscuro cabello pon las perlas que conquistas; en el columbino cuello pon el collar de amatistas,
y ajorcas en los tobillos
de topacios amarillos y esmeraldas nunca vistas. Un camarín te decoro donde sabrás la lección que dió a Angélica Medoro y a Belkiss dió Salomón; arderá mi sangre loca, y en el vaso de tu boca te sorberé el corazón. Luz de sueño, flor de mito, tu admirable cuerpo canta la gracia de Hermafrodito con lo aéreo de Atalanta; y de tu beldad ambigua la evocada musa antigua su himno de carne levanta. Del ánfora en que está el viejo vino anacreóntico bebe; Febo arruga el entrecejo y Juno arrugarlo debe, mas la joven Venus ríe
y Eros su filtro deslíe
en los cálices de Hebe.
Lay.
(A la manera de Johan de Torres.)
¿Qué pude yo hacer
para merecer la ofrenda de ardor de aquella mujer a quien, como a Ester, maceró el Amor? Intenso licor, perfume y color me hiciera sentir su boca de flor; díle el alma por tan dulce elixir.
Canción.
(A la manera de Valtierra.)
Amor tu ventana enflora
y tu amante esta mañana
preludia por ti una diana
en la lira de la Aurora. Desnuda sale la bella, y del cabello el tesoro pone una nube de oro en la desnudez de estrella: y en la matutina hora de la clara fuente mana la salutación pagana de las náyades a Flora. En el baño al beso incita sobre el cristal de la onda la sonrisa de Gioconda en el rostro de Afrodita; y el cuerpo que la luz dora, adolescente, se hermana con las formas de Diana la celeste cazadora. Y mientras la hermosa juega con el sonoro diamante, más encendido que amante
el fogoso amante llega
a su divina señora.
FFIN
Pan, de su flauta desgrana
un canto que, en la mañana, perla a perla, ríe y llora.
Que el amor no admite cuerdas reflexiones.
(A la manera de Santa Fe.)
Señora, amor es violento,
y cuando nos transfigura nos enciende el pensamiento la locura. No pidas paz a mis brazos que a los tuyos tienen presos: son de guerra mis abrazos y son de incendio mis besos; y sería vano intento el tornar mi mente obscura si me enciende el pensamiento la locura.
Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora, como la tienda del día o el palacio de la aurora. Y al perfume de tu ungüento te persigue mi ventura, y me enciende el pensamiento la locura. Mi gozo tu paladar rico panal conceptúa, como en el santo Cantar: Mel et lac sub lingua tua. La delicia de tu aliento en tan fino vaso apura, y me enciende el pensamiento la locura.
Loor.
(A la manera del mismo.)
¿A qué comparar la pura
arquitectura de tu cuerpo? ¿A una sutil torre de oro y marfil?
¿O de Abril
a la loggia florecida? Luz y vida iluminan lo inferior, y el amor tiene su antorcha encendida. Quiera darme el garzón de Ida la henchida copa, y Juno la oriental pompa del pavón real, su crital Castalia, y yo, apolonida, la dormida cuerda haré cantar por la luz que está dentro de tu cuerpo prendida. La blanca pareja anida adormecida: aves que bajo el corpino ha colocado el dios niño, rosa, armiño, mi mano sabia os convida
a la vida.
Por los boscosos senderos viene Eros a causar la dulce herida.
FFIN
Señora, suelta la brida
y tendida la crin, mi corcel de fuego va; en él llego a tu campaña florida.
Copla Esparça,
(A la manera del mismo.)
¡La gata blanca! En el lecho
maya se encorva, se extiende. Un rojo rubí se enciende sobre los globos del pecho. Los desatados cabellos la divina espalda aroman. Bajo la camisa asoman dos cisnes de negros cuellos
TORNADA LIBRE
Princesa de mis locuras,
que tus cabellos desatas, di, ¿por qué las blancas gatas gustan de sedas obscuras? |
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