La Plaza de toros de Ciudad Real es un coso taurino de segunda categoría construido en 1843, que fue inaugurado el 17 de agosto del mismo año.
Su peculiar composición de ligeros materiales (mampostería, tapial y madera) la dejan a merced de las inclemencias meteorológicas, por lo que ha sufrido numerosos deterioros con sus consiguientes reformas, la más importante, en 1873. Se alza en dos pisos. Tiene 3 puertas (destacando la fachada sur, con los típicos arcos neomudéjares en herradura) y la arena mide 53 metros de diámetro.
La capacidad del coso es de 7.740 espectadores sentados. Se divide en las tradicionales secciones de barrera, contrabarrera, tendido bajo, tendido alto, tribuna y andanada.1
Antes de la construcción del recinto, los espectáculos taurinos se celebraban en la Plaza Mayor de la capital manchega. Los terrenos para la edificación del coso fueron cedidos por la familia Muñoz de Ciudad Real, siendo diseñados sus planos por el arquitecto ciudadrealeño Manuel Gómez. En su construcción se utilizó piedra procedente de la Peña del Pinzón y del Convento del Compás de Santo Domingo.
La Malagueta es la plaza de toros de Málaga (Andalucía, España). Se encuentra situada en la zona que le da su nombre, La Malagueta, en el Distrito Este de Málaga, junto al Paseo de Reding.
Historia
Fue construida en 1874 por Joaquín Rucoba, inaugurándose el 11 de junio de 1876 con toros de la ganadería de Murube que fueron lidiados por Rafael Molina "Lagartijo", Antonio Carmona y Luque "El Gordito", y Manuel Rodríguez "''Desperdicios''".
En 1976 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, coincidiendo con el centenario de su inauguración, y en 1981, Bien de Interés Cultural.
Actualmente pertenece a la Diputación Provincial de Málaga que la subarrienda por concurso público.
Edificio
La Plaza es de estilo neomudéjar, teniendo forma de un hexadecágono. Tras la reforma llevada a cabo en 2010 el coso posee un aforo para 9.0321 espectadores. El ruedo mide 52 metros de diámetro y las instalaciones de la plaza incluyen 4 corrales, 10 chiqueros, caballerizas, corraleta para la prueba de caballos, sala de toreros, enfermería, etc.
En sus dependencias se encuentra ubicado el Museo Taurino Antonio Ordóñez.
Esta plaza, de 1ª categoría, es un recinto taurino de temporada, y entre sus festejos cabe destacar las dos corridas de toros en Semana Santa, que incluyen la denominada "Corrida Picassiana", la "Corrida de la Prensa" que se celebra en el mes de junio por la festividad de los Santos Patronos San Ciriaco y Santa Paula, los festejos durante la Feria de Agosto y la corrida de toros en el mes de septiembre coincidiendo con la festividad de la Patrona malagueña.
La plaza de toros de la Puerta de Alcalá fue durante 125 años la plaza de toros de la ciudad de Madrid, entre 1749 y 1874. Fue sustituida por la plaza de toros de Fuente del Berro, instalación que a su vez sería relevada por la Monumental de las Ventas en 1934.1 2 Tuvo un aforo inicial para 12 000 espectadores y su emplazamiento se corresponde con el espacio que a comienzos del siglo XXI delimitan las calles Claudio Coello y Conde de Aranda, "a 182 metros y 40 cm." de la Puerta de Alcalá.3 Su demolición y desaparición fue provocada por el proyectado "Plan Castro", conocido más tarde como barrio de Salamanca, debido a la implicación en dicho negocio urbanístico del marqués de Salamanca.
Historia
Aunque la lidia de toros es práctica antigua en el contexto geográfico y cultural del Mediterráneo, las primeras corridas de toros con cierta estructura se organizan ya en el siglo XVIII.nota 1 La Plaza Mayor de Madrid aparece desde inicios del siglo XVII en variada documentación gráfica como escenario de este festejo, casi siempre compartiendo el espacio con otras celebraciones, tradiciones y actos públicos de la villa, como los populares autos de fe.
125 años de sangre y arena
En 1737 comenzó a construirse la primera plaza de toros fija, estable y con estructura circular de madera, aunque todavía provisional, que se instaló en el "paraje de Casa Puerta, contiguo al Soto de Luzón, en la Dehesa de la Villa", cerca del río Manzanares.nota 2 Entre 1737 y 1748 funcionaron sucesivamente en Madrid otras tres plazas de toros circulares de madera. Parece indiscutible que el ruedo y anfiteatro de la última de ellas, erigida por la Sala de Alcaldes y activa poco más de un lustro, entre 1743 y 1748, fue aprovechado para la nueva gran plaza de toros.
Un decreto fechado el 8 de octubre de 1754 consigna que la plaza se edificó por mandato de Fernando VI y fue regalada por el monarca a los Reales Hospitales General y de la Pasión, para que la administraran y e invirtieran los beneficios en obras de beneficencia. Un documento del Archivo Histórico Nacional demuestra que se estaba construyendo en marzo de 1749;4 La dirección de la obra se suele atribuir a Ventura Rodriguez y a Fernando Moradillo,5 aunque se han encontrado planos fechados en mayo de 1749, firmados por Juan Bautista Sachetti.6 7
Estructura
La construcción partió de una base de madera en sus tendidos rodeada en su exterior por una base de cal y canto, con una fachada de mampostería enfoscada y sin decoración; ya entrado el siglo XIX, la inestabilidad del graderío de madera provocó que finalmente fuera sustituido por uno de piedra.8
Puede tener interés, por tratarse además de la visión de un madrileño desapasionado del espectáculo taurino, la descripción técnica que mediado el siglo XIX, hizo el cronista Pedro Felipe Monlau:
"Plaza de toros: afuera de la puerta de Alcalá. Labrada de orden del rey -Fernando VI-, para propiedad del hospital general, habiéndose estrenado con gran pompa y lucimiento en 1749. Fue reformada en el reinado de Fernando VII. Es de forma circular, muy sólida, cercada por una pared de cal y canto en toda su circunferencia, que mide unos mil cien piés. En la arena tiene un diámetro de 226 piés; su superficie es por consiguiente de 40.115 piés cuadrados, que es menos de la tercera parte de la Plaza Mayor. Caben cómodamente en ella doce mil espectadores, repartidos en 110 balcones o palcos, debajo de los cuales está la grada cubierta, que se compone de tres órdenes de asientos; al pie de ellos hay otros que se llaman "de delantera"; siguen los "tendidos" (bancos de sillería al descubierto), y terminan las localidades con la "contrabarrera". Contiene además la plaza diferentes departamentos, como enfermería, grandes corrales, cuarto para los facultativos y otras dependencias necesarias.nota 3 (...) Regularmente se dan 24 medias corridas al año, desde marzo o abril a octubre, y siempre los lunes por la tarde. En cada media corrida se lidian seis toros. Los precios de entrada varían desde 4 a 22 reales, según la localidad, comodidad del asiento, y situación de éste al sol o a la sombra. (...) ...el filósofo no ve en este espectáculo sino una lucha entre la inteligencia y el instinto, lucha en definitiva siempre y necesariamente desventajosa para éste, y presenciada por hombres que saben de antemano el desenlace.".9Pedro Felipe Monlau Madrid en la mano (1850)
Distintos viajeros extranjeros de la época coinciden en sus crónicas de viaje y memorias en lo "poco notable de su exterior, con paredes blanqueadas con cal" (Teofilo Gautier en 1840), pero se asombran del interior del circo taurino con "una sensación vivísima de maravilla" (Edmundo de Amicis en 1872). Fue la primera plaza en la que se instituyó el abono como procedimiento de reserva de localidades, en especial en los palcos, y a partir de 1815.10 Con motivo de la boda de Fernando VII con María Amalia de Sajonia en 1819, la plaza se restauró perdiendo parte de su aforo pero ganando en seguridad arquitectónica.3
Corridas en el recuerdo
De entre el inacabable relato de hechos taurinos acontecidos en la plaza de toros de la Puerta de Alcalá, podrían mencionarse, casi al azar y por diferentes motivos, dos de las ocurridas en el año de 1801: el 11 de mayo de 1801, el espada Pepe-Hillo fue cogido y herido de muerte cuando entraba a matar al séptimo toro, "Barbudo". En la grada, el pintor Francisco de Goya, precursor del reporterismo gráfico, tomaba un estremecedor apunte del suceso que luego quedaría inmortalizado en el último grabado de su Tauromaquia. Apenas un mes después, el lunes 15 de junio de ese año, el cuarto toro (ganadería salmantina de Vicente Bello), escogió la fuga antes que morir matando y, saltando al tendido encontró el pasillo de la calle, se coló por la Puerta de Alcalá, a esa hora abierta, bajó al Paseo del Prado y lo recorrió sembrando el pánico de damas y petimetres hasta que enfiló por la Carrera de San Jerónimo arriba, torció por la calle del León, anduvo callejeando como un turista por las de Francos, el Niño y Cantarranas, corrió las costanillas de Monjas Trinitarias y Desamparados hasta llegar por la calle de Atocha a la puerta de ese nombre. Y así, salió al campo el toro fugitivo, sin que nadie se atreviera a detenerle; buscó el camino de Vallecas y por las orillas del río Jarama llegó a "la Muñoza", donde días antes había estado pastando con sus compañeros antes de ser llevado a la plaza. Se ve que tomo buena nota del camino de vuelta a la libertad.11
Se considera como última corrida de toros oficial la celebrada a las cinco y media de la tarde del domingo 19 de julio de 1874,12 con toros de Aleas -divisa encarnada y caña- de la ganadería de Colmenar Viejo, siendo el último de ellos el llamado "Descolorido", "bicho retinto oscuro, listón, cornivuelto... que salió con tendencia a la huida... y que saltó tres veces al callejón, una frente al tendido 9 y dos frente al 14"; que recibió varas del Chuchi y banderillas de fuego, "un par de Pastor y dos de Regaterín" y tres estocadas de Frascuelo (que tuvo como espada acompañante a Lagartijo). Aún tras aquella corrida hubo varias novilladas, y según el Boletín de Loterías y Toros, el último festejo taurino ocurrió el domingo 16 de agosto de 1874, a las cinco y media (hora de los toreros), con un cartel variopinto: dos novillos embolados, un toro de la ganadería de Otaola "picado en burros por una mujer y un hombre... Rosa Campos y Javiera Bidaurre clavaron banderillas, y la veterana Martina García intentó matarlo, pero fue cogida y conmocionada..." También se lidiaron dos toros del duque de Veragua y ocho novillos para el público aficionado, capeándose el último con luces de bengala".13 Al día siguiente comenzó el derribo de la plaza de toros de la Puerta de Alcalá, que de este modo le daba la alternativa a la nueva plaza construida junto a la carretera de Aragón, en el enclave madrileño conocido luego como zona de Goya, que funcionaría hasta 1934. 14 Hay noticia de que sólo se conservaron las tablas del perímetro de la barrera, en las que en tardes de gloria se apoyaron diestros como Costillares, Pedro Romero, Pepe-Hillo, Paquiro, el Chiclanero, José Dámaso Rodríguez "Pepete", Cúchares... Las compró Frascuelo para llevárselas a Chinchón, en cuya Plaza Mayor se montaba cada temporada durante muchos años.15
En sus 125 años de existencia se lidiaron 2 548 corridas y se dio muerte a 23 056 toros. Estudiosos o expertos como Francisco López Izquierdo, en honor a su longevidad y a los diestros que en ella torearon, la consideran "la plaza más importante del mundo desde que el toreo existe..."16
Galería de ilustres cronistas
"Entonces, como ahora, los extranjeros motejaban de bárbaras nuestras corridas de toros, que también en aquel tiempo constituían una peculiaridad pintoresca de nuestro país; pero todos desvivíanse por asistir a ellas apenas pisaban el suelo español.17
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Entre los ilustres visitantes extranjeros y españoles que, encabezados por Francisco Goya, narraron, dibujaron o pintaron sus tardes de toros en la plaza de la Puerta de Alcalá, se puede acompañar el nombre del genial artista de Fuendetodos y los antes mencionados, con otros como fueron, por ejemplo: el incansable Antonio Ponz en su Viaje a España (1776); el poeta Alfred de Musset, de cuya visita en 1826 es el sexteto "Ven en la plaza tus picadores/ mil rebocillos provocadores, / mil blancas manos que palmotean / cuando sus toros, embravecidos, / la arena escarban, el lomo arquean, / braman, embisten y huyen heridos".;18 no menos singulares son las quintillas que le dedicó Nicolás Fernández de Moratín en su Fiesta de toros en Madrid.
También visitan la plaza: el hispanista inglés Richard Ford, en el inicio de la década de 1830; los dos Dumas en 1846; y el pintor Edouard Manet, que en una carta a Charles Baudelaire el 14 de septiembre de 1865 escribía: “Uno de los espectáculos más sorprendentes y más terribles que se pueda ver es una corrida de toros. Cuando vuelva, espero plasmar en el lienzo el aspecto brillante, deslumbrador y, al mismo tiempo, dramático de la corrida a la que asistí” (y si es cierto que captó el dramatismo y la luz, se le olvidó en buena medida la arquitectura de la plaza). En esa década de 1860 viajan por España el coleccionista de arte y escritor Charles Davillier y el dibujante Gustave Doré, que reunió una pequeña pero muy interesante "Tauromaquia" en sus visitas a esta plaza y a las de Sevilla y Valencia.
Usos no taurinos
En la joven España republicana de 1873, los radicales intentaron un tercer golpe de estado el 23 de abril, con el mismo objetivo de los dos anteriores, pero esta vez contando con el apoyo de militares conservadores, como el general Pavía capitán general de Madrid, el almirante Topete y el reincidente general Serrano, además de elementos civiles del partido constitucional, encabezados por Práxedes Mateo Sagasta, que también querían evitar la proclamación de la República Federal, porque se esperaba que el gobierno gracias a su "influencia moral" conseguiría la mayoría necesaria en las elecciones a Cortes Constituyentes que estaban convocadas para el mes siguiente. Pero, una vez más, el ministro de la Gobernación, Pi y Margall, que conocía los planes de los golpistas, desbarató la intentona sustituyendo al general Pavía al frente de la Capitanía General de Madrid por el general Hidalgo, y ordenando luego a la Guardia Civil y a la milicia de los "Voluntarios de la República" que atacaran la plaza de toros donde habían concentrado los golpistas a los "Voluntarios de la Libertad", que depusieron las armas tras los primeros disparos.
La Plaza de Toros de Santander, también conocida como Plaza de Toros de Cuatro Caminos, o Coso de Cuatro Caminos, es el coso taurino de la capital de Cantabria, Santander, en España.
Es una plaza de toros de segunda categoría, propiedad del Ayuntamiento de Santander, con un aforo de 10.045 localidades, y está ubicada en la calle Jesús Sainz de la Maza, muy cerca de Cuatro Caminos. En 2013 se produce una reforma que disminuye en 288 las localidades para que el acceso al coso sea mucho más cómodo para los aficionados, pasando a tener un aforo 10.333 a 10.045 localidades, aunque anteriormente ya se habían disminuido sus localidades ya que en el momento de su construcción tenía 11.700 plazas.
En el año 2016, el pleno del Ayuntamiento de Santander decidió suprimir la subvención pública que el consistorio daba anualmente a la plaza. Solo el Partido Popular (que gobierna la ciudad en minoría defendió mantenerla y finalmente perdió la votación y retirándose la ayuda pública, causando un gran debate en la ciudad al alegar, los taurinos, que esa decisión podría poner en peligro el futuro de la plaza. Es la única feria taurina de España cuya financiación es exclusivamente con dinero público y cuya gestión sólo es del Ayuntamiento por medio de la Fundación Plaza de Toros.
Historia
Fue inaugurada el 25 de julio de 1890, coincidiendo con el Día de Santiago, festividad de la ciudad de Santander. Fue construida ese mismo año según proyecto de Alfredo de la Escalera, principalmente con mampostería, hierro, ladrillo y madera para un aforo de 11.700 localidades, casi duplicando el aforo de la vieja plaza que tenía cabida para 6.700 espectadores.
Cuenta con un diámetro de 51 metros. Al igual que la antigua plaza, tiene tendido y dos pisos o gradas. Sobre el superior hay una arcada de estilo neomudéjar sobre la que se aprecian los hierros y las divisas de las ganaderías españolas existentes al momento de construcción del ruedo, excepto una, que fue de inventada por el arquitecto para guardar la simetría y que representa a un cangrejo con una S de Santander.
Los principales festejos celebrados en la plaza, coinciden con las fiestas locales: la Feria de Santiago. Durante esta feria, la celebración suele consistir en diez corridas festejos: seis corridas de toros normales, una Corrida de Beneficencia, una novillada picada, un rejoneo y un festejo mixto. También se convierte anualmente en el lugar de celebración de concursos de recortes, y conciertos musicales varios.
Por el ruedo de la Plaza de Cuatro Caminos han pasado grandes figuras del toreo y el rejoneo, entre los que destacan Juan José Padilla, José Tomás, Morante de la Puebla, Curro Romero, Joselito, El Juli, Enrique Ponce, El Cid, Pablo Hermoso de Mendoza, Perera, Talavante, Víctor Puerto, Sebastián Castella o Francisco Rivera Pérez, "Paquirri", que toreo en esta plaza días antes de su muerte en 1984 en la plaza de Pozoblanco. Entre las principales ganaderías, se encuentran las de Victorino Martín, Jandilla, Torrealta, Juan Pedro Domecq, Fermín Bohórquez o Cebada Gago.
Además el coso acoge el Museo Taurino de la ciudad.
Plazas anteriores
Antes que esta, existieron en Santander dos plazas más: la primera, la de la calle Juan de Alvear, inaugurada en los años 1840; y posteriormente, la de Molnedo, de 1859. Con más anterioridad se hacían corridas en diversas plazas de la ciudad acomodadas para ello.
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